"Fabricar" un nuevo joven ciudadano cuesta mucho, mucho tiempo y muchos costes. Desde la concepción, que es generalmente un mero acto biológico agradable y placentero, comienza una larga cadena de costes y desvelos, para su crianza, educación, formación y cuidados, hasta que llega a la edad en que pasa de "receptor" a "aportador". Si en ese momento, cuando funda su propia nueva familia, adquiere su nuevo domicilio, monta su propio negocio, o se emplea en una empresa, lo hace en UK o en Alemania, son ellos los que se llevan el beneficio sin haber aportado casi nada a los costes.
Hagamos lo que hagamos, en la resolución de la ecuación siempre aparece la "importación de personas" (inmigración).
Si nos dedicamos a "exportar personas ya formadas y educadas", generamos un gap poblacional que sí o sí debemos rellenar, o vamos a directo a un desastre demográfico.
Si por contra, establecemos políticas de fomento del empleo y la fundación de nuevas familias, generamos un "efecto llamada" que impulsa a su vez la inmigración.
Las respuestas políticas de evitación, ante esta situación que viene sí o sí, son pocas. Se pueden intentar medidas "a la cubana", facturándoles a los jóvenes que emigren los costes de su formación y educación. Solo que Cuba es una isla, tienen un régimen político "poco democrático", y no forman parte de una UE. No lo veo muy aplicable. También es previsible una reacción aguda de populismos xenófobos, donde se promuevan políticas de apoyo "solo para nosotros". El problema es quien forma parte de ese "nosotros".
En España-Catalunya, las únicas fuerzas políticas que han analizado bastante el tema, e intentan "cosas", son prioritariamente los de ERC, y también, aunque en menor medida, los Comuns (y algo PODEMOS). El resto, incluida las CUP, no tienen aun muy clara la visión del asunto, y hacen bastante el avestruz. (Supongo que la figura de Anna Cabré y el papel institucional del Centre d'Estudis Demogràfics algo tienen que ver...)
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!