-Las preferentes son un punto negro de su paso por la CNMV.
-La gente llevaba firmando ese producto desde 1998 y hasta 2010 nadie protestó. También es verdad que nadie pensaba que un banco pudiera tener pérdidas. El problema surge porque inicialmente el Banco de España concede a estos productos un trato muy favorable y lo considera capital de primera economía. Los bancos, que necesitan recursos propios, encuentran en ellos una herramienta estupenda y la utilizan. Pero después, Europa decide aplicar cambios legislativos, y retira ese trato preferente. Así que a los bancos deja de interesarles porque pagan tipos demasiado altos, así que deciden amortizarlos. ¿Qué pasa? Que siempre se amortizaron a 100, pero ya no valen 100, porque así lo deciden los mercados. Y lo que antes valía 100, ahora vale 60. Es entonces cuando surgen las protestas.
-¿Con razón?
-Los bancos sólidos han comprado a 100, lo que no valía 100, para evitar conflictos y mala imagen. Pero el que no tiene recursos no puede hacerlo, y además el FROB se lo impide, porque como ha metido dinero público, pues tendría que autorizarlo Bruselas, que se niega porque las ayudas de Estado no están para esas operaciones. La única salida es entonces la vía judicial.
-Se engañó a muchos ciudadanos.
-Los habrá que no sabían lo que compraron, pero no tantos como parece. Cuando yo estaba en la CNMV había más de 20.000 millones en preferentes problemáticas, ahora están circunscritas a algo más de 4.000 millones, porque los demás casos se han resuelto. Queda pendiente lo que corresponde a bancos construidos sobre cajas.