Predecir cuándo una tendencia se convierte en una burbuja es extremadamente difícil. Muchas se inflan durante años. Algunas nunca explotan y simplemente se estancan, mientras que otras estallan y provocan el caos.
En los últimos días se han publicado algunos datos de la economía americana que están asombrando al mundo. Por un lado, se ha anunciado un crecimiento por encima de cualquier expectativa mientras que el mercado laboral ofrece grandes señales de debilitamiento. Lo que probablemente está sucediendo es que el crecimiento del empleo es menor debido a la inversión y la implementación de la IA (sumado a una menor inmigración).
La inversión de capital en centros de datos y software experimentó un auge en el primer semestre de este año, mientras que el resto de la economía estadounidense creció lentamente. Esto ha suscitado la preocupación de que se esté destinando demasiado capital a la construcción de infraestructura de inteligencia artificial y de que, si este crecimiento de la inversión de capital se desvanece, Estados Unidos caerá rápidamente en recesión.
De hecho, el gasto de capital en equipos y software de procesamiento de información contribuyó más al crecimiento del PIB real en el primer trimestre que el consumo personal, la base de la economía americana (0,96 puntos porcentuales de un crecimiento real anualizado del 1,23%). ¿Cuánto de justificadas son estas preocupaciones?

Los focos están en las “magníficas 7” (Nvidia, Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta y Tesla), que ya representan el 30% del S&P 500 (casi 40% si sumamos a Oracle y Broadcom).
Nvidia a nivel particular ha marcado este año un hito histórico al tener una ponderación superior al 7% de todo el índice, lo que le hace ser la empresa más importante en la historia del selectivo americano de toda la historia superando a Apple en 2023 que también estuvo cerca de esos niveles.
Además, desde enero del 2021 NVIDIA, Microsoft, Apple, Amazon, Google, Meta, Broadcom, Tesla, Berkshire Hathaway, JP Morgan han contribuido al 55% de la subida de capitalización de mercado del S&P 500. Este 2025 se espera un crecimiento de los beneficios de estas compañías del 19%, mientras que de las otras 493 empresas sería de menos de la mitad.
Desde los mínimos alcanzados el pasado mes de abril, las magníficas 7 han subido en bolsa cerca del 50% de su valor, el S&P 500 un 30% y las otras 493 empresas un 20%. Según Cembalest desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, un conjunto de 41 acciones asociadas con la inteligencia artificial ha impulsado el 75% del avance del S&P 500.
Y como vais a ver en la tabla que encontraréis debajo, desde el 10 de marzo del 2023 acumulan una rentabilidad del 223%, algo por debajo de la media de las burbujas que han explotado en el mundo desde el año 1900. Sin embargo, lo que más me llama la atención es que su duración en estos momentos se encuentra exactamente en la media de todas las burbujas anteriores. ¿Será este el momento del pinchazo de la IA?
Personalmente creo que no.
- Los gigantes tecnológicos de hoy producen mucho más dinero que, por ejemplo, los fabricantes de fibra en la década de 1990 (como podéis ver en el gráfico comparado de Cisco y Nvidia).
- OpenAI contaba con aproximadamente 700 millones de personas (el 9% de la población mundial) como usuarios de ChatGPT en agosto, frente a los 500 millones de marzo, mientras que sus ingresos estaban en camino de triplicarse en 2024.
Además, hay al menos tres razones adicionales por las que la IA no parece una burbuja al uso:
- Integración transversal: la IA está en todas las industrias, no en un sector aislado.
- Productividad inmediata: ya ofrece ahorros y eficiencia medibles.
- Apoyo estratégico: gobiernos y bloques económicos la financian como prioridad geopolítica, y justificar sus niveles de deuda.
Por supuesto, hay riesgos: la brecha entre inversión y retornos, el apalancamiento récord en deuda y la carrera de gasto de China que genere más empresas entre las que distribuirse los beneficios. Pero yo creo que la IA no explotará como burbuja clásica, sino que se consolidará como una infraestructura esencial de la economía global.
Como no sabemos finalmente que ocurrirá, diversificar una cartera con oro, plata y bitcoin, pueden ser alternativas muy interesantes.