El tema de los inmigrantes genera mucha polémica. Casi nadie reconoce estar en contra de los inmigrantes, "pero..." y en ese pero ves que en realidad sí están en contra. Las razones argumentadas incluyen que se llevan todas las ayudas, que no cotizan a la seguridad social, y alguno incluso los relaciona con el aumento de la delincuencia; curiosamente, ya casi nadie se queja de que nos quitan el trabajo, cosa que sí se oía mucho años ha.
Cada uno cuenta la película según le ha ido, y no seré yo quien les reproche que tengan sus razones en contra. Pero yo voy a contar mi verdad.
Resulta que tengo una nena pequeña, y a su mamá trabajadora le dieron 16 semanas de permiso de maternidad, pasados los cuales debía reincorporarse. Nuestra opción fue contratar de niñera a Nelfi, una boliviana más o menos de nuestra edad y madre de dos hijos (más mayores que Bárbara), para que hiciera de niñera mientras mi mujer trabajaba hasta mediodía. Ella se pagaba su seguridad social (eso nos dice, al menos, y no tengo por qué pensar que no), y mi mujer también cotizaba en su trabajo... mientras que sin Nelfi, mi mujer se hubiera tenido que dejar el trabajo (o yo... pero ella), y tendría los mismos servicios de la S.S. (a costa de mi cotización), pero al no cotizar sería una carga, en vez de una contribuyente.
Luego llega Noviembre, y tengo que ir a coger olivas el fin de semana; mi suegro le ha dado los olivos a mi mujer, y me toca pringar. Hasta hace dos años, las olivas duraban hasta Enero y a mí me tocaba llevar la máquina, con lo que acababa con la espalda jodida desde mediados de Diciembre. Pero ahora cogemos jornaleros búlgaros, que no les importa llevar la máquina porque están más acostumbrados al esfuerzo físico, y en tres o cuatro fines de semana están las olivas cogidas.
Mi pueblo iba a menos, de forma lenta pero continua; somos muchos los que estudiamos y luego acabamos viviendo en Valencia para trabajar, y eso se nota. Pero desde el 2000 hasta ahora, la población ha crecido casi un 20%, gracias a los jornaleros búlgaros que han ido llegando... es cierto que hay bares en donde casi no se habla español, pero al menos el pueblo ya no va a menos. Y uno de estos jornaleros ha alquilado un piso que tenían desocupado mis padres, generándoles unos ingresos que de otra forma no tendrían, porque en un pueblo que va a menos hay muchos pisos y casas vacíos y muy poca gente sin casa propia. Y mi tío, que vive justo debajo, no ha tenido nunca queja de ellos, y todos los meses a pagar...
Pero más allá de que tengan a mi nena bien atendida, que me resuelvan (parcialmente) el problema de las olivas y que le generen ingresos a mi madre, y más allá de que gracias a ellos podemos contribuir a la S.S. y colaboren a que mi pueblo no vaya a menos, está la memoria de lo que los españoles hemos vivido no hace tanto: Mis padres han ido a trabajar a la vendimia a Francia, cuando eran jóvenes, igual que ahora vienen los búlgaros; mi suegra estuvo en París de criada un año, para ganar para casarse; la hermana de mi suegro también estuvo en Francia a trabajar, y conoció a un francés y allí se ha quedado; mi tío, el que vive bajo los búlgaros, fue a trabajar a Suiza y Alemania sin tener ni papa de idiomas; mi abuelo materno, lo mismo... ¿y nosotros, hijos y nietos de emigrantes, vamos a negarles a los búlgaros y a las bolivianas el derecho a ganarse un jornal para sacar adelante sus familias, y a recibir una asistencia básica? (que bien poca atención es esa) ¿qué clase de personas seríamos?
Y por cierto, no es casualidad que la economía española haya crecido por encima de la media europea durante los últimos años... la contribución de estos emigrantes también ha tenido mucho que ver.
Vivir como inmigrante