Bueno, la Transición fue algo hecho con mala intención, un cambio para que todo siguiera igual, pero, por estas paradojas de la vida, las malas intenciones dan a menudo resultados mejores de lo que se esperaba, a la vez que muchas iniciativas bienintencionadas acaban produciendo resultados nefastos.Don Torcuato diseñó una organización de los poderes del Estado con un sistema electoral que favorecía la formación de mayorías, tendente al bipartidismo, y que daba más peso al voto rural, que es tradicionalmente conservador.En el peor de los escenarios, si se obtenía un resultado indeseado en el Congreso, el Senado, al ser una cámara de representación territorial en la que el voto rural pesa aún más, serviría de veto.En última instancia, si el Senado también llegaba a tener una tendencia indeseada, el veto lo llevaría a cabo el Tribunal Constitucional, que, por el sistema de elección de sus miembros, en el peor de los escenarios la mitad de los magistrados serían conservadores y la mitad progresistas, pero el voto de calidad del Presidente tendría la última palabra.Así que vivimos en una democracia trucada con el potencial de convertirse en una dictadura del presidente del Tribunal Constitucional. ;-)Otra cosa curiosa de la época es que se puede hacer una lectura de muchos artículos de la Constitución como si fuera un partido de fútbol y ver cómo a un gol de la derecha le sucede un gol de la izquierda y a menudo la derecha marca el 2-1. Cuando este resultado no es posible y el partido queda en empate, se recurre a la prórroga: "La ley establecerá, La ley regulará, La ley...".