Aun cuando no es mi tema, o al menos no lo es de este blog, no he podido resistir.
El escándalo de United saca a la luz la peor práctica de todas las aerolíneas
Probablemente todo empezó con un caballero que responde al nombre de Michael O’Leary, que tras ser nombrado Consejero Delegado de la compañía irlandesa Ryanair Limited, allá por 1994 inició el modelo de aerolínea low cost.
Son muchos “los detalles” que permiten “la socialización del viajar en avión”, como es obtener ingresos para la aerolínea al margen del propio billete, que era lo tradicional, la venta a bordo, juegos por Internet, el alquiler de coches y las reservas de hotel para incrementar el dinero ingresado por la venta de billetes de los asientos, incrementos en el precio por la elección de asiento, por no facturar on-line, cobrar por el equipaje, cuando tradicionalmente una maleta de dimensiones determinadas estaba incluida en el precio del billete, eliminar las atenciones a bordo como las comidas o bebidas, o mejor dicho ofrecerlas pero cobrando, etc.
También vender los billetes sin posibilidad de cambio o devolución, utilizar aeropuertos de menor concurrencia de viajeros para un ahorro de tasas y del coste de los servicios.
Sin embargo, y sin ser nada experto en ello, por tanto como mero observador, os emplazo a observar las pistas cuando estamos en la zona de embarque, en algunos aeropuertos es perfectamente visible, si es así, observar la aeronave que nos han asignado, no hablo ya de Ryanair, me refiero a buena parte de las transportistas, determinaremos que esto funciona casi como los autobuses, simplificando: llega el “autobús”, baja el pasaje, los mecánicos revisan el aparato, llenan los tanques, y el nuevo pasaje “pa dendro”, se trata por tanto, insisto en mi modesta opinión, de conseguir que las aeronaves estén el máximo tiempo posible en el aire, no en tierra.
Asimismo la colocación de los asientos y la distancia entre ellos, si uno es alto, corpulento, ni os digo si son las dos cosas, el volar puede convertirse en un suplicio (supongo).
Con este sistema que acabo de denominar “autobús”, el problema es que si una aeronave se retrasa en su aterrizaje, cosa que puede ocurrir por inclemencias del tiempo, o la ya “más o menos habitual (cada x meses) huelga de controladores aéreos franceses”, todo “el invento” se va literalmente al cuerno, y sino preguntemos a los pasajeros de Vueling a principios de verano de 2016
También, por lo que observamos en la última noticia de “sucesos aeroportuarios” a algunos ejecutivos de transportistas aéreas, se les habrá ocurrido que el overbooking es gestionable, claro, todo es gestionable, el problema es que las estadísticas son eso, estadísticas y no garantizan en modo alguno que con tales cálculos se convertirán en realidades, no obstante como por lo que parece “el puteo” al pasajero no es caro, pues nada, el riesgo económico es controlable, el cabreo de dicho pasajero no cuenta en tales estadísticas, para empezar al perjudicado se le da un billete para otro día y todos tan amigos. Si no se conforma, tal perjudicado tiene que reclamar, que si lo hace por vía administrativa en muchos casos obtendrá la respuesta negativa y se verá obligado a exigir sus derechos ante un juzgado, y es improbable que buena parte de los reclamantes se metan “en tal lío”.
En alguno de los foros de este último tema de United Airlines, se comenta que no se entiende que la compañía venda más billetes que asientos, si tales plazas han sido hay cobradas, pues de eso se trata precisamente, de vender más asientos de los que tiene la aeronave, considerando que a efectos estadísticos algunos pasajeros no se presentan, no se les va a reembolsar el billete y tal asiento supondrá unos ingresos superiores a los previstos.
En la parte positiva del asunto hay que decir que en pocos años el volar es realmente barato, te puedes tirar casi 4.000 kilómetros de vuelo de Madrid o Barcelona a Helsinki o Estocolmo, ida y vuelta por menos de 250 €, nos sale a bastante menos de 0,05 € por kilómetro ¿no me diréis que no es muy barato?
A mí lo que realmente me preocupa de todo esto es ¿hasta dónde llegan los recortes del gasto para poder ofrecer estas tarifas?
Alguien me dirá, si tanto sufres no compres billetes de compañías low cost, si así estás más tranquilo paga precios superiores y en paz !!!!!!!. Mucho me temo que no es tan sencillo, simplemente porque no va a depender de nosotros los viajeros, porque si unas cuantas transportistas ofrecen billetes a costes impensables hace unos años, las compañías cuya política empresarial no es el low cost, se ven de alguna forma “contaminadas” por tales ofertas de sus competidores, podrán ofrecer un mejor servicio, mayor comodidad, etc., pero el precio no podrá desviarse de forma sustancial a dichas low cost, con lo cual se ven obligadas a la reducción de costes, para ofrecer unos billetes a precios más o menos competitivos, por tanto estamos otra vez (por la razón que fuere) en recortes del gasto, el asunto está en si son “recortes responsables” o se pueden llegar a cruzar algunas líneas no recomendables ???