Yo estoy convencido de que hay mucha, muchísima gente, que no sabe que tiene PPs y que sigue tan tanquila pensando que su dinero está seguro en un depósito a plazo fijo y con liquidez inmedita -así fue como se nos vendió este maldito producto, ¿no?-, por lo que no se sienten señalados cuando se habla de las PPs. "PPs, PPs, ¿y eso qué es? ¿A qué ingenuos se les habrá ocurrido meter sus ahorros en algo perpetuo? Si es que hay gente para todo". Dirán.
Lo que yo me estoy planteando en este momento es el papelón que van a tener los directores de las sucursales para explicar a sus clientes de toda la vida que aquello que les vendieron como el no va más, ahora es un churro verbenero. Afortunadamente ese no es mi problema -el mío es que puede que pierda un alto porcentaje de mis ahorros-, pero no puedo por menos de preguntarme qué estrategias de marketing van a utilizar para explicarles a todos esos jubilados y a esos clientes supuestamente VIP; si lo fuéramos ya tendríamos nuestro dinero a buen recaudo, que, en el mejor de los casos, no van a poder recuperar sus ahorros hasta dentro de cuatro años y sin ningún tipo de interés.
Tampoco puedo imaginarme las caras de sorpresa y de enfado que van a poner esos afectados. ¿Cómo van a reaccionar cuando les digan que no les van a dar su dinero? ¿Qué van a hacer esas personas que no van a tener liquidez para poder vivir? ¿Hasta dónde va a llegar su monumental cabreo?
Por estas y otras razones estoy convencido de que los empleados, todos, quieren que se nos devuelva nuestro dinero íntegramente. Sería, sin duda, la mejor solución para todos. El problema, creo yo, es que ni BFA ni Bankia lo tiene. ¿A qué, sino, viene tanto desatino? Y ese es el quiz de la cuestión. ¿Está dispuesto el Gobierno a darnos nuestro dinero? ¿Lo tiene acaso? A estas alturas de la película está claro que no, así es que me da a mí que el HR va a ser muy claro: corralito al canto. Con quita o sin ella, pero nada de liquidez. La solución está en Bruselas y en el préstamo a los bancos pero me parece que eso a nosotros no nos conviene lo más mínimo. Los señores de negro no se caracterizan ni por sus obras benéficas ni por su magnanimidad. Más bien al contrario. Los números son los números. Y ahora, desgraciadamente, son todos rojos.
A seguir bien.