Joe morgan, yo creo que la eurozona sí que permanecerá como la conocemos. Las cosas podrían cambiar mucho, y entonces mi respuesta sería otra, pero, de momento, todos los pasos que se han dado desde Bruselas han ido encaminados a mantenerla.
Desde mi punto de vista, si los CDS y los diferenciales respecto al bono alemán están tan altos es porque los bancos alemanes y franceses han dejado de comprar deuda de los periféricos y, teniendo en cuenta que son los principales tenedores, si ellos no acuden las subastas, ponen entre la espada y la pared a los gobiernos de estos países, que tendrán que ceder a las presiones de Alemania y hacer las reformas que solicita. Todas las reformas que se piden están encaminadas a que la eurozona se mantenga y sea sostenible a largo plazo, pero cuestan votos, por eso se utiliza al "mercado" para presionar.
Lo explico con cierto detalle aquí:
http://www.rankia.com/blog/optinver/664454-evolucion-cds-paises-perifericos
Respecto a lo de imprimir billetes, coincido contigo, aunque con alguna discrepancia. Si España no estuviera en la zona euro, y pudiera imprimir pesetas y comprar sus propios bonos en el mercado, como hace UK, los CDS (que valoran la posibilidad de que el estado suspenda pagos o haga una quita)estarían más bajos, aunque los tipos nunca hubieran bajado tanto como lo hicieron al entrar en la zona euro, y probablmente el interés pagado por los bonos del estado no sería mucho más bajo del que se paga ahora. Por otro lado, si lo que se cuestiona ahora es la capacidad de administrar bien de los políticos, imagina cuanto se cuestionaría si no estuvieran sometidos al control de la UE. Creo que si, en esta situación, Zapatero y compañía pudieran darle a su antojo a la máquina de imprimir billetes, la cotización de la peseta estaría hundiéndose, los capitales extranjeros huyendo en desbandada y el Wall Street Journal anticipando la vuelta de España al tercer mundo.
Sin embargo la situación sería muy distinta, porque, sin euro, no hubiera habido tipos bajos, la burbuja inmobiliaria habría sido mucho más pequeña, los bancos tendrían menos problemas, se habría invertido menos, la economía habría crecido menos... En definitiva, para bien o para mal, la realidad sería otra bien distinta. Pero es la que es.