Estimado Acrasol,
Es un privilegio recibir de tu persona ese epíteto "admirado". Me deja sin aliento y... me emociona. ¡Gracias! Pero he de decirte que no hay nada admirable en este corredorzuelo de provincias. Me limito a hacer lo que toda persona que tiene la responsabilidad de gestionar el patrimonio de los demás debería hacer si tiene dos deditos de frente y una capa de barniz de responsabilidad. Es decir, intento cumplir con lo que se espera que debe ser un mediador. Si uno es admirado por eso debería sobrecogerse del mismo modo que debería acojonar que nos maravillemos de que una manzana sepa a manzana o de que un barco flote y sea capaz de llevar a personas del puerto A al B sin naufragar. Eso es lo normal. Yo solo soy un tipo normalito y así me gustaría que me vierais.
Por otra parte hoy hay una corriente abierta en el seguro que se encamina hacia el low cost. Si low-cost significa "bajo coste" me parece bien siempre que implique ofrecer al cliente lo mismo (en cobertura y calidad) a un menor precio gracias a optimizar los procedimientos y a controlar gastos absurdos o poco alineados con los objetivos del seguro (lease cochazos y sueldos de los CEO, viajes de incentivo de nuevo rico, dietas astronómicas para los miembros del Consejo, edificios suntuosos y sobredimensionados, campañas de imagen poco eficientes, campañas de RSC que poco benefician a la sociedad pero si a algún conocido, etc...). Pero el low cost se está consiguiendo de otro modo: productos de bajo nivel prestacional, con criterios de valoración leoninos o abiertamente lesivos para los intereses del asegurado, con coberturas que rayan el fraude de ley como garantizar libertad de abogado, procurador y costas con 250 €, recurriendo a forfaits y talleres concertados que venden su alma al diablo a cambio de volumen de trabajo, destruyendo los equipos técnicos, centralizando servicios donde ya nadie decide sino ofrece un call center de personal de ETT que apenas sabe lo que es un seguro, o... prescindiendo del perito y dejando que obreros sin conocimientos realicen esa labor fundamental pero a un coste muy inferior y generando ahorros importantes con su impericia.
Yo, desde mi Colegio, estoy intentando abrir un convenio con APCAS para potenciar la figura del perito de parte. Un derecho del asegurado del que nunca es informado por la compañía y que muy pocos mediadores conocen. Eso significa, simple y llanamente, que tengo un gran respeto y aprecio por la labor pericial e intento que el asegurado la incorpore a su cultura aseguradora como una pieza que aporta valor y seguridad a su relación con el asegurador y... con el daño.
Como puedes suponer por lo que vas leyendo de mis aportaciones he tenido peloteras de órdago con bastantes peritos. No trago a los que son "la voz de su amo" ni tampoco a los que hacen "peritaciones creativas" pero especialmente soy duro con los vagos y negligentes que informan en base al condicionado que tienen, no al de aplicación o que determinan (ejemplo real) vetustez en un toldo de cuatro meses ubicado en un ático (8º piso) gracias a dos fotos obtenidas a pie de calle y que aún te discuten con la factura en la mano y fotos hechas con macro. O con aquel soplagaitas que me denegaba un siniestro por viento por falta de datos cuando resultaba que la estación meteorológica había sido destrozada por el viento...
En fin, que como en todo colectivo humano (el de mediadores tiene delito, también) hay de todo. Pero eso no quita que un buen perito es tan fundamental para la equidad en la relación contractual como un buen mediador.
Un abrazo, admirado Acrasol ;)