La cartera ha cerrado Mayo ganando un 8,23% por precios, mientras el Ibex sin dividendos perdía un -5,76%. Los bancos han sufrido mucho este final de mes por cuestiones políticas en Italia y España que van a provocar el impago de la deuda en los dos países y de rebote en otros. La situación, según decían los medios, “recordaba a la vivida en 2012”, el euro va a desaparecer y la UE se va a romper, por si esto fuera poco se está produciendo una guerra comercial por las ocurrencias del “chico de los cabellos de oro”. Seguro que me he dejado algún otro motivo apocalíptico. Cuando un inversor va a largo, debe asumir que de vez en cuando se van a producir estos episodios. Hay que tomárselos con calma y no correr ni detrás ni delante de los precios. No hay prisa, si se ha hecho lo importante, las urgencias rara vez se producen.
Este final de Mayo, los bancos que tengo en la cartera (SAN -13,9% y SAB -10,1%) han influido en el rendimiento por precios del año 2018 hasta 31-Mayo, pero a pesar de todo, ganar al Ibex sin dividendos en 14 puntos no está mal. Algunas empresas que tienen más peso en la cartera, han cubierto sobradamente su hueco, ganando hasta finales de Mayo un 35,6% (CIE), 13,8% (AMS) y BME (11,8%).
El Ibex (o el índice que sea) sube y baja, pero el Ibex no es nada. Lo importante para los que invertimos en empresas, es el comportamiento de las empresas en las que estamos invertidos y eso depende de sus resultados. Los precios y sus oscilaciones, solo son anécdotas que se pierden en el tiempo que dura la inversión.
Este final de Mayo, independientemente de que la fiesta haya terminado o no, me recordó una situación que viví hace unos 20 años. Había problemas en Rusia y creo que también en otros países. En aquellos años, la mayor parte de mis inversiones estaba en fondos y dada la situación, llegue a la conclusión de que la bolsa iba a caer con fuerza por lo que, como es tan fácil cambiar de fondo, llamé al bróker y traspasé todo a fondos de dinero, quedando a la espera del crack. Sin embargo, la bolsa continuó subiendo y yo estaba fuera, muy “contento” viendo como subían los precios. Al cabo de dos o tres semanas en que la bolsa subía un día sí y el otro también, decidí que me había equivocado, había interpretado mal la situación y debía rectificar. Volví a tomar posiciones en los mismos fondos de renta variable que había abandonado antes. Evidentemente entré a mayores precios de los que había vendido, además de pagar las comisiones de salida y de entrada porque cuando te cambias de fondo, si no cobra uno cobra otro, pero el inversor siempre paga comisiones.
La vuelta a la renta variable creo recordar que fue un jueves y en algún día de la semana siguiente la bolsa empezó a bajar con fuerza, pero ahora ¡yo estaba dentro! El análisis que había hecho era válido (de casualidad, pero acerté), aunque el momento de reaccionar o mi paciencia, no fue el adecuado para evadir el riesgo y aprovechar los cambios.
Había querido ganar a la bolsa en su terreno y para esto hay que acertar qué va a ocurrir, cuándo va a ocurrir y cuánto va a bajar o a subir.
En aquel momento reflexioné y decidí esperar, comiéndome las bajadas como segundo plato, a pesar de que el primer plato, por sí solo, ya daba para una buena comida. En realidad, pensé que si volvía a pasarme a dinero, volvería a subir la bolsa y así estaría invirtiendo con el pié cambiado hasta que me quedara sin un duro, al final, con el tiempo te recuperas, pero la cara de tonto que se te queda, no se olvida fácilmente.
En momentos puntuales, cuando la bolsa sube o baja con fuerza, la mayoría de valores se ven arrastrados, unos más y otros menos, pero se trata de movimientos temporales. El tiempo sitúa a cada empresa en el lugar que le corresponde y son sus resultados y su capacidad para convertirlos en dinero, los que determinarán el lugar que ocupará.
Estos días finales de Mayo, cuando la bolsa bajaba y la prima de riesgo subía, tanto en Italia como en España, muchos habrán vendido y ahora estarán fuera o ya habrán comprado. Cada inversor sabrá lo que ha hecho y lo que hace normalmente cuando hay movida en la bolsa.
Desde mi punto de vista, el inversor siempre debe mantener una posición de ventaja.
Pierdes la ventaja si quieres competir con la bolsa para ganar por diferencias de precios. Pierdes la ventaja si cedes el control de tus inversiones.
Pierdes la ventaja si quieres competir con la bolsa y ganar a los precios: Cuando parece que la tormenta se acerca, muchos venden porque tienen miedo o porque quieren comprar luego a precios más bajos, pero venden a unos precios determinados y luego, si salieron por miedo volverán a entrar cuando ya se hayan despejado los nubarrones, entonces los precios ya se habrán recuperado y comprarán a precios mayores de los que vendieron. Si se vendió para comprar más tarde a precios más bajos, ¿Cuántos aciertan el momento de vender y el de comprar? Porque, para que esto salga bien hay que acertar los dos momentos cada vez y además acertar la mayoría de las veces que se intenta. Es muy fácil ganar dinero de esta forma si se tiene el gráfico del futuro.
La ventaja para el inversor está en conocer las empresas en las que se invierte y actuar en consecuencia, dejando de correr de un sitio para otro siguiendo a los precios de la bolsa y fijándose fundamentalmente en los resultados.
Pierdes ventaja si cedes el control de tus inversiones: En mi opinión, los fondos son un peligro para el inversor porque, el inversor no sabe qué pasa con su cartera, no conoce los fundamentales de las empresas en las que invierte el fondo. Al tener un gestor que compra y vende según lo que piensa que debe hacer o según le obligan las salidas y entradas de dinero en el fondo, el dinero va y viene sin que el inversor tenga ningún control sobre el destino del dinero.
En momentos en que espera bajadas en los precios, el inversor siempre puede cambiarse de fondo. La supuesta ventaja que tienen estos inversores al no pagar impuestos cuando cambian de fondo lo facilita, pero, los impuestos no es que no se paguen, solo se aplazan y aunque los impuestos suponen un porcentaje bastante elevado, se aplica sobre los beneficios. Cuando se cambia de fondo no se pagan impuestos de momento, pero se pagan comisiones a la gestora o a cualquier intermediario y aunque los porcentajes son menores que los de los impuestos, las comisiones se aplican sobre el total del dinero que se mueve. Si un inversor va saltando de fondo en fondo, para aprovecharse de las subidas y bajadas de los precios de la bolsa, lo consiga o no lo consiga, pagará varias veces la cantidad que hubiera pagado en impuestos de haber invertido de forma racional, directamente en acciones.
El inversor en fondos, ni decide ni controla las empresas en que invierte el fondo y por lo tanto, su referencia no es la situación de las empresas, su única referencia es la bolsa en general, es el Ibex o el IGBM o el índice que esté más o menos relacionado con el fondo y esa referencia solo contiene precios. La referencia en precios es volátil e ilógica, no es una referencia válida para tomar decisiones racionales porque, los precios no necesitan ningún motivo para subir o bajar, es una lotería y muchas veces el mismo motivo que provoca las subidas, provoca las bajadas. Nunca se sabe si la bolsa va a subir o a bajar, ni hasta donde lo hará. Como más o menos decía Kostolany, la bolsa sube o baja según la cantidad de dinero, papel y tontos que hay en cada momento.
Conviviendo con los fondos y/o formando parte de ellos, están las famosas maquinitas que, según dicen, aprovechan los movimientos en los precios y ganan dinero con ellos. Todo el mundo tiene claro que las maquinitas lo saben todo pues, han sido programadas por un matemático que sabe de bolsa lo mismo que aquellos que les confían el dinero saben sobre las variables que se manejan en los algoritmos y como son utilizadas. Estamos en la era de información, la tecnología es la panacea, es Dios (o más), pero nunca antes tanta información tratada tecnológicamente, había desinformado y manipulado tanto a los ciudadanos y en este caso, a los inversores.
Cuando algo es desconocido y no tienes ni idea de cómo funciona, porque ningún inversor conoce las ordenes que contienen los programas de las maquinas concretas que manejan sus inversiones, si detrás llevan un buen marketing y la etiqueta de alta tecnología por la que la máquina es capaz de detectar cualquier divergencia en bolsa antes que nadie y aprovecharla, mucha gente se deja convencer y se lo cree. Las maquinitas lo saben todo y es ganancia segura porque ellas te llevan con el índice y el índice siempre gana, solo hay que mirar en la historia de la bolsa.
Desde el punto de vista del inversor, salvo raras excepciones (que alguno hay), invertir con un gestor o invertir con una máquina, es indiferente, en ambos casos el inversor pierde el control sobre sus inversiones. Las decisiones de inversión en los fondos, se basan en los precios y dependen de los gestores o de las máquinas que toman el dinero del inversor y lo invierten sin contar con él para nada.
En la “industria de la inversión”, el inversor no pinta nada, simplemente aporta la materia prima a partir de la cual todo un ejército de “profesionales” gana dinero siempre y el inversor, después de descontar los gastos y comisiones, tiene que mirar a ver si le queda algo. Unas veces gana y otras veces pierde, pero en ningún caso ha tomado él las decisiones que le han hecho ganar o perder.
En la bolsa solo hay precios, cuando el índice de referencia sube, decimos que la bolsa sube, si baja el índice decimos que la bolsa baja, pero eso es falso, es terminología de la “industria”. Si el inversor sabe dónde está invertido porque conoce sus empresas y está pendiente de sus resultados, sus empresas aumentan o reducen su valor independientemente de lo que haga el índice. El índice no es nada, los inversores que no cedemos el control de nuestras inversiones e invertimos de forma racional, no invertimos en el índice, no corremos detrás de los movimientos de los precios, invertimos en empresas y son las propias empresas las que nos dicen cuando vender y cuando comprar.
Si se hace lo importante, las urgencias rara vez se producen. No hay que vender una buena empresa solo porque creamos que los precios van a bajar, ni hay que comprar porque creamos que los precios van a subir. Ni una empresa está barata porque cotiza unos puntos por debajo de lo que cotizaba hace unas semanas, ni está cara porque haya subido mucho últimamente, ni va a subir una empresa o un grupo de ellas porque las otras ya han subido y ellas “todavía” no lo han hecho.
No hay que desmoralizarse porque nos equivoquemos con alguna empresa, ni instalarnos en la eufória porque otra nos ha salido bien, pero sobre todo, no hay que pensar que somos el Rey del Mambo cuando el rendimiento positivo ha venido por algún golpe de suerte y nos ha tocado la lotería.
La referencia para el INVERSOR está en la creación de valor en la empresa y el valor se crea a través de los resultados.
Siguiendo esta lógica, las compras y ventas realizadas en la cartera para huir del peligro o aprovechar los movimientos de precios en este final de mes han sido ninguna venta y ninguna compra y la ventaja sobre el índice que el día 31/5/2018 era de 14 puntos, el día 1 de Junio ya era de 16,9 puntos y dentro de unos días serán 20-30 o serán 2 o menos 10.
Como siempre pasa en estos casos, me comí todas las bajadas de precios, pero también me comí todas las subidas. Las empresas de la cartera, independientemente del precio al que coticen, ganan dinero todas y están funcionando, unas mejor y otras peor, pero funcionan y eso es lo realmente importante.
Pero esto es mi opinión, cada inversor debe hacer su propia diligencia y tomar sus propias decisiones de inversión.