Hace justo tres años escribí la siguiente entrada: ¿Quién dijo que las preferentes no se podían empeorar?
Era la primera emisión española de "contingent convertible", a las que luego se les ha dado en llamar cariñosamente "CoCos". Nunca un nombre ha definido mejor un producto. Cuando yo era pequeño se les decía a los niños que si se portaban mal vendría el Coco y se los llevaría. En el caso que nos ocupa, el Coco se lleva algo más preciado que los niños, se lleva el dinero.
Las preferentes empeoradas llamadas "CoCos" tienen las siguientes peculiaridades:
- - Son perpetuas. Poner fechas concretas a la devolución del dinero siempre es incómodo.
- - Los intereses pueden dejar de pagarse o reducirse a voluntad del emisor. No importa que la entidad obtenga beneficios (esto es una clara mejora sobre las preferentes, que te obligaban a pagar los intereses si la entidad tenía beneficios. Un coñazo, vamos).
- - Se pueden convertir en acciones en caso que se necesite que los "pringaos" absorban las pérdidas de la entidad (es conveniente tener de antemano la autorización para meter la mano en el bolsillo de los pardillos).
En el comentario 2, Solrac, que en aquella época todavía confiaba en la legislación vigente, me hizo notar que el folleto decía: "En ningún caso podrá ser colocada o suscrita en España ni entre inversores residentes en España".
A lo que le respondí en el comentario 4:
Pero a pesar de mi costumbre ancestral de pensar lo peor, no pude vislumbrar que la solución era mucho más nefasta: aunque los CoCos sólo pueden comprarlos inversores cualificados, debido a su riesgo desmesurado e impredecible, la CNMV no ha tenido el menor reparo en aprobar fondos de inversión rellenos con esta basura que se pueden suscribir por el módico precio de 10 euros.
No tardaremos en ver en el telediario las manifestaciones de la plataforma de afectados "F.E.A.". Fondos Empeorados Apreferentados.
Como los bancos están colocando más de cien mil millones al año de esta basura en estado de putrefacción, no tienen más remedio que recurrir a los ahorros de los jubilados, como se ha hecho siempre, pues los inversores cualificados saben leer el folleto.
Copio del post enlazado una paradoja muy divertida:
LA PARADOJA DE LA GESTIÓN DE FONDOS
La frase más usada por los currantes de las sucursales bancarias o cajarias es "PÓNGASE EN MANOS DEL EXPERTO", cuando alguien les pide consejo para invertir algún dinero y se les han terminado las preferentes que colocarle. Con esa frase encaminan los sudorosos ahorros del cliente hacia algún fondo de inversión de la gestora de la propia entidad. Dicho fondo cobra una jugosa comisión de gestión anual, independientemente de que consiga ganar algo o tenga unas pérdidas avergonzantes.
Lo peor de esa recomendación es que parece lógica. El cliente sabe que no sabe, y piensa que alguien que han puesto a gestionar un fondo debe saber mucho, pues en las pelis de bolsa los gestores llevan tirantes y eso es un signo inequívoco de que domina el cotarro.
La realidad es muy distinta: el fondo no tiene un gestor (aunque lo llamen así), tiene un administrador del flujo de entradas y salidas de dinero.
¿Qué ocurre cuando hay una burbuja de liquidez como ahora y los depósitos no dan casi nada?
Pues que la gente empieza a mirar hacia otro lado. Cuando ven las rentabilidades pasadas de los fondos, éstas superan a los plazos fijos. Entonces deciden meter una parte de su dinero en los fondos.
¿Qué hace el administrador de flujos del fondo cuando le entra dinero a espuertas?
Meterlo donde sea.
Y si los bonos senior de empresas medio malas ofrecen rentabilidades por debajo del 2%, ¿qué hace entonces?
Pues no tiene más remedio que meterlo en el engendro del que hablamos, que promete que pagará el 9%. Ya se sabe, prometer hasta meter (el dinero ajeno en tu bolsillo).
El administrador sabe que la gente que mete el dinero en el fondo espera sacar un 4%, igual que el año pasado. Si el fondo saca menos del 2%, el dinero volará raudo en busca de otros nidos con promesas en tecnicolor. Así que no tiene más remedio que asumir grandes riesgos (con el dinero de los demás, por supuesto).
Y con esto se cierra la paradoja: al pardillo al que no le hubieran podido colocar las nuevas preferentes "mejoradas", porque todavía le duele el culo de las anteriores, acaba comprándolas, cogido de la mano del "experto".
RECOCHINEO DE LA PARADOJA
Todo el mundo sabe que el gran público siempre acaba comprando en el peor momento cuando los precios están en máximos y acaba vendiendo en los suelos cuando los activos no pueden bajar más.
Pues bien. Precisamente lo mismo hacen los administradores de los fondos:
1 - Compran en la burbuja obligados por las masivas entradas de dinero fresco que tienen que colocar donde sea.
2 - Venden durante el pánico cuando los partícipes se enteran de que el valor del fondo está cayendo como una piedra y reembolsan su dinero. El administrador se ve obligado a vender al 25% el mismo engendro que compró al 100% (momento en el que en este blog se compraron un puñado de chicharros de renta fija, con los que se multiplicó el dinero por unos ratios cercanos a la inmoralidad).
Como se puede ver, aunque el administrador (mal llamado gestor) supiera muy bien lo que hace, no tiene la menor posibilidad de impedir que la colocación de los activos del fondo sea asignada por los partícipes, que, como es de dominio público, se equivocan siempre.