El fenómeno meteorológico conocido como El Niño es la causa principal del verano y el otoño tan cálidos que hemos tenido, y de la contaminación tan alta que soportamos. El Niño no es causa ni consecuencia del calentamiento global, pero eso no impide que nos lo vendan como tal. Sea un consumidor climático precavido.
El fenómeno del Niño es conocido por los humanos desde muy antiguo. Los pescadores de las costas del Perú y Chile lo bautizaron con ese nombre porque algunos años sufrían la llegada de una corriente de agua muy cálida en torno a las Navidades que hacía desaparecer a la anchoveta de la que dependía su sustento. La presencia del Niño provocaba también un incremento a veces muy destructivo de las precipitaciones en toda la costa Este del Pacífico, desde Oregón hasta Chile.
El estudio moderno del fenómeno del Niño ha mostrado que afecta a gran parte del mundo, desde Asia Oriental y Australasia hasta Europa y Africa. También se ha descubierto que El Niño tiene su contrapartida en La Niña, que produce condiciones opuestas y que a menudo tiene lugar a continuación del Niño, aunque también puede presentarse independientemente.
¿Qué es El Niño?
El Niño puede ser entendido como una gigantesca masa de agua caliente que se desplaza a través del océano Pacífico. Desde los satélites se ve como una superficie de agua caliente tan grande como la mitad de los Estados Unidos (figura 1). Es como un iceberg caliente con su mayor parte sumergida hasta unos 100 m. de profundidad y cuya superficie sobresale hasta unos 150 cm. sobre el nivel del mar circundante debido a los vientos y corrientes que genera y a la menor densidad el agua caliente. Está constantemente cubierto por nubes y precipitaciones debido a la altísima evaporación que causa.
Figura 1. El Niño visto mediante termografía de satélite el 17 de Diciembre de 2015. Es la banda de agua varios grados por encima de la media en el ecuador del Pacífico. Fuente: NOAA.
La energía que contiene El Niño es casi inconcebible. Contiene más energía que la que se ha obtenido de quemar todos los combustibles fósiles en Estados Unidos durante todo el siglo XX. Serían necesarias un millón de grandes centrales energéticas de 1000 megavatios cada una funcionando todo el tiempo durante un año para calentar toda esa cantidad de agua del océano hasta ese punto.
Figura 2. El Niño de 2015 visto de perfil en el ecuador, con Sudamérica a la derecha y Nueva Guinea a la izquierda. El Niño tiene una profundidad de unos 100 m. y en su desplazamiento hacia el Este provoca la aparición de aguas inusualmente frias en el Pacífico asiático. Fuente: NOAA.
Esa energía la proporciona el Sol, calentando las aguas ecuatoriales, el principal punto de entrada de la energía solar en la Tierra. Los vientos alisios que soplan hacia el Oeste en el Pacífico ecuatorial empujan esas aguas calientes hacia las costas de Australia e Indonesia, donde se acumulan. Al hacerlo elevan el nivel del mar en el Pacífico Oriental con respecto al Occidental. En un momento dado las condiciones cambian, los alisios cesan y toda ese agua caliente se desliza cuesta abajo hacia el Pacífico Occidental. El Niño ha nacido.
¿Qué causa el Niño?
No lo sabemos. Hay quien opina que inusualmente fuertes vientos alisios están detrás de la creación del Niño, mientras que otros opinan que los fuertes alisios son una consecuencia del Niño.
Está claro que la causa no es el calentamiento global porque el Niño es un fenómeno muy antiguo. Aunque El Niño no fue frecuente durante el Óptimo Climático del Holoceno, cuando la Tierra estaba más caliente que ahora, se volvió frecuente a intervalos desde hace unos 6000 años durante el enfriamiento conocido como periodo Neoglacial del Holoceno que ha durado hasta el siglo XVIII, aunque desaparece durnte los periodos más frios, como la Pequeña Edad de Hielo.
Hay una relación muy clara entre El Niño y cambios en la velocidad de rotación de la Tierra (figura 3). Dichos cambios son del orden de milisegundos por día, y aunque se pueden medir con precisión no resultan detectables para nosotros, dado que la duración del día experimenta cambios que requieren la introducción o sustracción de un segundo cada varias décadas como se hace con los días que se introducen en los años bisiestos.
Los cambios en la velocidad de rotación de la Tierra se deben a los cambios en la velocidad del movimiento de las masas de aire en la atmósfera y de las masas de agua en los océanos por la ley de la conservación del momento angular. El ejemplo típico es la patinadora que al acercar los brazos incrementa su velocidad de giro. Las opiniones están divididas entre los que creen que los cambios en la rotación de la Tierra causan el Niño y los que creen que los cambios que provoca El Niño causan los cambios en la rotación de la Tierra. Yo estoy entre estos últimos.
Figura 3. Comparación entre el fenómeno del Niño y los cambios en la rotación de la Tierra. En rojo la temperatura de la superficie del mar en la región 1.2 que mide la intensidad del fenómeno del Niño, curva retrasada 7 meses. En azul el indicador MEI (Multivariate ENSO Index) que mide seis parámetros (entre ellos temperatura, presión y nubosidad) para dar una mejor medida de la intensidad del Niño (ENSO: El Niño Southern Oscillation), curva retrasada 7 meses. En verde la aceleración angular de la Tierra medida a partir de los cambios en la longitud del día (LOD). Nótese la fuerte correlación durante los extraordinariamente fuertes El Niño de 1982-83 y 1997-98.
Efecto neto del Niño sobre el clima de la Tierra
Desde el punto de vista planetario El Niño constituye una descarga de calor, similar a la liberación de presión de la válvula de una olla a presión. El planeta se enfría poniendo la mayor parte de ese calor primero en la atmósfera y después radiándolo al espacio. Sin El Niño ese calor tendría que ser transportado hacia los polos durante años o décadas por las corrientes marinas antes de sacarse del planeta.
Solo desde el limitado punto de vista de criaturas de superficie asustadas por los niveles de CO2 puede entenderse que El Niño sea visto como un peligroso calentamiento. Simplemente estamos en el camino de todo ese calor que se dirige hacia fuera del planeta.
Se puede ver claramente en los registros que El Niño calienta principalmente la atmósfera, y solo de forma secundaria la superficie. Es por ello que las medidas de temperatura de los satélites, que incluyen la temperatura de los niveles bajos de la atmósfera, registran muchísimo más calentamiento durante los fenómenos del Niño que las medidas de temperatura en superficie.
Cuando El Niño es especialmente fuerte, como el de este año, es tal la cantidad de energía que se libera al espacio, que prácticamente garantiza que el planeta no se va a calentar durante los siguientes 5 años. Todo El Niño fuerte suele venir seguido por una La Niña también fuerte que dura unos dos años durante los cuales la temperatura media baja, y unos tres años más de recuperación.
Mi impresión, aunque no está apoyada en la literatura, porque no he leído a nadie proponerlo, es que el fenómeno del Niño puede estar causado por un incremento del gradiente de temperaturas entre el ecuador y los polos. Buena parte de la energía que entra en el planeta lo hace por la zona tropical y sale de él por las zonas polares, lo cual crea un gradiente de temperaturas. Este gradiente de temperaturas es el motor térmico del planeta, que mueve las corrientes oceánicas, especialmente la circulación termohalina global (el cinturón de transmisión global) y las circulaciones atmosféricas, como las células de Hadley, Ferrer y Polar. Pero cuando el gradiente es excesivo para la cantidad de calor que puede mover el sistema, se acumula calor en el ecuador, y El Niño puede ser la válvula de escape que lo libera. Es por tanto un mecanismo regulador, no tanto de temperatura como de diferencial de temperatura. Un ejemplo de los muchos sistemas homeostáticos que permiten que el planeta haya mantenido condiciones compatibles con la vida durante tanto tiempo a pesar de todas las variaciones que ha sufrido.
El Presente Niño
A pesar del habitual alarmismo de los medios de comunicación, el presente Niño no es el mayor hasta la fecha, es el tercero (figura 4) por detrás de los Niños de 1982-83 y 1997-98. La temperatura de la superficie es tan alta como en ambos, pero ello se debe a que en 2014 las condiciones fueron de un El Niño débil, y al comienzo del Niño de 2015 la superficie del agua estaba ya más caliente de lo habitual. En el resto de los parámetros reflejados en el índice MEI (Multivariate ENSO Index), El Niño de 2015 está por detrás (figura 5).
Figura 4. El índice MEI muestra que el presente Niño es inferior a los de 1982-83 y 1997-98. También muestra como hasta 1975 el fenómeno ENSO (El Niño Southern Oscillation) estuvo dominado por Las Niñas, y desde entonces ha estado dominado por Los Niños. Fuente: NOAA.
Figura 5. Comparación del Niño de 2015 con los 7 mayores El Niño de los últimos 65 años. El Niño de 2015 es el tercero, pero también el que empezó con temperaturas más altas. Fuente: NOAA.
Previsiones
El Niño va a hacer que 2015 sea el año más caliente de la historia en todos los registros de temperaturas. Pero El Niño no es clima, es meteorología, algo que sin duda olvidarán mencionar. A pesar de que El Niño ha alcanzado su máximo oceánico, su desarrollo atmosférico será muy intenso hasta el mes de Marzo y podría contribuir a que 2016 fuera un año incluso más caliente que 2015, aunque esto no es seguro. El verano de 2016 probablemente no sea muy bueno para lo que estamos acostumbrados. Después 2017 y 2018 serán años más frescos que la media de los últimos 10 años por la muy probable Niña que le siga.
Figura 6. Previsiones oficiales sobre la evolución de la Oscilación Meridional del Niño (ENSO). Se espera que para el verano de 2016 el océano Pacífico vuelva a su situación neutral, con la probabilidad de La Niña creciendo hacia finales de 2016. La atmósfera suele llevar un retraso de unos dos meses con respecto al océano en cuanto a temperaturas del fenómeno del Niño. Fuente: IRI.
Dado que la Oscilación Atlántica Multidecadal (AMO) se está tornando negativa, y que los últimos ciclos solares muestran una reducción significativa de irradiación solar, mi previsión es que 2015-2016 constituirá el pico de calor global, y que al menos hasta 2030 las temperaturas medias del planeta irán descendiendo para desazón de los climatólogos cuyos modelos son incapaces de reflejar la realidad climática del planeta.
Estamos sin lugar a dudas en la década de los picos. Pico de Petróleo, Pico de Calor, y en no tardando Pico de Deuda. Muy interesante para un blog que analiza el impacto de las crisis energética, climática y de deuda.