Si hay algo que me parece ridículo de este país es la manía de los bandos. Si críticas al PP, resulta que te cae una buena serie de calificativos por ser un izquierdoso, comunista y pseudoprogre. En cambio al criticar lo que hace el PSOE te caen todos los calificativos en el sentido de Facha y demás. Y dos son las cosas que me fastidian de esta dinámica.
La primera es un poco curioso. ¿de verdad tenemos que estar siempre defendiéndonos?. Supongo que en algún momento tendremos que entender que seamos comunistas, liberales, socialdemócratas o ateos, estamos en una situación en la que tenemos unas ideas determinadas, (y supongo que en todos los casos con la mayor intención). Absolutamente todas las posiciones tienen puntos a favor y puntos en contra de tal forma que como en las entrevistas de trabajo, nunca hay respuestas concretas y por tanto tampoco fallidas. Se puede compartir unas ideas o se puede creer que están equivocadas, pero jamás entendí como un insulto palabras como comunista o liberal. Menos aún entiendo que un liberal trate de descalificar a un comunista llamándolo comunista… (que es tan ridículo como el que esté más a la izquierda descalificando a un liberal llamándolo de esta forma).
Pero el mayor problema actual es que tengo unos problemas de visión impresionantes. Quizás sea un fallo mío pero no logro encontrar parecidos ni diferencias. Es decir, no acabo de encontrar parecidos entre los ideales socialistas o liberales y las medidas que han tomado; y curiosamente no acabo de encontrar diferencias entre los dos partidos que nos han gobernado en los últimos años.
Puede ser que sea cosa mía, pero ¿y si hacemos una prueba?. En este sentido está claro que odio que me mientan y me tomen el pelo. Por tanto no tragaré al que haya hecho exactamente lo contrario que lo que proponía en su programa electoral. Sin embargo parece que esto no aclara mi posición, porque resulta que ambos cuando estaban en la oposición prometían hacer unas cosas, (en particular se preocupaban por la situación de las familias) y luego resulta que hacen todo lo que le interesa a los bancos sin ningún rubor. ¿Cómo elegir entre los dos?.
Si vamos a comprobar las medidas para salir de la crisis nos encontramos con una medida en la que se trata de que se reestructure el sector financiero, provocando fusiones entre las entidades, que tendrán ayudas en concepto de financiación para que las entidades de crédito reduzcan la competencia y ganen poder, que no dudarán en usar contra los clientes de todo tipo. Por descontado se les avala, se les financia y no se aprueba ninguna norma en contra de las entidades de crédito. Y en todas estas al final en los dos casos se han cargado el Fondo de Garantía de Depósitos que deja de ser tal para ser un fondo para financiar pelotazos de bancos, en esquemas de protección de activos y demás. Por supuesto en los dos casos, se ha dado mucha publicidad a las soluciones para los deudores hipotecarios que son puro marketing y la creación de un par de comisiones que nunca han llegado a nada. En el punto bancos, la verdad es que no podemos establecer diferencias, porque en todas y cada una de las votaciones al respecto los dos partidos han votado juntos, (por si no está claro quién manda). Claro que esto no es ni socialista, (encaja mal esto de cargarse a la gente para darle poder al banco, o darle poder al banco para cargarse todo el sistema), ni liberal, (que parte de los derechos individuales, la libertad y desde luego la lucha a muerte contra las posiciones de dominio). Por lo tanto en este punto no puedo aclararme.
Como en este punto resulta que no hay quien distinga los grupos, vamos a pensar en aquella teoría de que el problema es el mercado laboral. Resulta que en este punto ambos partidos coinciden en su propuesta de la flexiguridad, que curiosamente es la propuesta por las entidades financieras y los bancos centrales, de tal forma que buscan solucionar el problema de la precariedad laboral y hacen constantes propuestas para acabar con el problema del paro, afirmando sin demasiados problemas que la mejor política social es que todo el mundo tenga empleo. Los dos dicen exactamente lo mismo. En la práctica esto se ha resumido en dos reformas laborales.
Ninguna de las reformas abarata del despido, de tal forma que lo que hacen es clarificar las causas del despido para ofrecer una mayor seguridad jurídica a las empresas y también a los trabajadores, (al menos según el partido del gobierno). En cambio la oposición y el gobierno ante los inversores, califican la reforma como agresiva en el sentido de que abaratan y facilitan el despido introduciendo mayor precariedad en el sistema. Por supuesto, las empresas dicen que va en el buen camino, mientras que los trabajadores se manifiestan, y el gobierno acaba reconociendo que está tomando medidas duras y que la gente entenderá, (aunque no les gusten), pero que totalmente necesarias. En todo caso, es curioso que esto lo podemos decir tanto para la reforma de 2010, que para la de 2012.
Pero si nos vamos a la letra pequeña, resulta que en la reforma que no me gusta se ha cargado la carga de la prueba de los despidos a los trabajadores, en un extraño caso en el que se obliga a la prueba a la parte débil y que no dispone de información, por no hablar del pequeño problema de probar “en negativo”, (se trata de probar que no existen causas de un despido, lo cual es casi imposible). Desde luego la oposición nos cuenta que esto es desproteger al trabajador, lo cual es un clarísimo error. Lo curioso es que esto sirve para la reforma de 2010 y para la reforma de 2012. Tan solo se han intercambiado los discursos y punto.
De hecho uno de los gobiernos ha ofrecido que las empresas que contratasen a personas que estuviesen cobrando el paro podían deducir en las cotizaciones a la seguridad social parte del paro que dejaban de cobrar los contratados, mientras que el otro gobierno ofrece ventajas fiscales en un curioso caso de subasta y de dotes. ¿Es esta la diferencia que debemos tener entre los dos gobiernos?.
Pero ya que estamos en temas de presupuesto público, resulta que en todos los casos, tenemos las mismas situaciones, de forma que el coste de los impuestos y ajustes, (nuevo nombre para las subidas), acaba siempre recayendo sobre los mismos. A pesar de que la recaudación en sociedades ha caído ninguno de los gobiernos se plantea tocar deducciones de ningún tipo o buscar alguna forma de que las rentas empresariales tributen, mientras la oposición critica que la clase media está asumiendo el coste de la recuperación. El gobierno tan sólo nos cuenta que “el coste de la crisis se reparte de forma equitativa”, algo que niega el partido de la oposición. Curiosamente siempre se olvidan de introducir progresividad real y quedan fuera de todo ajuste aquellas personas a las que se les dan incentivos para atraer inversiones. Me van a matar, pero en este caso no logro identificar las diferencias entre partido popular y partido socialista.
Ahora que el presupuesto público está pasando ciertos problemas, resulta que nos encontramos con la necesidad de realizar recortes. Sobre todo después de una reforma de la constitución, defendida con la misma intensidad por los dos partidos hasta el punto de que ambos se han olvidado de contarnos aquello de la prioridad absoluta de pago. En este caso, nos encontramos con ajustes en exactamente los mismos puntos, y de la misma forma, y por supuesto aquello de la gestión privada, instrumentada mediante aquello de “formulas de colaboración público-privada”. ¿Alguna diferencia por aquí?. Sobre todo porque estas formulas significan que el sector público financia, contrata y paga, (o facilita el pago) y en caso de que la empresa tenga en problemas la rescata. Resulta que cuando tenemos que decidir entre distintos partidos políticos, tampoco es que nos sea demasiado útil entender si van a rescatar a las concesionarias o no cuando sale mal el pelotazo.
Y así podemos seguir caso a caso, para concluir que nos cuentan que uno de los grupos tiene talante y el otro tiene personal formado. Pero, ¿no será el talante un cuento cuando al final hacen exactamente lo mismo que los que no lo tienen?. Evidentemente el mismo argumento va para lo de formación. ¿no se supone que los de la formación tendrían que hacer cosas distintas a los del talante?. En lo de la corrupción, tampoco es algo que me sirva para elegir ya que tenemos escándalos para todos lados, hasta el punto de que cada cual trinca donde puede. Por descontado cada uno de los grupos entiende probados los casos del otro, mientras defiende a ultranza la honestidad y presunción de inocencia de los propios. Ninguna diferencia tampoco.
Y por descontado todos aquellos hablan de España como algo en lo que piensan, mientras nos cuentan además que todo va por ayudar a los trabajadores, (de boquilla, ambos partidos parecen obreros), y ambos dicen que no obstante hay que respetar siempre los contratos y compromisos. En todo caso, parece que no hay demasiados problemas en darle la vuelta a la situación de trabajadores y sobre todo los trabajadores públicos, que ven alteradas sus condiciones con una facilidad pasmosa.
Y respecto a los pensionistas, resulta que unos dicen que el otro se las va a cargar, pero directamente lo que hacen es adaptar las pensiones a la evolución de los tiempos, (lo que significa reducir mediante trucos lo que hay que pagar, que no es más que las pensiones de la gente).
En definitiva y salvo diferencias estéticas, (como el color de ojos del presidente, o si las damas del gobierno posan en Vogue o en telas vaporosas en el mundo), no acabo de entender exactamente las diferencias y por tanto no acabo de entender las discusiones tan enconadas. De hecho, tampoco creo que sea tan raro, porque mientras unos cuantos discuten si PP o PSOE, resulta que según el CIS la mayoría de la sociedad, lo que ve es un problema con los políticos en general.