Ayer hubo jornada de movilizaciones. Tal y como en su día determinadas movilizaciones han sido un fracaso absoluto, en el día de ayer la respuesta fue muy diferente. No puedo asegurar lo que ha pasado en otros lugares, pero en la de mi ciudad, la manifestación ha transcurrido casi en silencio y curiosamente se ha vaciado en la lectura de los manifiestos. No tengo ni idea de cuanta gente había, pero comparado con otras manifestaciones tengo que decir que está entre las que más asistencia tenía.
Es posible que en cierto modo, se vea influido por ideas preconcebidas, pero tengo la impresión de que la sociedad enviaba varios mensajes. En primer lugar, creo que todo el que ha ido a la manifestación ha ido porque la reforma laboral y la situación es un atentado increíble y que no va a solucionar ninguno de los problemas que tenemos en España. De todo lo que se ha aprobado en la reforma laboral, está claro que el Partido Popular ha tratado de enfocarlo en aquella parte en la que se quita poder a los sindicatos.
Las razones de que se enfoquen en los sindicalistas son evidentes, ya que estos son parte del problema que nos hemos encontrado, y todo el mundo entiende que el papel de las cúpulas ha sido desastroso. Sin embargo, creo que se entiende a la perfección que al respecto de los sindicatos existen dos problemas; el primero la calidad de los sindicatos que es pésima y por otro lado el segundo problema es que tras la inoperancia o inexistencia práctica de los sindicatos a lo largo de muchos años se esconde gran parte del problema que tenemos encima. Si lo completamos con el doble problema de los políticos, encontraremos que los ciudadanos nos hemos encontrado en una situación donde todo aquel que debía defender nuestros intereses, no lo está haciendo.
Por esto, ayer la gente salió a la calle. Hay que hacer algo, y hay que hacerlo en paz. Yo creo que este es el gran mensaje que se envía. Lamentablemente los sindicatos parece que no han entendido el mensaje, o parece que han entendido lo que les ha dado la gana o sabe Dios a que juegan de tal forma que el problema se perpetua y magnifica. El surrealismo alcanza hoy niveles extremos cuando resulta que parece entenderse que parecen optar por la vía parlamentaria. En fin, no está nada claro qué demonios es lo que busca un sindicato en el parlamento mientras los partidos políticos salen a la calle. ¿Tan difícil es que cada cual se quede en su lugar?.
Lo que parecen no entender es que el tiempo y la paciencia de la sociedad se está agotando. Los partidos políticos y los sindicatos, (entre otros) están demasiado acostumbrados a basarse en tácticas que se basan en intentar no hacer absolutamente nada y no salirse de ciertos slogans, pero deben saber que hace tiempo que la sociedad ya no traga con estas tonterías. Tan sólo se frena por la falta de organización y porque la inmensa mayoría de la sociedad es manifiestamente pacifica, (lo cual se suele confundir con estúpida). Sin embargo tal aspecto no es cierto.
Tras la manifestación me tocó discusión con varias personas, entre ellas una en particular que tiene un gran criterio, (aunque en muchas ocasiones no coincida con el mio). Esta persona tiene una gran capacidad en las discusiones; En primer lugar la discusión versaba sobre la oportunidad de manifestar la crítica en la manifestación contra los sindicatos en la propia manifestación. He de decir que las discusiones no son algo que se me de del todo mal, pero sin embargo, tengo que decir que gran parte de las habilidades que tengo a la hora de discutir están en la claridad de ideas e información. En este caso en particular la realidad es que perdía bastante ventaja porque la realidad es que estamos en una situación en la que hemos de solucionar los dos problemas mencionados; no es nada sencillo, sobre todo porque es posible que la solución de cada uno puede interferir en la del otro, de tal forma que el orden de los factores si acabaría alterando el producto. Es decir, en mi opinión ayer precisamente no era el día para manifestarse contra los sindicatos y que necesitamos lograr que cambien de cúpulas y técnicas inmediatamente. Sin embargo tenemos que tener cuidado en no llevarnos los sindicatos por delante. El problema es que esta posición no es tan defendible como las que mantengo normalmente. Es decir, normalmente discuto desde una posición de mucha fuerza y en esta situación la posición era mucho más débil, porque realmente es difícil distinguir entre sindicatos y “estos sindicatos”, y tampoco está claro que es lo primero que se ha de solucionar y mucho menos el “como”.
Quizás pueda ser organizar una manifestación bajo un lema de “Por los sindicatos, ¡dimisión de Méndez y Toxo!.”; quizás sea enviar cartas a los sindicatos mayoristas, quizás sea enviar cartas masivamente a los comités de empresas para que las bases impongan el cambio en las cúpulas. Estoy convencido de que ayer no era el día para atacar a los sindicalistas, pero también estoy convencido de que las personas que los han llevado a este desastre han de ser sustituidas, (al igual que en el campo de los partidos políticos), pero en definitiva no tengo claro cómo hacer esto. Tengo que aclarar que presentarme a las elecciones en el comité de empresa, para crecer a lo largo del sindicato y llegar a la cúpula no es demasiado viable por determinados aspectos; ni hay tiempo, ni desde luego hay ninguna garantía de que lo consiguiese, ni por supuesto existen garantías de que lo hiciese mejor que los actuales ya que si no se cambia el sistema, difícilmente se cambiará el resultado y además resulta que esta no puede ser la solución ya que en la situación actual hay que arreglar sindicatos, empresas, partidos políticos, bancos…. Todo ello está fallando de una forma salvaje y es evidente que la solución no es hacer unas cuantas carreras, a menudo contradictorias.
Por esto me gustaría ideas para proponer para lograr este objetivo que desde luego comparto con esta persona, y lo comparto tanto que hace casi un par de años escribí un post en el que trataba de explicar esto mismo, (a cuenta del fracaso de la huelga de funcionarios). Desde luego ese era el momento en el que habían tenido que dimitir y hoy quizás estaríamos en mejor situación. De hecho era fácil ver ya en 2010, que las actuaciones (o mejor dicho las inacciones) de los sindicatos nos iban a llevar a una situación muy peligrosa.
Esta es otro aspecto sobre el que normalmente comienzo a discutir; la necesidad de algún tipo de activismo, más allá de movilizaciones pacíficas. No es algo nuevo y cualquiera puede entender que estos mensajes se están reproduciendo cada vez con mayor virulencia. No es sólo el paso del tiempo, sino que los ataques son cada vez mayores. Desde luego la ecuación de situación cada vez más dramática para tantas personas, con los ataques cada vez más virulentos sobre las condiciones de las personas y el miedo creciente lleva a que las reacciones tiendan a ser cada vez más exageradas.
De la misma forma que la situación en Grecia está alcanzando unos niveles extremos o que ya nos hemos encontrado con varios episodios por Europa, la situación está degenerando también en España. Hasta ahora se ha manejado la calle mediante las técnicas de ignorar los problemas, pero ya comienzan a existir focos de tensión importantes sobre todo por la sobrereacción de la policía en sitios como Cataluña o Valencia. Imágenes impactantes de la policía aporreando chavales desarmados y que no agreden a nadie son devastadoras y pueden acabar inflamando todo este país. En todo caso, la explosión social tan sólo es cuestión de tiempo, ya que no se puede estar golpeando indefinidamente a los ciudadanos y esperar que no pase nada.
Declaraciones como las del cargo de la policía en la que explica lo que se ha hecho en Valencia, llamando enemigo a unos chavales que están pidiendo calefacción son suficientemente devastadoras como para encender una mecha lo cual no suele ser una buena idea si se hace en un polvorín como España. Por supuesto, se ha dicho que la foto de los jóvenes con mantas en la escuela fue catalogada como demagógica por estar preparada. Pues muy bien, preparada o espontánea, lo que está claro es que no se puede permitir en ningún sitio medio serio que los recortes lleguen a la calefacción de los institutos, sobre todo teniendo en cuenta que viene por el lado de que se han dado pelotazos al por mayor, (con especial incidencia en la zona donde ocurre la situación) y porque además parece que también se dan en una especulación salvaje en la energía. Tan sólo puede defenderse desde un punto de vista económico que se de prioridad a rescatar bancos, concesionarias de autopistas o a medio ibex en lugar de pagar la calefacción, (y desde luego algo más), del sector educativo, con los mismos argumentos económicos que se pueden usar para defender un robo.
En definitiva, dado que los problemas son cada vez mayores, los instrumentos que tenemos cada vez más inútiles y nos encontramos con un exceso de responsabilidad por parte de sindicatos y oposición, mientras que desde los gobiernos y desde luego desde Alemania no se ayuda precisamente a imponer cordura, la explosión es cada vez más difícil de evitar.
Claro que afirmar que el desenlace por este camino es inevitable, se debe entender no como una defensa de esto. De hecho lo curioso del caso es que lo que nos ha de preocupar ahora mismo es buscar las formas de evitar estas situaciones. Por esto, aparte de ideas para regenerar los sindicatos (y sindicalistas), es importante que sean rápidas porque son parte necesaria para tratar de mantener de alguna forma las cosas dentro de unos cauces lo más civilizados posibles, lo que sólo va a ocurrir si alguien se logra acordar que el sistema político y económico es algo para mejorar la vida de los ciudadanos, y no de cuatro que se han forrado buscando pelotazos.
Son los sindicatos los que tendrían que empezar a convocar huelgas, (y yo hace mucho tiempo que he abogado por la huelga general indefinida), para presionar de la forma legal y la más racional posible, que va a ser menos racional cuanto mayor tiempo pase, aunque esto no guste absolutamente a nadie.