Libertad de expresión, de pensamiento y de información en la Civilización Occidental
La libertad de expresión es uno de los pilares más importantes de cualquier sociedad, especialmente en aquellos países que pertenecen a la denominada “civilización occidental", así como un derecho humano básico reconocido en el Derecho Internacional. La libertad de expresión encuentra su base más profunda en el concepto abstracto, pero muy real, de la libertad de pensamiento.
Aunque cueste trabajo creerlo, actualmente en no pocos países no se disfruta de libertad de pensamiento, no digamos ya de libertad de expresión y mucho menos de su extensión más brillante, el derecho a la libertad de información. Países evidentes como Corea del Norte o Cuba, pero también sorpresas muy próximas a nosotros, como Marruecos o el Vaticano.
La protección que actualmente brindan todos los países medianamente civilizados a la libertad de expresión se extiende tanto al contenido como también al formato e incluso a la autoría. Es decir, da igual si el cauce de la expresión es un libro, un medio audiovisual, un blog de internet o incluso una escultura. Y mucho menos importa si el firmante de la obra es una persona real, un perfil anónimo o un pseudónimo, que no es lo mismo que un perfil anónimo, ojo. Los ciudadanos pueden expresarse mediante el uso de pseudónimos, con o sin anonimato, pero en cualquier caso debe quedar claro que la libertad de expresión no es negociable en un país decente como el nuestro.
El derecho a poder opinar amparados en un pseudónimo es básico, en tanto en cuanto se basa en el derecho a la privacidad, otro derecho fundamental en nuestra civilización y cuya violación suele acarrear graves consecuencias. Sobre estas terribles consecuencias de atacar la privacidad de cada cual, consecuencias de tipo judicial y que pueden derivar en la vía penal, hablaremos en el siguiente artículo.
Por tanto, hemos repasado hasta ahora cuatro derechos fundamentales relacionados con la libertad individual: de pensamiento, de expresión, de información y de privacidad. A continuación los relacionaremos con el derecho a expresarse bajo pseudónimo.
Derecho fundamental a la privacidad: El derecho al uso del pseudónimo
A lo largo de la historia, tanto escritores como periodistas y otros artistas han usado pseudónimos para ocultar su verdadera identidad ante la aparición de un posible problema. Entre los motivos para el uso de un seudónimo están la búsqueda de originalidad, la simplificación de nombres extranjeros o de difícil pronunciación, o el temor al escándalo o la persecución política o religiosa. Existen múltiples razones por las que una persona puede querer escoger ser anónimo tras un pseudónimo, como mantener la privacidad para poder opinar con libertad, evitar el acoso, las convenciones sociales, las posturas u opiniones controvertidas, los entornos hostiles, las restricciones de las dictaduras, evitar etiquetas, etc.
En un país como España donde cualquiera puede hoy día opinar lo que le dé la gana de forma instantánea, por ejemplo en twitter, mencionar las persecuciones políticas podría parecer exagerado, aunque hace 35 años no lo era en absoluto. Sin embargo, los posibles problemas que pueden aparecer si no usas pseudónimo han evolucionado. Por ejemplo, existen represalias de tipo corporativo. Si has criticado los balances contables de un gran banco a cara descubierta, olvídate de ser contratado por la entidad financiera en un futuro. O peor aún, prepárate para tu despido fulminante si ya trabajas para ella. Y sin embargo, se puede dar la paradoja de que seas un admirador del banco y que tu crítica haya sido plenamente constructiva por procurar lo mejor para tu empresa. Da igual, si vas contra el pensamiento único de una empresa privada (o pública, en las corporaciones públicas es aún peor dada su dependencia del partido político de turno), olvídate de tener un futuro junto a ellos.
Hoy no se encarcela a nadie en España por opinar sobre lo que sea, pero las empresas pueden hacerte el vacío por cuestiones corporativas. Y ojo, que esto que nos parece muy normal y lógico, es algo que en países mucho más civilizados y respetuosos con la libertad del individuo, como los países nórdicos, es algo totalmente inaceptable hoy día. Como inaceptable es hoy día pegar a tu esposa, pero hace 30 años mucha gente lo veía en España como algo “normal”. “Algo habrá hecho”, llegué a oír de niño.
El derecho a recurrir a un pseudónimo es y debe ser un derecho fundamental en internet por multitud de razones. Esas razones pueden deberse a cuestiones generales o a situaciones completamente coyunturales, pero forman parte de las opciones que todos debemos tener a la hora de participar en internet.
Más allá de las razones éticas o incluso morales, existen también razones técnicas legales para defender el uso del pseudónimo: La Ley.
El artículo 14 del Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, dice así:
Artículo 14. Contenido y características del derecho moral.
Corresponden al autor los siguientes derechos irrenunciables e inalienables:
- Decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma.
- Determinar si tal divulgación ha de hacerse con su nombre, bajo seudónimo o signo, o anónimamente.
Si una Ley regula el derecho irrenunciable a utilizar el pseudónimo, podemos hacernos a la idea de que quien atente contra este derecho será castigado. Y, en efecto, existe un castigo muy serio para quien expone a una persona detrás de un pseudónimo a la luz pública si no lo desea. Tener un pseudónimo y opinar a través de él es un derecho fundamental y violarlo no sólo no sale gratis, sino que conlleva complicaciones gordas. Y, en España, cuando se viola un derecho fundamental las consecuencias suelen ser devastadoras.
Adjunto además una reflexión por parte de la Corte Suprema de EE.UU., un país en mi opinión bastante más avanzado que España en lo que a protección de las libertades individuales se refiere, que resume perfectamente por qué proteger las opiniones bajo un pseudónimo, o incluso bajo anonimato, es un derecho fundamental.
El anonimato es un escudo de la tiranía de la mayoría. Por lo tanto, es un ejemplo de la finalidad de la Carta de Derechos y de la Primera Enmienda en particular: proteger a las personas impopulares de la venganza y de la supresión de sus ideas por una sociedad intolerante. El derecho a permanecer en el anonimato puede ser objeto de abuso cuando protege conductas fraudulentas. Pero el discurso político, por su naturaleza a veces tienen consecuencias desagradables, y, en general, nuestra sociedad otorga mayor peso al valor de la libertad de expresión de los peligros de su mal uso.
Juez de la Corte Suprema John Paul Stevens en McIntyre v. Ohio Elections Comm’n 514 U.S. 334, 357 (1995)
Ventajas y desventajas del uso del pseudónimo
Según un estudio de la empresa Overblog de 2012, el 68% de los bloggers profesionales en Europa utiliza un pseudónimo (en Estados Unidos es únicamente el 6%). Y es que utilizar un pseudónimo reporta muchas ventajas pero escasos inconvenientes (via marketingguerrila)
Ventajas de utilizar un pseudónimo
1. Proteges tu identidad personal: las críticas te afectan menos porque es complicado que te lo tomes como algo personal. Probablemente te arriesgas más en las respuestas dado que es más difícil ubicarte por si alguien se cabrea tanto que le entran ganas de querer saludarte un día con un bate de béisbol.
2. Branding personal: los actores de cine son el mejor ejemplo. Igual no tienes un nombre que sea el más adecuado para ser una líder de fashion en un blog de moda. En tal caso puedes elegir un nombre que suene más guay
3. Protección laboral: tener un trabajo y tener un blog siempre conlleva el riesgo de mezclar ambos temas. Por ejemplo, opinar de forma crítica sobre las cuentas de una empresa si trabajas para ella es, lamentablemente en España, el camino seguro al despido. Y lo sé de primera mano por los correos privados que me llegan de trabajadores de empresas analizadas en este blog que me ruegan por Dios que jamás desvele su identidad, que hay que pagar hipoteca. Hay mucho miedo.
4. Tocar temas delicados: desde el anonimato estas protegido por si quieres tocar temas delicados. No se trata de ser cobarde, sino que en casos extremos incluso tus seres queridos podrían estar afectados. Utilizando un pseudónimo les estarías protegiendo, pero denunciando al mismo tiempo lo que creas oportuno tratar (que para eso eres libre de hacerlo, leñe).
Desventajas de usar un pseudónimo
1. Lanzar servicios y productos propios: un blog se puede convertir en una fuente de ingresos importante con el tiempo. A partir del momento donde quieres vender servicios y productos propios puedes verte enfrentado a la problemática de tener que emitir facturas. Si tu cliente te conoce únicamente por tu pseudónimo puede generar confusión e incluso desconfianza.
2. Riesgo de ser descubierto: Existe cierto riesgo de ser descubierto porque, como veremos, no existe la identidad perfecta. Aunque cada uno tiene sus razones de utilizar un pseudónimo el lector podría llevarse en el mejor de los casos una sorpresa cuando se entere que la persona con la que está en contacto hace meses o incluso años es una diferente aunque sea “únicamente” el nombre.”
El riesgo de ser descubierto no es algo que me preocupe, puesto que la identidad del sujeto que escribe este blog es conocida por decenas de personas dentro y fuera de esta Comunidad, personas con las que me comunico a menudo. Lo preocupante, si acaso, son las consecuencias de que un medio público levante tu velo y de esa forma te veas coaccionado para seguir opinando en completa libertad.
Usar un pseudónimo o el anonimato no sirve para amparar actividades ilegales.
En internet se dejan muchas pistas, se repiten nicks de un foro a otro. Por supuesto, de más está decir que una persona con ciertos conocimientos informáticos puede sacar de forma relativamente sencilla una IP, un barrio o calle desde donde se está tecleando, etc. En internet el anonimato es extremadamente difícil de conseguir y existen mil sistemas de vigilancia y escuchas de tipo gubernamental que hacen virguerías.
De hecho, existe un debate hoy día, bastante estúpido en mi opinión, que gira en torno a la creencia de que el anonimato en la red es un arma de doble filo, que podría ser utilizado para difundir ideologías, opiniones y posturas respecto a un tema sin el temor de ser juzgado y con el fin de saber cuántas personas o seguidores comparten tus ideas, o bien para esconder o proteger conductas maliciosas o criminales. Perdónenme que me ría, pero el anonimato real en la red es una completa entelequia.
En el hipotético caso de que me volviera loco de repente y me dedicara a ejercer actividades ilegales desde este blog, en lugar de hablar de oportunidades de inversión, tales como subir fotos de niños desnudos o promocionar la compra y venta de heroína, por decir dos puras barbaridades, estaría el mismo día en un calabozo prestando declaración para mi futuro juicio. El proveedor de servicios de internet tardará un segundo en proporcionar a la policía mi dirección física EXACTA tras un requerimiento judicial. Es muy fácil detenerme en caso de que mi pseudónimo me ampare para ejercer actividades prohibidas por Ley.
Entonces,
- ¿Es el derecho al anonimato real? Sí que lo es, pero siempre y cuando se utilice para ejercer las libertades básicas de derecho de opinión, información y libre expresión, no para realizar actividades ilegales.
- ¿Es el anonimato una herramienta para los que se dedican a molestar? Lamentablemente, también. Por eso la única herramienta que se puede utilizar en contra es el desprecio e ignorancia más absolutos. Ya saben: “don’t feed the troll” y la denuncia a moderadores, o a la policía cibernética si la cosa pasa a mayores, de las actividades inaceptables por Ley.
- Y por último: ¿sirve el uso de un pseudónimo como un medio para coartar la libertad de expresión, amparada a su vez por un pseudónimo? Sí, lamentablemente es una buena herramienta para los trolls y enfermos mentales, y puedo dar fe de ello porque ya he tenido varias experiencias al respecto.
¿Dónde están los límites a la libertad de expresión? - La cuestión de los trolls
Como cualquier derecho, el de utilizar el pseudónimo, que no el anonimato (son conceptos distintos) debe ejercerse con responsabilidad y conlleva ciertas obligaciones. No se trata de un derecho absoluto. El límite aparece cuando se vulneran los derechos de otras personas. Así, el uso de ciertas palabras o símbolos pueden atentar contra el derecho del honor o la integridad de otros, también recogidos por la Constitución Española. Existen más casos en los que el derecho de libertad de expresión desaparece: es el caso de los comentarios que suponen una incitación a la violencia, o incluso el terrorismo. Y, por supuesto, los ataques realizados bajo la protección del pseudónimo para atacar la inviolabilidad del pseudónimo del de enfrente son inaceptables por la Ley
Curiosamente, la inmensa mayoría de los comportamientos inaceptables que se registran en nombre de la libertad de expresión se realizan desde un pseudónimo o incluso desde el más completo anonimato. Y es que el 100% de los trolls de internet se esconden detrás de un pseudónimo y jamás levantan el velo del anonimato de forma voluntaria. El pseudónimo es también una gran herramienta para mantener cobardía cuando se realizan actividades indeseables. Así mismo, cuando se vierten comentarios ofensivos, insultos e incluso si recibes amenazas a tu integridad o tu propia dignidad, siempre se realizan desde un pseudónimo. En internet todos los trolls, acosadores, indeseables y creadores de mal rollo se esconden bajo pseudónimo. Todos. También en Rankia.
El colmo de esta situación, y lo he vivido varias veces en los foros e incluso en mi propio blog, es aquel troll, escondido de forma cobarde bajo un pseudónimo, que averigua quien eres tú, que también estás detrás de tu propio pseudónimo, y empieza a fastidiarte amenazando con levantar tu anonimato por el simple hecho de que no le gusta lo que escribes basándote en tu absoluta libertad de expresión. Da igual que le expliques que analizar contablemente la empresa-chicharro en la que ha invertido toda su jubilación es tu derecho, o que su idea de que la nuclear tiene futuro no la compartes en absoluto. El troll se convierte en un censor que quiere callarte a toda costa porque no admite el debate ni la disparidad de ideas y no encuentra argumentos para rebatir tus tesis, por lo que recurre a la violencia intelectual.
El insulto a la inteligencia se produce además cuando el troll apela a la “libertad de expresión” para molestarte, atacarte y "animarte" a guardar silencio.
Normalmente este tipo de comportamientos se registran por parte de personas que no son capaces de aceptar que una persona pueda opinar de forma distinta a la suya, lo que es un defecto muy arraigado en el ser humano, especialmente en el homo hispanicus. Su limitada capacidad de entendimiento no les permite discernir que cada uno es libre de decir lo que le plazca con un mínimo de coherencia, pero su cobardía natural no les permite dar la cara cuando buscan el enfrentamiento. Primero se ríen de ti, luego intentan ridiculizarte, después te atacan, te insultan, te ningunean y finalmente intentan hacerte daño desvelando tu identidad. Suelen ser movimientos torpes e inútiles, puesto que lo único que acaban consiguiendo es el baneo a perpetuidad. Además, estos seres carentes de toda elegancia no son conscientes de que si para ellos es relativamente fácil averiguar quién está detrás de un peudónimo, para el resto de los usuarios puede ser igualmente asequible averiguar la identidad real de los trolls.
Todos los usuarios-trolls que han empezado a andar esta vía han acabado siendo baneados por los moderadores. Nadie quiere en una comunidad libre de internet personas que se dedican a sembrar el miedo, el mal rollo ni mucho menos a menoscabar el derecho de expresión, puntal en el que se basa este negocio. Cuando un troll miserable (no se me ocurre mejor calificativo para estas sanguijuelas) empieza a realizar comentarios amenazantes del tipo “sé quien eres, para quienes trabajas, este es tu nombre de pila, vives aquí”, etc, intentando, inútilmente, meterte miedo y ACOSARTE para que no opines de forma contraria a su gusto o, simplemente, que no opines en absoluto, cuando se vierten comentarios que inciden en aspectos de tu vida personal y que crean una situación perjudicial para el sujeto, tanto en tu esfera privada como en la profesional, están entrando sin darse cuenta en una espiral autodestructiva que no le lleva más que, en el mejor de los casos a la expulsión de la comunidad. Sin perjuicio de los serios enredos legales en los que se meten ellos solitos.
En ese sentido, cabe recordar que cuando un troll ataca, amparado por su pseudónimo a otro forero miembro de la Comunidad, tratando de levantar al anonimato para hacerle daño de forma consciente, para silenciar los pensamientos que uno tiene todo el derecho fundamental del mundo de verter en sus escritos, normalmente no es consciente de que el camino contrario es igualmente susceptible de ser recorrido. De hecho, yo he averiguado la identidad de algunos trolls que se han atrevido a tocarme la moral con un comportamiento inaceptable. Esto es completamente legal, lo que no sería legal es difundir esos datos. Por supuesto, jamás se me ocurriría en mi sano juicio desvelar la identidad de ninguna persona amparada en un pseudónimo, jamás. No sólo se trata de evitar hacerle a una persona lo que no me gustaría que me hicieran a mí, es que además el Estado de Derecho ha instalado unos mecanismos de salvaguardia para castigar de forma ejemplar a quienes atentan contra un derecho fundamental, aspectos sobre los que nos extenderemos en el próximo capítulo, veremos las terribles consecuencias que puede sufrir aquella persona que no se atiene a respetar el derecho a opinar bajo pseudónimo y se atreve incluso a amedrentar, amenazar o desvelar la identidad detrás de él.
Realmente los trolls no saben que las consecuencias pueden ser muy graves para ellos, pero este blog servirá para recordarles a que los perjuicios que pudieran ocasionar salen muy caros. Multas, condenas y privación de libertad inclusive.
Próximo capítulo: Consecuencias legales de levantar un pseudónimo. Prepárate para acudir a un juzgado de lo penal
Elaborado con material procedente de los siguiente artículos: