Además tenía una bomba de relojería con estallido en abril de 2010, los bonos convertibles por importe de 275 millones, aunque reducidos a poco de mas de 250 mediante recompras aprovechando su bajo precio (recomprados a un precio medio del 38%). En circunstancias normales la refinanciación sería problemática. En las actuales es sencillamente imposible, de ahí la ampliación de capital.
La ampliación forma parte de una operación muy compleja cuyos grandes perdedores son los accionistas, aunque los bonistas también se llevan lo suyo, eso sí con el consuelo de haberse forrado previamente con las posiciones cortas sobre las acciones.
Se emiten 683 millones de acciones a 0,12, cuatro nuevas por cada nueve antiguas lo que supone recaudar 82 millones. De ellos, 12 se destinan a cubrir el free cash negativo de este año no cubierto por las reservas de efectivo, que están casi agotadas, y los otros 70 se aplican a la recompra de hasta 140 millones de deuda al 50%. Después de la amortización quedarían en circulación entre 111 y 119 millones de convertibles, que se convertirían en bonos ordinarios al 9,75% y amortización gradual entre 2010 y 2013.
Como puede pasar cualquier cosa con una ampliación de este calibre, están previstas todas las posibilidades.
Si no hay suficiente demanda tras el fin de la ampliación y dos rondas adicionales (ofreciendo las acciones no suscritas a los que acudieron y a otros inversores institucionales), los bonistas quedarían obligados al canje de los bonos por las acciones no adjudicadas, eso sí valorándolos por encima del 50% ofrecido para el pago en efectivo según una escala variable en función de la cantidad de bonos convertidos en acciones.
Si, por el contrario, el entusiasmo es desbordante, nada mejor que aprovecharlo mediante una nueva ampliación adjudicada al entusiasmado, sea antiguo accionista o inversor institucional (en este caso a precio superior y sin derecho a suscripción).
Los bonos además de los intereses reciben 200 millones de warrants con precio de ejercicio 0,18. De ellos 100 millones pueden ser ejecutados por la empresa a 0,27 y en el resto la ejecución es a voluntad del tenedor en cualquier momento. La ejecución a 0,27 es un "free lunch" para la empresa (ingresa 18 millones) y los bonistas (ingresan 9), en ambos casos sin ningún riesgo. La factura del restaurante la pagan los accionistas.
Tras la ampliación, Jazztel tendrá 2.227 millones de acciones en circulación, si no hay ampliaciones adicionales. Con la ejecución de los warrants en algún momento del futuro, subirán a 2.427 millones.
Aún partiendo del cumplimiento del plan de negocio, que no es seguro ni mucho menos, pero sí bastante factible, el problema es que le espera una larga travesía del desierto hasta 2013 dedicando todo el flujo de caja operativo que pueda obtener a las inversiones de mantenimiento y al pago de intereses y principal de los bonos.
El resultado es que se consigue definitivamente el que la empresa sea viable, pero resulta muy incierto el que además pueda ser rentable a los precios actuales.
La operación marca unos niveles de referencia operativos bastante claros:
- Vender los derechos
- Vender la mitad de la posición a 0,27.
- Comprar el equivalente a los derechos vendidos a 0,18
- Incrementar a 0,12, siempre que la caída se produzca en un contexto de mercado negativo.
Estudio sobre Jazztel