Considero que tu pareja tiene una gran parte de razón. Hay que ser justos: No se puede generalizar y decir que todos los "estrellados" reciban el honor de pertenecer al firmamento Michelin porque paguen, pero sí que es cierto, que con algunos sí sales con esa impresión. Me explico.
No siempre todo es como debería de ser. Algunas veces es la ubicación lo que falla, el acceso al restaurante cuyas barreras arquitectónicas olvidan que hay personas que acudirían si pudieran acceder con su silla de ruedas; otras veces peca por el excesivo aprovechamiento del espacio, me molesta profundamente estar sentada a la mesa, charlando amigablemente con mis compañeros y estar escuchando la conversación de las mesas de al lado, casi mejor que la de mi mesa. Para mí es un fallo enorme este detalle.
Otras, falla la carta de vinos, en tu Comunidad no se da el caso fijo, pero no todas las Cdades tienen la suerte de La Rioja, me reitero en que no todos los vinos son buenos en todos los sitios y por mucho que el restaurante se halle en X zona, tienen que tener porque sí un vino de X, si es mediocrillo. De vinos extranjeros, la mayor parte de los locales, escasean. Y vale, no es que necesitemos importar vinos, porque tenemos probablemente los mejores de Europa, pero si me llamo lujoso, tengo que tener un abanico de posibilidades de lujo y lujo consiste también en satisfacer las necesidades de la aplastante mayoría de los clientes.
Ni te imaginas qué ilusión me hizo en Berlín encontrar vinos de La Rioja en una carta...
En otros falla la diversidad en la carta libre. Se empeñan en que sí o sí elijas su menú degustación, que es en lo que más ganan. Te dicen que es por el bien de la estética de la mesa, para que todos los comensales coman lo mismo al mismo tiempo, se guarde un orden o ritmo establecido por ellos. A mí, sin embargo me resulta indiferente que mi marido se esté comiendo un solomillo a la pimienta si a mí lo que me apetece comer son filetes de lenguado a la Meunière...
Otros tienen la manía del exceso de aire acondicionado, que se te corta la digestión, jajaaa; otros exageran con el espectáculo, fuego por aquí, humos por allá, que parece más magia que gastronomía, ;-), y algunos se pasan de preguntones, "¿va todo bien? ¿les está gustando a los señores?" y no te los quitas de encima, jajaaa. Déjame libertad para valorarte cuando a mí me apetezca.
Así que, no todo es oro lo que reluce y no todos los con estrella, son igual de luminosos. De algunos sales con complejo de estrellado, es decir, que te han birlado miserablemente 300€... ¡con lo que cuesta ganarlos! Y sales hasta de mal humor. Pero son los menos, o yo he tenido mucha suerte...
Por otro lado, me resulta terriblemente difícil decir cuál es el mejor restaurante de una ciudad. ¡Imagina cuántos hay en una sola ciudad! Además, ¿de cuántos factores depende esa calificacion? ¿Se considera la opinión de una mayoría de expertos o también de los comensales de a pie como tú y como yo? Porque igual lo que me gusta a mí, a tí te puede parecer demasiado sencillo y/o además con el tiempo van cambiando las circunstancias de tu vida y por ejemplo, antes daba muchísima importancia a una buena carta de vinos y ahora, desgraciadamente, solo las leo para tener una impresión por lo menos, de lo que puede ofrecer ese restaurante, por si la próxima vez puedo invitar a alguien, que sé que va a beber.
Para mí un tres-estrellado tiene que tener carta de aguas también, como la carta de almohadas en un hotel de 5*. Y no todos la tienen. Así que es más que complicado elaborar un ranking con los gustos de cada uno -y acertar con el gusto de todos- y al fin y al cabo, lo que nos importa es la sensación con la que salimos de nuestra comida y no tanto lo que digan los expertos, los profesionales o los críticos.
Creo que es cuestión de ir probando y cuando se encuentra algo que te gusta mucho, si se desea, repetir. El problemón es que hay mucho bueno, y pocas oportunidades de repetir.
En cuanto a Tafalla, me has evocado muy gratos recuerdos de cuando estudié en Navarra, en Pamplona. Tuve un amigo, muy amigo, de Tafalla. En Navarra se come muy bien también. ¡Qué bien se comía en el Josetxo! Y los canutillos de Doña Berenguela, por favor, ¡qué buenos!
Hace muchos años que no voy por allí. ¡La de cosas que habrán cambiado! Gracias por la recomendación del Túbal.
En concreto hay uno cerca de dónde yo vivo ahora mismo, que le sobran todas y cada una de las puntas de su estrella y sin embargo hay uno, que hasta dónde yo sé no tiene estrella alguna, como La Masía de Chencho, en el cuál nos encontramos mucho más a gusto.
En resumen, ni todos los estrellados se merecen tanto premio, galardón o aplauso, ni todos los sin estrella dejan de merecérsela.
Ahora, para llegar a ser considerado el mejor del mundo, es que algo especial tiene y por eso, reitero mi más sincera felicitación al Celler de Can Roca.
Un saludo cordial
Intento ser feliz y hacer felices a los que me rodean, es uno de los lemas de mi vida.
P.D.: Con gafas de cerca he mirado al explorador, ¡claro que es Tintín, que tiene a su inseparable amigo Milú justo detrás! Me gustan mucho sus aventuras, efectivamente Tintín en el Tibet es un canto a la amistad, muy buena descripción.