Zurich?? NO!!! GRACIAS
PROBLEMA:
He dado un parte por una puerta de entrada a mi seguro de hogar ZURICH, se supone que el seguro que tengo contratado es del continente de la casa y que eso se refiere a la estructura, incluyendo puertas, ventanas, etc. una tormenta la abrió y se dobló, la respuesta de Zurich fue, que según la medición de la estación meteorología que tenemos de referencia en la zona y que se encuentra de 10 km de mi casa, no se registraron vientos de determinados kilómetros y no podían hacerse cargo del arreglo.
SOLUCIÓN:
La próxima vez que me pase, mirare primero la estación meteorologica de referencia y cuando alcance los vientos y la velocidad que tienen estipulado, llamaré para dar el parte, aunque en mi casa haga un sol de justicia.
SEGUNDO PROBLEMA:
El otro parte (el mismo día) es que tenemos humedades en el salón, me mandan un Perito a casa y en situ, me dice que es CONDENSACIÓN y que eso NO entra en el seguro
SOLUCIÓN:
Ante la impotencia y el olor de la casa, decidimos abrir nosotros mismos el suelo y cual sería nuestra sorpresa al comprobar que teníamos la tubería del desagüe rota por DOS sitios diferentes, menos mal que es una casa y no tenemos vecinos debajo. Desde mi humilde opinión, ante un Perito "profesional", eso no es CONDENSACIÓN.
Llamamos de nuevo al seguro, esta vez se presenta un fontanero, supuestamente para hacerse cargo del arreglo, cuando llegó y vio la avería, nos dijo que eso era cosa de POCEROS, con lo cual, el seguro no se hace cargo.
Han pasado 15 días desde que vino el fontanero a casa y no tengo ninguna noticia del seguro, sé que no se van a hacer cargo del arreglo porque he tenido que llamar yo misma para informarme, a ese teléfono que es de pago y que tardan 15 minutos en contestarte, eso si no te pasan de un departamento a otro, que pueden pasar 35 minutos hasta que una señorita te dice que no se van a hacer cargo de la avería, sencillamente, eso, tampoco entra en el seguro.
Parece que en este sistema que tenemos, las injusticias y los impresentables campan a sus anchas, donde el pez gordo se como al pequeño y que además lo debora con saña, riendose en su propia cara y lo único que puede hacer uno, es, almenos decirlo, para que el que quiera leer e informarse sepa donde se mete.