El mismo cliente que se planta delante de mi mesa diciendo que tiene los 15 puntos antes de saber nada de lo que puedo aconsejarle u ofrecerle me está diciendo dos cosas: que quiere un seguro muy baratito y que lleva muchísimo tiempo bombardeado por propaganda. Si esas mismas campañas hablaran de llevar barba o camisa a cuadros vendría caracterizado y orgullosísimo de ser leñador del Oregón profundo, que 'él siempre lo ha sido'.
No se en otros países, pero en España tocarle el orgullo a un consumidor obligatorio de seguro de automóvil preguntándole si él es buen conductor (¡cuando es el mejor!) y azuzándole con el precio (poco menos que en plan eres idiota si pagas mas, tal como hacen otros sin descaro) es garantía de que su público objetivo no solo se convertirá en cliente sino que además se convertirá en promotor. Es una buena técnica de venta de seguros masa, si solo hay que ver los resultados.
Pero lo que es adecuado para cierto público y ciertos productos de seguro no lo es para otros. Si el único argumento de venta es el precio final da igual el leitmotiv que quieras poner a tu campaña en píldoras de 10, 20 o 30 segundos, el caso es que enganche a tu público por lo mas visceral. Hablar de cláusulas y de los daños a tu patrimonio da muy mal rollo y es largo y aburrido ¿no?