¿Los que votan a Podemos están seguros de lo que votan?
En vez de preguntar podría afirmar: “Los que votan a Podemos están seguro de lo que votan”. Pero me niego rotundamente a creer que ese millón de españoles, y para más señas europeos, deseen una sociedad española similar a la de Venezuela o Cuba. (Y no cito la de Corea del Norte, porque no cabe en mi cabeza que exista un español que envidie una sociedad como esa)
¿Qué la sociedad española de hoy no es un Shangri-La? ¡Desde luego que no! Es que ese tipo de sociedad sólo existe en la mente de James Hilton, autor de la novela “Horizontes perdidos”, en donde recrea más que sociedad, un paraíso terrenal.
Vivimos en Europa, que después de un siglo XX infausto, en el siglo XXI camina hacia el modelo que, desde hace más de doscientos años, es el que impera en el mundo, y en esa ruta camina para formar “Los Estados Unidos de Europa”. ¡Qué bonito suena! ¡Ojalá yo pudiera verlo!
Pero mire usted por donde, grupúsculos de personajes con cataduras impropias de una civilización moderna, con cosas muy raras en las cabezas: por fuera con los pelos como si fueran pedúnculos, y por dentro con ideas arcaicas dicen que no, que se debe volver al pasado, al siglo XX, porque según ellos España tiene una deuda pendiente y que debe pagar, y mientras no la pague no podrá ser libre; por lo tanto está presa de su pasado, estancada en su presente, y maniatada para el futuro.
¿Y quién o quiénes son estos “dioses” que impiden que España camine hacia el futuro?
Son media docena de “iluminados” que han sabido aprovechar el momento de desconcierto o desilusión de ese millón de españolitos, que han creído (seguro de buena fe) que un tal Pablo Iglesias (y media docena de Capillas) les van a conducir cual Moisés, al Paraíso en “donde atan a los perros con longanizas”.
La primera parte del programa (de su programa) ya lo han conseguido, han cambiado el pisito de 80 m2 por el chalé de 600 (con parcela) o el pisito en Zaragoza, por otro en el barrio considerado más noble de Madrid. Mientras sus abnegados asistentes, (la mayoría mileuristas) siguen en el paro (o en el guindo) y con las bocas abiertas, “cual pájaros de la Vega”, esperando que los lleven a “la tierra prometida”.
Y así llevan esperando unos doscientos años, desde que un tal Marx y Engels, les dijeron que tuvieran paciencia, que todo llega; mientras millones de ciudadanos del mundo han fallecido sin ver la “luz del Comunismo”.
Pero los que viven, siguen esperando ver ese maravilloso resplandor. ¿Lo verán algún día o también se morirán sin verlo? Yo les aconsejaría que se dieran una vuelta por Cuba o Venezuela (por Corea del Norte no, que nos les dejarán entrar) a ver si son capaces de captar “esa maravillosa y esplendorosa luminaria”.