Si el TSJC condena a Quim Torra a una
inhabilitación para cargo público, y es ratificada por el Tribunal Supremo, se abriría un escenario político inédito con varias opciones sobre la mesa, que conduciría al vicepresidente autonómico, Pere Aragonés.
1.- Asunción de responsabilidades por el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Desde el momento en que el Tribunal Supremo ratificase la inhabilitación para cargo público -decretada inicialmente por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que ayer dio el «visto para sentencia»- de Quim Torra, presidente autonómico, su lugarteniente en el ejecutivo catalán, Pere Aragonès (ERC), asumiría su sustitución. Así lo establecen los artículos 6.2, 7.1 y 7.3 de la Ley 13/2018, del 5 de noviembre, de la presidencia de la Generalitat y del Gobierno. En paralelo, y automáticamente, se pondría en marcha el primer plazo. Diez días para que el Parlamento de Cataluña eligiera un nuevo presidente de la Generalitat. Si no se consiguiera en ese plazo, empezaría la cuenta atrás del segundo reloj. Dos meses desde la votación del candidato. Y si en dos meses no hubiera fumata blanca, automáticamente se convocarían elecciones -disolviéndose el Parlamento catalán- entre los cuarenta y los sesenta días posteriores al cumplimiento de los dos meses. Por lo tanto, cualquier calendario político depende de la fecha de la resolución judicial del Supremo, posterior a la del TSJC.
2.- Candidato de JpC. Carles Puigdemont, el favorito. Con Aragonès ejerciendo de presidente autonómico interino, será JpC quien propondría el nombre del nuevo candidato a ocupar el Palacio de la Generalitat en la plaza San Jaime de Barcelona, ya que así se acordó entre JpC y ERC al inicio de la legislatura. Este pacto de gobierno sitúa a un miembro de ERC al frente de la Cámara autonómica, Roger Torrent, en este caso, y a un diputado de JpC al frente de la Generalitat. Tras las elecciones de 2017, fueron candidatos: Carles Puigdemont, Jordi Sànchez y Jordi Turull. El primero, fugado de la Justicia española, y los dos siguientes, en prisión preventiva. Los tribunales y la CUP, en distintas decisiones, impidieron que estas propuestas se aprobasen. Según fuentes de JpC, consultadas por ABC, la primera opción tras Torra sería Puigdemont, que todavía mantiene la condición de diputado autonómico. Una decisión que incomoda a ERC, partido que vería bien que los tribunales volvieran a impedir que Puigdemont se convirtiera en un presidente a distancia. En cualquier caso, si no es Puigdemont, el candidato sería alguien de la máxima confianza del fugado en Waterloo (Bélgica) y, obligatoriamente, con acta parlamentaria. ¿Elsa Artadi? ¿Eduard Pujol? ¿Antoni Morral?
3.- Si no hay acuerdo con ERC, elecciones autonómicas. Aunque es poco probable, un desencuentro de JpC y ERC en la figura de quién debería asumir la responsabilidad de presidente de la Generalitat, llevaría automáticamente a la convocatoria de elecciones. Ninguno de los dos partidos que forma el gobierno catalán está por la labor de un nuevo ciclo electoral, pero no solo existen factores de necesidad -la vacante del presidente- en la decisión final. Por medio está la investidura de Pedro Sánchez, con ERC abierta a la abstención y JpC instalado en el «no»; la Generalitat sigue sin presupuestos desde 2017; Torrent está siendo investigado por la Fiscalía, también por posible desobediencia; y, sobre todo, si la decisión del Supremo se alargase hasta finales de 2020, según sus plazos medios, la legislatura habría superado los tres años, un plazo razonable para el adelanto electoral. En esta hipótesis, tras Torra, Aragonès sería el presidente, y a primeros de 2021 los catalanes volverían a las urnas.