O tú o yo. El día 2 de esta semana de no-investidura ha dejado claro que en la política española Mariano Rajoy y Pedro Sánchez operan como el agua y el aceite. Desde la tribuna del Congreso de los Diputados, el líder socialista ha echado en cara este miércoles a los 137 diputados del PP no haber pedido la renuncia de Rajoy por el escándalo de la financiación ilegal de su partido como lo hizo la conservadora Angela Merkel con Helmut Kohl, su mentor político, una figura casi paternal sin el cual la canciller alemana nunca habría llegado a ser una de las mujeres más poderosas del mundo.
Rajoy no se ha dirigido así a los 85 diputados del PSOE, pero desde su entorno y su partido es ésa precisamente la única solución que encuentran para evitar las terceras elecciones: una rebelión interna no ya para que Sánchez cambie del no a la abstención, una causa perdida, sino para que deje de “estar ahí”. Esto es, que sea decapitado como líder del partido que está impidiendo que Rajoy, el más votado por los españoles, forme gobierno. El escenario del posible cambio de voto del PSOE tras las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre se ha desdibujado aún más estos dos días: tras los comicios autonómicos, los populares están convencidos de que el PSOE no convocará además un Comité Federal que avale un cambio de voto. El “comodín” que se guarda es consultar a las bases, que son férreamente contrarias al apoyo a Rajoy.
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Así las cosas, tiene Rajoy apenas un mes por delante para intentar que “todo el mundo que es alguien” en este país contribuya a alimentar el fuego de la discordia en el PSOE. De lo contrario, mantienen desde el PP, Sánchez “no se va a mover porque es la única manera que tiene de mantenerse con vida”.
LA CORRUPCIÓN
“No abuse. Con que me diga que ya no es suficiente no hace falta que intente argumentarlo. Ya lo he entendido. Usted quiere bloquear que salga presidente del Gobierno y tiene que justificarlo de alguna manera”, decía Rajoy a Sánchez después de que el líder socialista desgranara la lista de delitos que se la justicia imputa al PP y afirmara: “¡El Código Penal, señor Rajoy!”. El presidente en funciones desenfundaba su conocida ironía- retranca gallega- para defenderse del duro ataque de Sánchez, que le había vuelto a decir: “Usted no es de fiar”. La bancada popular lo agradecía, pero resaltaba que Rajoy había estado “comedido”. En su entorno alaban la forma “impresionante” en la que preparó su intervención parlamentaria: “Se lo ha currado y se nota”.
Mariano Rajoy se dirige a la bancada socialista en el Congreso.
Mariano Rajoy se dirige a la bancada socialista en el Congreso. Dani Pozo
La corrupción fue la principal justificación del PSOE para oponerse a la investidura de Rajoy. Una corrupción que resaltaba prácticamente toda la Cámara. Rivera, antes látigo de Rajoy (lo llegó a acusar de haber cobrado 343.000 euros en sobresueldos) pasó de puntillas por encima del asunto, e incluso se declaró de acuerdo con Rajoy en que “el más limpio es el que se esfuerza en combatirla”. Pero no se marchó de la tribuna en un día muy difícil para él sin recordar que, a pesar del pacto, tampoco se fía de Rajoy.
El mes largo que tardaron los populares este verano en elevar la presión general contra un Rivera que después del 26-J parecía inamovible es más o menos el mismo del que ahora disponen para que los socialistas aparten a Sánchez de un camino que califican de “suicida”. No obstante, si la operación no funciona y Sánchez consigue mantenerse al frente del PSOE, esta semana no la dan por perdida: desde el PP entienden que los españoles “están hasta el gorro”, y que aún “desde el rabillo” han estado siguiendo lo que ocurre esta semana en el Congreso.
UNA NUEVA CAMPAÑA
Para los populares, esta semana ha podido comenzar una nueva campaña electoral, la tercera en un año, que de nuevo les favorece: Rajoy ha vuelto a demostrar en el hemiciclo que, después de él, “el diluvio”. Mantienen que su figura ha “crecido” frente al Sánchez que bloquea, al Rivera capidisminuido por su acercamiento al PP y al Iglesias “mitinero” al que cuesta imaginar participando en el gobierno de este país.
Pasadas las ocho de la tarde, con el fracaso en primera instancia de Rajoy, se cerró aún otro capítulo de una serie política que dura ya 312 días. Este viernes, nueva votación y el comienzo de otro capítulo de la lucha mariana por la investidura. Al igual que Sánchez, Rajoy no cejará en el empeño. Desde la tribuna, el presidente en funciones compartió así la receta para llegar al podio: “Las grandes batallas se ganan con determinación, ganas y coraje”.