Ni caso a ese señor adicto a las yeguas:
La ''''mochila austriaca'''' se lanzó en el país centroeuropeo en 2003 y “sustituyó las indemnizaciones por despido”. Se crearon cuentas individuales de capitalización de cada trabajador, que se nutren de aportaciones de las empresas de una pequeña parte de su salario bruto, dinero que los trabajadores recuperan en caso de despido. En lugar de recibir una indemnización, los afectados tienen acceso al dinero acumulado en su fondo.
Si nunca son despedidos, los trabajadores disponen de esta cantidad ahorrada de cara a su jubilación, como si fuera una especie de fondo de pensiones individual. Estas “cuentas individuales de capitalización”, de hecho, están pensadas para ser gestionadas por fondos públicos o entidades financieras.
Se llama popularmente ''''mochila''' porque es un fondo que va unido al empleado y que le acompaña aunque cambie voluntariamente de trabajo. Es decir, que si lleva cuatro años trabajando en una empresa y le fichan en otra compañía, se lleva el dinero acumulado en su cuenta individual a su nuevo destino.
En caso de despido en esta segunda empresa, el empleado tiene acceso a todo el dinero acumulado en su '''mochila'''' desde que empezó a trabajar, mientras que en otros sistemas no contaría con antigüedad.