Permíteme un matiz a tan sabios consejos, que me parecen acertados como teoria, pero que la práctica demuestra día tras día que no somos perfectos. Seguirlos requiere disciplina de hierro y nadie esta exento de relajarse en algún momento, al igual que ocurre en otros ámbitos, por ejemplo con la normativa de seguridad en el trabajo, que resulta practicamente imposible adaptarse todo el tiempo a sus exaustivas reglas, mira sinó si serías capaz de ceñirte a la involucrada en trabajos de oficina que seguro que te pilla de cerca. También dime si has sido siempre completamente extricto en lo relativo al respeto a las normas de tráfico. Somos humanos y ya nos puede ir la vida en ello que seguiremos pecando una y otra vez de imprudentes.
En el tema inversiones, habrá inumerables situaciones en las que, ya sea por la confianza que te genera la situación particular o simplemente porque aún con todo lo que lo hayas estudiado llegas a un punto de tomar una decisión lesiva para tus intereses y eres inconsciente de ello, porque, no nos engañemos, por mucho que se estudie un asunto uno no está libre de meter el cuezo y sinó que se lo digan a todos esos economistas embriagados de informaciòn que navegaban en la cresta de la ola en los días previos a los craks bursátiles pensando que eso iba a seguir así indefinidamente. Bueno, quizás lo único que no tenían era memoria.
Uno de los aspectos más complicados de seguir es lo de leerse la letra pequeña, es como esperar a que se cierre la puerta del garaje comunitario cuando estás saliendo con el coche. Leer absolutamente todos los detalles legales que se cruzan en tu vida es materialmente imposible. En general el consumidor está a expensas de las fieras y lo que hace es obtener la confianza necesaria para tomar una decisiòn en base a unos imputs que varían de una persona a otra. Unos se basarán en opiniones de su círculo de contactos, otros delegarán en alguien de confianza, otros se creerán autosuficientes y basarán la toma de decisión en sus propias investigaciones. En cualquier caso nadie les garantizará que hayan tomado la decisión adecuada. El Estado es consciente de ello y elabora mecanismos de protección de sus corderos para evitar el abuso despiadado, pero cuando El Estado se corrompe plegado más a los intereses de las fieras que al de los corderos se pueden dar situaciones como la que estamos sufriendo muchos de nosotros.