Muchísimas gracias a ti, Karli.
En nuestro último aniversario estuvimos sopensando ir a la Venta. Pero mi pareja aún no se atreve a dar el paso a las estrellas; ella dice que sólo tienen nombre y que el nombre se paga... a Michelín. Yo no estoy de acuerdo, pero creo que la voy convenciendo y, quién sabe, el próximo aniversario a lo mejor llega a dejarse convencer por las estrellas. Desde luego, no por cualquiera; para eso seguiremos tus recomendaciones. No obstante, fuimos a un restaurante muy bueno (no se puede comparar, por lo que dices, con la Venta), cuyo nombre dejo aquí: La Alameda, en Fuenmayor.
Yo sólo he estado en un restaurante que tiene estrella Michelín: el hostal del Etxaurren, y la verdad es que me encanta. No obstante, he ido a uno que no tiene estrella, pero que me parece el mejor en el que he asentado mis reales: el Túbal, en Tafalla (Navarra). El trato de Atxen y su hijo es exquisito... como exquisitos son los platos que allí se sirven. Si a ello le añades la elegancia del comedor, la comodidad de los asientos, el piano de cola de Atxen y el entorno fabuloso (cerca está Olite)... la experiencia es maravillosa.
Pero quiero dar el salto y probar alguna de esas delicias de las que hablas. Por ahora me he comprado una alcancía y voy a echar allí todas las monedas de 2 euros que lleguen a mi poder. A ver si por lo menos junto para un cubierto. Yo, como tú, prefiero las experiencias personales a los trapos de colores, pero respeto profundamente a quien piense lo contrario.
La verdad es que es una suerte gastronómica vivir por el norte de España (el norte, norte no lo conozco). Y lo dice uno que no es de aquí, sino que es un pegado.
El esquiador no es tal, sino un explorador en busca de un amigo perdido en el Tíbet a causa de un fatal accidente de aviación. Es un canto a la amistad, a la búsqueda continua, a no dar nunca nada por perdido. Un canto a los más altos valores del ser humano. Y sí, el esquiador vive en La Rioja.
Sed felices vosotros también.