Re: España país de pandereta y genocidio
Queremos una España fraternal, una España laboriosa y trabajadora, donde los parásitos no encuentren acomodo. Una España sin cadenas ni tiranías judaicas, una nación sin marxismo ni comunismo destructores, un Estado para el pueblo, no un pueblo para el Estado. Una España sin bandos políticos en constante guerra, sin preponderancias parlamentarias ni asambleas irresponsables. Queremos una España grande, fuerte y unida, con autoridad, con dirección y con orden.
Generalísimo Francisco Franco
Re: España país de pandereta y genocidio
Ponéis en mis manos a España. Mi mano será firme, mi pulso no temblará y yo procuraré alzar a España al puesto que le corresponde conforme a su Historia y que ocupó en épocas pretéritas.
Una revolución nacional ha cambiado la fisonomía de nuestro país, y en la España Nacional se ha establecido un régimen nuevo, que se basa en principios tradicionales y patrióticos, que son nervio de nuestra Historia, así como en los puros principios del derecho, y hay una garantía efectiva para la sociedad y para las relaciones internacionales de todo orden, reinando con una autoridad efectiva la tranquilidad y el bienestar. En la España roja nada queda de la legalidad pretendida; los extranjeros mandan los ejércitos, la anarquía reina en sus campos y ciudades, ninguna de las leyes fundamentales de la nación está en vigor: no se respeta ni la religión, ni la familia, ni la propiedad, y las organizaciones anarquistas y marxistas asaltan, roban, matan muchas veces con la complicidad del Gobierno.
Como el caballo de Atila, el bolchevismo seca la hierba, y las ciudades sólo son ruinas, cobardemente calcinadas, y los campos son razzia y abandono. Pero nosotros sabremos reedificarlo todo. Si invocamos las grandezas de la España imperial, es porque nos mueven con sus ideales sus empeños de salvación y fundación.
Juventudes
Sois la más fiel expresión de la hidalguía española. Vosotros que no tenéis taras políticas, que estáis totalmente limpios de los pecados que llevaron a España a la situación caótica que sufrimos, seréis los verdaderos regeneradores de la Patria. Vosotros devolveréis a España su grandeza. Por eso, con toda la fuerza de mis pulmones grito con vosotros: ¡Arriba España!
No queremos una España vieja y maleada. Queremos un Estado donde la pura tradición y substancia de aquel pasado ideal español, se encuadre en las formas nuevas, vigorosas y heroicas que las juventudes de hoy y de mañana aportan en este amanecer imperial de nuestro pueblo.
Se recogerán los anhelos de la juventud española, y asistidos por la organización de la Falange Española Tradicionalista y de las J. O. N. S., corresponderemos a los sacrificios de todos, formando la España unida, grande y libre que llevamos en nuestros corazones.
Reconstrucción
Ley de la Historia es que no puede realizarse ninguna empresa de cultura sin que se adelante la proeza de las armas. Pero a esta ley genérica, España ha sabido darle un matiz de característica hermosura, pues nuestros adelantados no han dejado nunca interponer distancia de tiempo entre el triunfo de la guerra y el orden del trabajo en la paz.
Cuando con su Ejército vencedor de la fatiga llega Garay al Río de la Plata, desnuda en el aire la espada y planta luego un árbol en la ganada tierra para que a la sombra de las armas florezcan la primavera y la justicia. Movido por idénticos afanes, al ver que aquí, en el solar de origen, se destruía todo lo que fundaron con esfuerzo nuestros mayores y con la material destrucción de las ciudades la ley civil quedaba hollada por los suelos y todo era desorden y anarquía, el Ejército Español, sacando heroicos arrestos, desnudó su espada, y ya antes de que concluya esta guerra, al apurar las últimas etapas del triunfo, hemos plantado el árbol de la justicia para el pueblo; para un pueblo que, pese a las costosas necesidades bélicas, sin el oro robado y dilapidado por el enemigo, tiene abundancia de pan y exactitud de justicia, porque el Estado en armas vela por él.
Mientras en el frente los soldados luchan y avanzan, en la retaguardia el obrero trabaja, el orden impera, la justicia actúa, la cultura se extiende y la producción, el comercio y la industria se desenvuelven y prosperan. El comercio exterior prosigue, nuestra moneda conserva su crédito, y el índice de la vida no ha sufrido la menor alteración.
España se organiza dentro de un amplio concepto totalitario mediante aquellas instituciones nacionales que aseguren su totalidad, su unidad y continuidad. La implantación de los más severos principios de autoridad que implica este Movimiento no tiene justificación en el carácter militar, sino en la necesidad de un regular funcionamiento de las complejas energías de la Patria.
En la España Nacional vamos a poner en práctica esa política de redención, de justicia, de engrandecimiento que años y años de los más diversos programas vinieron prometiendo, sin cumplir jamás sus promesas; las masas españolas que se rindieron a los fáciles halagos del extremismo izquierdista, del socialismo y del comunismo para acabar explotados y engañados, verán con meridiana luz que es aquí, en la España Nacional, en nuestro régimen, en nuestro sistema, dónde la aplicación de los principios y de las normas auténticamente justos van a tener amplia realización. Yo quiero que mi política tenga el profundo carácter popular que ha tenido siempre en la Historia de la política de la Gran España. Nuestra obra –la mía y la de mi Gobierno- estará orientada hacia una constante preocupación por las clases populares, por esas que se han llamado “clases bajas”, así como por la tristeza de la clase media. La victoria tiene que abrir a todos los españoles una posibilidad de bienestar mayor y de satisfacción más verdadera. Estamos batiéndonos por el pueblo de España; esto no es solamente una frase, sino un propósito que llevo desde el primer día de lucha en el corazón.
Re: España país de pandereta y genocidio
AMOR DE PATRIA
¿Cómo pueden amar a su Patria aquellos que más que como madre se les ofrece como madrastra? ¿Cómo habían de amarla, si además había seres ruines que, matando sus instintos filiales, destruían su espiritualidad al agrandarle sus defectos?
Hemos de despertar en todos los españoles el sentimiento de la Patria, el orgullo de sentirse españoles, creando condiciones de vida para las clases sociales que les permitan apreciar, sin rencores ni dolores, la grandeza política del nuevo Estado.
España es lo suficientemente grande y rica para que todos quepan en su seno y tengan una gran parte en el disfrute de sus bienes.
El oro de vuestras mieses simbólicas y el resplandor de vuestra gloria forma, entre las banderas de sangre de hijos, héroes y mártires de España, la bandera que ondea hoy, la bandera nacional, que es el símbolo de la grandeza geográfica, es el símbolo de la unidad, que ha seguido su ruta, y es la afirmación y garantía de millares de mártires y de héroes, que dice que el separatismo se ha acabado y que aquí no hay más que España, que es lo eterno, lo inmortal; pero no significa sólo esto: significa la hermandad, la liberación de centenares de millares de hermanos nuestros, significa el resurgir de la Patria a la vida de una región próspera, al arrancar del engaño a todos esos modestos campesinos sencillos, a esa caravana de hombres que veíamos cubrir las carreteras y que habían sido arrancados de sus hogares y enviados a cavar trincheras, a empuñar las armas, cavando su propia sepultura y la del separatismo; eso significa la liberación de más de mil prisioneros que esperaban ansiosos cómo los soldados de España llevaban la bandera roja y gualda por entre los montes y bosques, ondeando la enseña que era la enseña de España; significaba ello el triunfo rotundo que se debe al espíritu del soldado español, sufrido, ejemplo y heroico, que asombra al mundo con su gesta; es el resurgir de un pueblo que quiere ser libre, de una nación que pide un puesto, de una raza que dice: esto fuimos y esto seremos.
Ya lucen en Vizcaya las banderas de España, ya marchan por las calles y se escuchan en ellas los himnos nacionales, ya suena nueva música, y el nuevo programa de la España Nacional, programa de justicia social que nunca les cumplieron, y aquellos bravos campesinos, aquellos sencillos aldeanos vascos, aquellos obreros envenenados , abren los ojos y elevan su corazón y lloran porque dicen que estos soldados que cumplen su palabra, estos hombres que conquistan lo que dicen, éstos, no tienen más que una fortaleza y una voluntad, cumplen su palabra, y cuando hablan de justicia social, de hermandad entre los españoles, de la grandeza de la Patria, es porque van a cumplir cuanto manifiestan, porque lo juran ante la sangre de sus hijos, que es la que los mártires de la Religión y de la Causa.
¡¡¡Arriba España!!!
En un ambiente español vigilante, con la inquietud del momento y la superación de cada día, hemos de marchar alegres con nuestros cantos, con nuestros himnos, dando al mundo ejemplo de nuestra potencialidad y espíritu, y con este grito que eleva, porque está manchado con la sangre de nuestras juventudes que se ha expandido por el mundo, este ¡¡¡Arriba España!!!, que es el resurgir de un pueblo; este ¡¡¡Arriba España!!!, que lleva el dinamismo de toda la raza española; este ¡¡¡Arriba España!!!, que no se opone al ¡viva! Contemplativo anterior, sino, al contrario, lo eleva, lo hace mayor, porque hoy es el grito de guerra, el grito de sangre; es el grito de la juventud.
Fuero del trabajo. 9 de Marzo de 1.938.-
Re: España país de pandereta y genocidio
ESPAÑA UNA
Nuestro Movimiento tiene por finalidad suprema sumar todas las buenas voluntades y todas las energías a España. Nuestros brazos están abiertos para todos los españoles. Ofrecemos, y ofreceremos a todos, las posibilidades de participar en la creación de la España de mañana, a excepción, naturalmente, de los jefes que se han hecho cómplices de haber engañado al pueblo, en contra de nuestras aspiraciones, y los criminales comprobados. Esta nueva España será un país de Justicia, de clemencia y de fraternidad.
Somos demasiado prácticos para no darnos cuenta de que la victoria militar no es más que el primer paso, el más difícil. Cuando hayamos triunfado tendremos que consolidar nuestra victoria pacificando a los descontentos y unificando al país.
Nada tienen que temer los que desde un principio no están con nosotros, ni aquellos que, engañados por la propaganda, se pusieron al lado de las hordas rojas y aun llegaron a figurar entre sus filas.
Yo garantizo que serán respetadas las vidas de quienes se entregaron de buena fe a nuestras tropas, y que han de ser los Tribunales de Justicia los que depurarán las responsabilidades de los que hayan llevado a cabo actos de crueldad o hayan cometido crímenes en la sangrienta revolución roja.
Vengan en hora buena a nuestro campo cuantos españoles sean capaces de sentir de buena fe el nuevo Estado, que se ha cansado de ser pequeño y ha de volver de nuevo a su grandeza. Cuenta con una despierta juventud, que cerrará inexorablemente el paso a todo intento intrigante, falaz o mezquino de los que un día la sumieron en el oprobio y en el infortunio.
Si vamos a hacer una España para todos, todos han de sacrificarse por ella y dar de lado a matices y detalles que pudieran hacer rugosas las facetas, que han de ser limpias y relucientes en una nueva España.
Nosotros forjaremos una nueva España para todos y no cerraremos las puertas del Estado a quienes a él se acojan sin reservas ni aviesas intenciones, pues sabemos que de esa gran masa explotada y engañada han de salir un día los más entusiastas defensores de la nueva España.
España triunfará en su anhelo de llevar la felicidad y la unión a todos sus hijos y, sobre todo, a sus trabajadores, dentro del nuevo régimen que hemos instaurado.
En el Aniversario de la Unificación. 19 de Abril de 1.938.
Re: España país de pandereta y genocidio
Junto a las viejas piedras de Salamanca
Españoles:
Hoy hace un año que junto a las viejas piedras de Salamanca, sede guerrera de mi Cuartel general, os dirigí yo la palabra con motivo del Decreto de Unificación, que fundía en una unidad política nacional los valores hasta entonces disgregados de nuestro Movimiento. Hoy vengo otra vez a ponerme en público contacto con vosotros desde estas tierras de Aragón, columna fundamental de la Fe y de la Patria.
El pueblo, con su fino instinto acogió con aplauso aquella medida, comprendiendo lo que significaba para España esta unidad, algo sustancial, como una inquietud de todos los españoles que podía de otra manera desviarse y frustrarse si no se encauzaba, evitando las disgregaciones individuales a que nuestro carácter es tan propenso. La guerra no se hubiera ganado sin una España unidad y disciplina.
El enemigo quiso infiltrarse en nuestra retaguardia
Ante Dios y ante la nación española quisimos entonces dar cima a esta obra unificadora, en aquel momento en que el enemigo, impotente contra la fortaleza y la unidad de nuestros combatientes en el frente derrotaban a las brigadas internacionales con su acopio de tanques y su abundancia de material guerrero de todas clases, puso sus miras en nuestra retaguardia y concibió el atrevido intento de dividirla como un recurso de salvación. Al efecto, envió consignas a nuestra zona, sacó de las cárceles al precio de traición algunos de los presos que allí encerraba, permitiendo la salida a nuestro campo con el compromiso de agitar esta retaguardia.
Consecuencia de ello fue que se multiplicaran los esfuerzos para filtrarse en la vida de nuestras organizaciones. Se intentó sembrar la rivalidad y la división en nuestras filas; se dieron órdenes secretas para producir en ella la ascitud y cansancio; se intentaba minar el prestigio de nuestras más altas jerarquías explotando pequeñas miserias y ambiciones.
A todo ello había que oponer con decisión la unidad política estrecha y fraterna de la España mejor. Así lo hicimos y la guerra del Norte fue terminada con nuestra victoria, y ella produjo como consecuencia podernos emplear en la gran batalla de Teruel, y luego talla del Ebro y más tarde en la del Segre y ahora finalmente en la salida al mar.
Labor realizada
Junto a esta ingente labor de guerra, hemos proseguido nuestras tareas de política interior, promulgando los Estatutos del partido, constituyendo sus órganos nacionales, el Consejo y la Junta política, estableciendo el Gobierno de la nación y el ordenamiento de los Poderes del Estado, reincorporando Vizcaya, Guipúzcoa y Cataluña al régimen administrativo.
En el orden económico, hemos mantenido los precios y realizado una enérgica campaña para la defensa del patrimonio nacional. Al campo español llevamos la ordenación del trigo y del maíz y la concesión de moratorias de deudas a los agricultores.
En materia de protección social se establece la condonación de alquileres, el Servicio Social de la mujer, los servicios e reincorporación al trabajo de los combatientes, el benemérito Cuerpo de Mutilados y el Fuero del Trabajo.
En el orden católico, se acordó la derogación de la ley del matrimonio civil y la suspensión del divorcio.
En lo que a la cultura y al estilo se refiere, establecimos el Instituto de España, con la reorganización de las Reales Academias.
Instituimos la Orden Imperial de las Flechas Negras como máximo galardón, como hemos de instituir seguidamente para el mérito científico la Orden de Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla.
Finalmente, con el yugo y las flechas, la heráldica de los Reyes Católicos ha sido restablecida como escudo de España.
Realidades contra la calumnia
A la obra calumniosa que nuestros enemigos lograban arrojando millones y millones a la voracidad de la Prensa mundial, opusimos nosotros la realidad de nuestras victorias y la sinceridad de nuestra propaganda, y el régimen austero y ejemplar del Gobierno de España.
Así, con paso firme y altivo desprecio a la mentira, hemos ido haciendo luz en el ambiente de Europa.
No abrigamos sentimientos de enemistad hacia otras naciones; luchamos sólo por nuestra civilización, nuestra independencia y nuestra grandeza.
Al hablar otras veces a España y al mundo de nuestra guerra, lo hice siempre con fe segura en nuestro triunfo, la fe que a mí nunca me faltó, pero ahora ya no es sólo la fe: son los hechos ciertos y tangibles.
Un sentimiento de justa indignación
Hemos ganado la guerra; la tiene perdida irremisiblemente el enemigo y ahora ya de nada le sirven las ayudas que le ofrezcan, como no sea para derramar estérilmente más sangre, muchas veces inocente que a esos sus colaboradores no les duele, porque para ellos es cosa ajena, pero a nosotros sí, porque para nosotros es cosa propia. Por eso, sepan quienes aún ayudan a nuestro adversario, que con ello sólo pueden conseguir prolongar muy poco la guerra, al precio tan caro de nuestra sangre. Y quedan con ello advertidos que cada paso que den en ese camino es un obstáculo que levantan en el de nuestras futuras relaciones y que la buena voluntad de los gobernantes para salir del abismo que se abre pueda mañana estrellarse contra el sentimiento de justa indignación de los que luchan en esta santa guerra.
Sépanlo también en su egoísta frialdad esas democracias cristianas, menos cristianas que democracias, que infeccionadas de un liberalismo destructor no aciertan a comprender esta página sublime de la persecución religiosa española, que con sus millares de mártires es la más gloriosa de las que haya padecido la Iglesia y cierren ya de una vez sus oídos a la estupidez y a las infamias de los vascos herejes.
Ni una defección, ni una apostasía, ni una frase de rencor; sólo perdón generoso tuvieron ante la muerte y escribieron páginas indescriptibles de heroísmo y de virtud aquellos santos prelados, sacerdotes y seglares hermanos nuestros en la fe de Cristo que aceptaron serenos; el más brutal de los martirios pidiendo a Dios por sus verdugos.
Proclamamos al mundo nuestra. verdad, y éste no quiso o no pudo oírla, apagadas nuestras voces por el rugido fiero e inhumano de los Frentes Populares, de los agentes comunistas y de los ofuscados demócratas que han ayudado a los rojos de España, no tanto por amor a su causa, cuanto por odio a nuestro pueblo: Frente a nuestras verdades de la guerra y a la verdad de nuestra política social y de nuestra justicia, prevalecieron las falsas apelaciones a la democracia y los toques a rebato de las Internacionales.
El régimen que tantos daños nos produjo
No creemos nosotros en el régimen democrático liberal y son gravísimos los daños que a España ha acarreado; pero no cometeré tampoco la injusticia nunca de identificarlo con el que han practicado las pandillas de criminales y salteadores que vienen presidiendo la destrucción de la España roja y lo hemos prevenido y una vez más lo repetimos hoya los países democráticos, para que un día no se llamen a engañó. -En España el régimen liberal Se murió apenas nacido y con anterioridad a nuestro glorioso Alzamiento ya no quedaban de él ni vestigios. La quema de los conventos conocida desde horas antes por el ministro de la Gobernación, fue una prueba de ello y su epitafio aquella frase incivil de que «Ningún templo valía por la vida de un republicano». En la España roja no se ha practicado nunca el régimen constitucional y siempre los sedicentes Gobiernos caían en brazos de la masonería, fraguando por medio de sus agentes el vil asesinato. del jefe de la oposición parlamentaria y gran patricio José Calvo Sotelo.
Terrorismo y asesinatos sin límites
Después, lo que todos sabéis, de modo tan claro que nadie puede ignorarlo: el asesinato de casi todos los diputados de la oposición; el asalto al domicilio privado, industrias, comercios y Bancos; más de cuatrocientos mil asesinatos cometidos por el solo hecho de que las víctimas creían en Dios y en la Patria, asesinatos casi siempre y ejecutados algunas veces por los mismos hombres del Gobierno rojo; los Tribunales de Salud pública, las Checas oficiales y particulares donde Se preparaban los martirios, el asesinato de numerosos presos indefensos, la destrucción total de los templos, la ausencia absoluta de toda norma jurídica y moral, de toda ley, de todo hecho.
Justicia generosa y justicia implacable
Y a vosotros, enemigos de España, que todavía sacrificáis vidas y esfuerzos en una resistencia doblemente criminal en su esterilidad, parece innecesario que os diga, porque bien lo sabéis, que estáis vencidos. Hora es ya de que las masas que tenéis tiranizadas, sepan que a prolongación de esa resistencia absurda sólo se explica porque la inspiráis en la mejor preparación de vuestra huída. Pero sabed que cada día que pase, cada vida más que sacrifiquéis, cada crimen que cometáis, es una nueva acusación para el día que comparezcáis ante nuestra justicia, que generosa hasta el perdón, ofrecemos a cuantos engañados equivocados, habéis mandado a la lucha, pero que será inflexible para los que criminalmente emplean la sangre y la bravura de nuestra juventud en el camino torpe de la destrucción de España.
Nosotros en esta hora tenemos puesta ya nuestra atención en los días también febriles y heroicos de la reconstrucción de la Patria, de la restauración de la grandeza, que es el objetivo último de la guerra. Nos esperan para todos largas jornadas en las que otra vez el sacrificio: pondrá a prueba el temple heroico y el genio creador de
esta raza.
Los problemas del nuevo Estado
El Estado abordará los grandes problemas que el sacrificio realizado y la guerra exigen: la consolidación de nuestro potente Ejército de tierra, mar y aire, de las industrias indispensables a la guerra, la realización de la gran obra social, proporcionando a nuestras clases medias y trabajadoras condiciones más humanas y justas; resolución de los múltiples problemas que nuestra industria tiene planteados para su resurgimiento; ordenación de la obra cultural con el mejoramiento intelectual, moral y físico de nuestras juventudes; realización de la reforma económica y social de la tierra; restauración de nuestra Marina mercante y de nuestra flota pesquera; los grandes planes de obras públicas, mejora de viviendas, y realización de la en obra sanitaria nacional; atracción del turismo; ordenación de la Prensa: Y con todo ello, la conquista de nuestro prestigio en el mundo.
Ni frivolidad, ni regalo
Para acometer esta gran tarea que a todos hará dignos del esfuerzo de los Caídos, el trabajo, el talento, el sacrificio y la virtud, son instrumentos precisos. La grandeza y la unidad de España no se forjaron en la frivolidad y en el regalo; la vida cómoda, fácil y vacía de años anteriores ya no es posible. Ni han de tener cabida en nuestra España la murmuración y el despecho de las despreciables tertulias que precedieron en casinos y en corrillos a nuestra decadencia, dedicados en la cortedad de su horizonte intelectual y en la escasez de su solvencia a la tarea demoledora y antipatriótica de manchar la honra ajena y socavar los prestigios de personas e instituciones públicas.
Que nadie espere el desvío de nuestros destinos
Tengo sobre mis hombros la responsabilidad del destino de España y si a golpe de victoria la estoy arrancando de las manos de los rojos, nadie espere que a título de esos viejos vicios pueda desviarla del camino trazado.
Espero por ello que cuantos no estén privados de inteligencia comprenderán fácilmente que bastarían unos manotazos para pulverizar esos grupitos de inferior calidad nacional y humana
Los que aún no estén curados de arrastres anteriores, de los malos hábitos de la crítica irresponsable y los sembradores de bulos y desprestigio contra nuestra juventud o contra sus heroísmos o sacrificios cuando ellos ante la Patria no sacrifican nada, ni siquiera su vanidad, ni su ambición, ni las bastardas reservas de Un temperamento rebelde, son los peores enemigos. Son los que quieren llevar la alarma al capital con el fantasma de unas reformas demagógicas, olvidando sin duda que lo que España conserve después de esta prueba lo deberán precisamente al esfuerzo de una juventud heroica; los que hipócritamente mienten hablando de una frialdad religiosa, cuando los españoles cayeron en el martirio del heroísmo por Dios y por la Patria; los que desconocieron y agraviaron el espíritu de servicio nacional de los militares y quisieron disgregarlo de su hermandad con el pueblo, despertando en ellos afanes parciales; los que intentan producir en el frente desvío hacia la retaguardia.
La retaguardia
Y yo, llegado este tema, me pregunto ante vosotros: ¿Quiénes son los que componen la retaguardia? ¿No son acaso los que operan y curan heridos de la guerra? ¿No son los que aquí trabajan para conseguir el funcionamiento exacto de los servicios de guerra? ¿No son los padres, los hermanos y los hijos de los que combaten y de los que mueren en nuestros frentes y los que en la cautividad roja sufren dolores incomparables y rinden sus vidas y sus esperanzas en aras de nuestro ideal? ¿No constituyen todos ellos otro frente decidido de abnegación, de trabajo y aun de ingratitudes para apoyo y sostén de nuestra Causa?
¿Que en ella existen todavía algunas gentes parásitas e insensibles a la guerra y al sacrificio? Es inevitable. Pero estad seguros que ello será en proporción cada vez menor y en tanto existan, sólo desprecio merecen.
Algo que se ignora
Los españoles en general saben todos de las acciones heroicas, de las grandes victorias, de las ciudades y villas conquistadas, de miles de prisioneros y enorme botín de guerra; pero saben poco generalmente de las inquietudes y los desvelos para dotar y sostener el Ejército que lo realiza, de los esfuerzos para ordenar y levantar nuestra economía y nuestra vida civil; de las dificultades e ingratitudes de orden exterior; de las batallas diplomáticas y económicas, del enorme esfuerzo de nuestra industria militar.
Sí españoles la guerra he dicho antes dé ahora que se ganó en el Norte, pero se gana también en nuestra retaguardia, en la fábrica y en los despachos, donde el trabajo y la responsabilidad muchas veces abruma, en el taller y en la oficina, y también en los templos, que de nada hubieran servido nuestros esfuerzos si Dios no nos hubiera prodigado su ayuda en todos los momentos en forma tan evidente y tan tangible. Yo os aseguro que cuando todo esto se analice, que cuando al término dé la guerra sea posible conocer los detalles de esta obra, a la admiración que las victoriosas jornadas producen se unirá esta otra por la obra que el Gobierno realiza en horas, difíciles para la vida de la nación..
Inagotables valores espirituales y materiales
En la prueba más difícil de la historia, España ha acreditado que son inagotables sus reservas espirituales y materiales. Nada m nadie ha podido detener a la España unida en su marcha segura para el recobro de su ser y su destino. Por eso, nuestros enemigos seculares no han de cejar en su intento de destruir la unidad, como lo hicieron aun después del Decreto de Unificación, especulando unas veces con el nombre glorioso de José Antonio, fundador y mártir de la Falange Española, como lo hicieron otras veces animando el despecho de los separatistas vascos vencidos, como lo intentarán hacerlo mañana con los catalanes en derrota a quienes nosotros ganamos para la fe común de España.
Donde haya un descontento, donde una pasión, donde una ingerencia, allí cubiertos de hipocresía, trabajan contra nuestra España gloriosa sus enemigos. Es la lucha desesperada de las fuerzas enemiga contra la coraza de nuestra unidad que conduce por caminos de grandeza a la libertad de España.
Nuestros peores enemigos
Esto es lo que significa nuestro Decreto unificador, y por ello os digo en este día: los que en la España nacional no sientan la unidad, los que la sirvan tibiamente, y no digamos los que directa o indirectamente van contra ella, son servidores de nuestros enemigos, más eficaces que aquellos otros que en los frentes oponen noblemente sus armas a las nuestras.
Con la decisión, con la fe inconmovible que ha presidido nuestras tareas de la guerra, acometemos ya las grandes tareas de la paz. Esta es, españoles, nuestra revolución nacional que algunos mezquinos y rutinarios no saben o no quieren comprender.
Pues bien, yo lanzo desde aquí serenamente la consigna: Revolución Nacional Española. Y digo: ¿Es que un siglo de derrotas y de decadencia no exige, no impone una revolución? Ciertamente que sí; una revolución de sentido español que destruya un siglo de ignominia, que nos produjo nuestros muertos al amparo de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, y de toda la tónica liberalesca que quemaba nuestras iglesias y que destruía nuestra Historia. y mientras en nuestras calles y ciudades y pueblos la multitud inconsciente y engañada gritaba ¡Viva la República! se perdió un Imperio levantado por nuestros mayores en siglos de esfuerzos y heroísmos.
Y mientras nuestros intelectuales especulaban los valores por pseudosabiduría enciclopedista, nuestro desprestigio ante el mundo sufrió el más grande eclipse en el que nuestros artesanos despreciaban la hermandad de nuestra tradición y todo el tesoro espiritual y la nobleza de nuestra tradición. Una revolución antiespañola y extranjerizada nos destruyó todo aquello; otra revolución, española genuina, recoge de nuestras gloriosas tradiciones cuanto tienen de aplicación en el progreso de los tiempos, salvando los principios y doctrinas de nuestros pensadores del tradicionalismo y de nuestras cabezas jóvenes de hoy, y da al mundo una prueba constante de nuestra capacidad creadora con este reciente y magnífico Fuero del Trabajo.
Las tareas de la paz
Con fe honda y segura, repito, no con optimismo ruinoso y bullanguero, emprendemos estas tareas de la paz. Contamos Con la ayuda de todos, pero mucho nos toca poner a todos de nuestra parte imbuídos de un religioso sentido del deber. Hay que sustituir el viejo concepto de la obligación fríamente llevado a las constituciones demoliberales por el nuevo y más exacto de la conciencia del deber, que es servicio, abnegación y heroísmo, no impuesto por imposiciones coercitivas, sino acatando con
la adhesión libre y voluntaria de la conciencia, cuando nuestros actos están impregnados de más puras esencias espirituales.
Imponían las Constituciones la obligación de defender la Patria Con las almas. De nada nos habría servido este precepto formulista en esta magna ocasión si nuestra juventud, consciente conmigo de la amplitud de la empresa que nos cabe el honor de realizar no Se hubiera entregado a ella con el alma henchida de espíritu y sacrificio y con el ímpetu que no pone sólo el cumplimiento de los reg1amentos sino en la obra colectiva que realiza y que pasará a la Historia con el estigma sagrado de
la virtud.
Este sentido del deber ha de alcanzar a todos; pero como ejemplo, como modelo que puede presentarse a la nueva generación, nada tan aleccionador como la conducta de nuestras clases medias, tejido nervioso del organismo de la Patria, que, calladamente, desde su mediocridad económica, nada ha exigido nunca y lo ha dado todo siempre, en especial en esta hora en. que sólo valores espirituales tenía que defender.
Ese sentido del deber ha de ser reforzado de un modo singular por las clases altas, que son depositarias de la tradición, y por los intelectuales con alma y pensamiento español, y los obreros a quienes el proteccionismo del nuevo Estado impone compensaciones de disciplina y servicio
Cómo queremos a España
No queremos a España dominada por un solo grupo, sea este o el otro, ni el de los capitalistas ni el de los proletarios. España es para todos los españoles que la quieran y la sirvan en la disciplina política del Estado; es de los que por su salvación cayeron aquí y allí, y forjaron su historia. Porque es de todos éstos, nadie puede tomara a su exclusivo usufructo,
Pecan y yerran por igual los que animan en torno de nuestra Cruzada a los servidores de privilegios y abusos, y aquellos otros que sólo preocupados por el aplauso fácil, quieren traer soñadas demagogias.
Las palabras de José Antonio
Y a este respecto quiero recordar a las juventudes de la Falange Española Tradicionalista de las J.O.N-S. la honestidad de todos los discursos de José Antonio, aun habiéndolos pronunciado en época en que la oposición al régimen de ignominia daba licitud a la licencia. Nuestro Movimiento restaura para nosotros el orden de la Patria y de la Paz. Quiere para todos los españoles el Pan y la Justicia.
A todos, gratitud
Para esto, a todos, españoles, ahora al dejaros, os pido vuestro concurso y fío el éxito singularmente en los que lucháis y .los que sufrís vuestros deberes por la Patria con la conciencia y el alma limpias. Aunque a muchos no os conozco, a todos os presiento y os envío mi gratitud. Mi saludo a los que constituís la España triunfante, a los combatientes que en las trincheras y en los parapetos en la tierra, en el aire y en el mar luchan victoriosamente en las últimas jornadas de la reconquista, y mi recuerdo también, y con el mío el vuestro a la España cautiva y doliente; a los que viven en las cárceles y en las checas rojas y a los que de allí llegaron padeciendo por la Patria todos los sufrimientos; a los Estados del mundo que reconocieron nuestro derecho, Italia y Alemania, con Albania, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, la Santa Sede, el Japón, el Mandchukui, Hungría y aquellos otros que como el hermano Portugal comprendieron y alentaron nuestra causa, expresamos en este día solemne nuestro reconocimiento. A todos y a ellos repetimos que nuestra lucha significa la salvación de Europa y que en ella aspiramos a vivir días largos de paz, de una paz compatible con el honor de nuestro nombre y la dignidad de nuestra Historia que no podrán arrancamos nunca porque son la base firme e inconmovible de España.
¡Arriba España! ¡Viva España!
Junio de 1938
Re: España país de pandereta y genocidio
Una de las numerosas fosas comunes
Re: España país de pandereta y genocidio
Re: España país de pandereta y genocidio
ESPAÑA GRANDE
En los primeros días de la guerra, cuando carecíamos de todo y nuestra empresa parecía imposible al mundo, a un mundo que no ponderaba con debido rigor las riquezas heroicas de una raza inmortal, yo, desde el otro lado del mar, dije a todos: Fe ciega en el triunfo. La tuvimos. Removimos con ella montañas de dificultades y obstáculos, y hoy la victoria ya es nuestra. Con harta más seguridad digo ahora a la juventud, y con toda ella a toda España, del alma limpia y capaz de vivir al compás de la fecundidad de tantos sacrificios, de tanto dolor y de tanta gloria: Seguridad firmísima en que su fruto cierto y espléndido, que nadie osará dañar, hará de nuestra España Una, Grande y Libre.
Yo os anuncio el patriotismo y la unión de todos los españoles, la unión más íntima en el servicio de la Patria, y proclamo que muy pronto, terminada la guerra y organizada España, estaréis orgullosos de llamaros españoles.
Símbolo y garantía de nuestra Patria es el Ejército. Es la juventud en pie y organizada que no llora ante las ruinas de la riqueza perdida, porque se siente con fuerzas para crearla; que desprecia los bienes materiales, porque lleva en su corazón tesoros de espiritualidad y de grandeza y que consagra su vida a servir el destino de España.
La sorpresa del mundo será dentro de poquísimo tiempo, al ver que España, además de independiente, quedará viva, trabajadora, pujante, rica por sus riquezas naturales, respetada por sus sentimientos pacíficos en el concierto de Naciones y consciente de la misión histórica que le corresponde en el mundo.
Cuando el prestigio de nuestra Nación la haga digna del respeto de las demás Naciones; cuando nuestros barcos potentes y majestuosos paseen de nuevo la enseña de la Patria por los mares; cuando nuestros aviones crucen los aires y al mundo lleven el resurgir de España; cuando los españoles todos alcéis los brazos y elevéis los corazones en homenaje de la Patria; cuando en los hogares españoles no falte el fuego, ni el pan, ni la alegría de la vida, entonces podremos decir a nuestros caídos y a nuestros mártires: vuestra sangre ha sido fecunda, pues de una España en trance de muerte, hemos creado la España que soñasteis, cumpliendo vuestro mandato y haciendo honor a vuestros heroicos sacrificios.
Declaraciones a un periodista. 1 de Enero de 2.004.-
Re: España país de pandereta y genocidio
ESPAÑA LIBRE
El carácter nacional y patriótico de nuestro Movimiento es absolutamente incompatible con la concepción de ninguna hipótesis sobre el suelo de España y sus colonias. Nosotros no vendemos nuestra Patria al extranjero.
No se preocupen las cancillerías del mundo. España se basta a sí misma para defender su territorio. España reivindica hasta la última pulgada de su suelo. España no admite especulaciones con su soberanía.
La nueva España ocupará en el concierto europeo el lugar que ha de corresponderle, o sea una situación muy distinta a la que hace poco ocupaba. Durante muchos años, por causas diversas, se ha preocupado poco de la situación de su país en la Historia, y el principal cuidado de no pocos políticos ha sido evitar que España interviniera en cuestiones internacionales. España, por su Historia y situación geográfica e intereses mundiales, está llamada a intervenir en estas cuestiones, siempre que la afecten de algún modo, y lo hará en adelante en todas las ocasiones.
En el día de la toma de Tarragona. 15 de Enero de 1.939.-
Re: España país de pandereta y genocidio
La paz del caudillo
un pelotón falangista español asesinando rsistentes antifranquistas.
MISERIA: Los españoles vuelven a vendimiar en Francia como en la época de Franco...
si...si...Franco procuró alzar a España a puestos de otras épocas pretéritas.
Mira esto:
MISERIA: Los españoles vuelven a vendimiar en Francia como en la época de Franco...
"Joder... si Franco resucitara vería que el Real Madrid ha ganado la última copa de Europa haciendo trampas como en los años 50...
Que el idioma catalán sigue siendo perseguido...
Que España no pinta nada en el mundo...
Que los españoles se largan a trabajar fuera...
Y que en verano marchan a vendimiar a Francia..."
Re: España país de pandereta y genocidio
Re: MISERIA: Los españoles vuelven a vendimiar en Francia como en la época de Franco...
ya ya pero no me contestas al tema de que paises son democratas de verdad!!!!
Re: MISERIA: Los españoles vuelven a vendimiar en Francia como en la época de Franco...
sobre el tema de franco ni entro ni salgo solo equilibro las cosas que dice vicenteT....franco que murio en una cama del hospital de la paz hace mas de 40 años....uffffff es como si me hablas del capitan velarde....je je
anda respondeme....