Esta es una de las frases que he leído, con ligeras variantes, a lo largo de este fin de semana en twitter, a cuenta de las movilizaciones del 15-S. Dejando aparte la limitación del carácter, (que estoy seguro que viene muy bien a todo un colectivo de expertos y periodistas económicos que no son capaces de salir de la demagogia del slogan dogmático), parece entender que se pide a los manifestantes que contesten a una pregunta que tiene un poco de guasa.
Desde luego en la situación actual pagar el estado del bienestar es un problema; pero si recordamos un poco nos encontramos con que se están pagando y aprobando compras de todo tipo de activos que no tienen actualmente valor en el mercado por las administraciones públicas y los bancos centrales y todo ello por un importe varias veces superior a cualquiera de las medidas que conforman los estabilizadores automáticos, (también llamado medidas del estado del bienestar). Por tanto, resulta que todos los medios económicos, tienen muy sencilla la respuesta, o directamente muy complicada la respuesta a la pregunta de “¿Cuándo defienden QEx o Compras de deuda, de cédulas hipotecarias o de otros títulos o incluso de viviendas bajo la premisa de que en un mercado inundado de liquidez no las compra nadie, de donde pretenden sacar el dinero?”.
Sé que es una pregunta retórica, ya que en este caso ningún experto pondrá ningún tipo de problema a la hora de contestar. En el fondo les da exactamente igual, ya que para esto no hay ningún problema en que los bancos centrales sean razonables, los países tomen las “decisiones que menos costes supongan” y otras frases que por ahí pululan.
Pero lo que no podemos olvidar es que si nos preguntan por el dinero como una excusa para determinadas medidas, lo que las matemáticas más elementales nos muestran es que en será más fácil encontrar dinero cuando sea menos y cuando tenga utilidad. Y eso sin tener en cuenta que muchas de las medidas que se están acordando no suponen ninguna mejora, (y si claramente empeoramientos de las cuentas públicas).
Todas las medidas de protección del consumidor, del poder adquisitivo de los trabajadores, (de su capacidad de negociación y las normas laborales), así como los sistemas de protección social, (que van todos en la misma línea), se instauraron todos en el contexto de un sistema económico destrozado. Ya en su día he intentado explicar que no fueron un lujo, ni son un lujo, ni son algo que no nos podamos permitir. Es así de simple. Esto fueron las medidas para salir de una situación, fueron unas medidas tomadas en una situación en la que la situación era mucho peor que ahora, (situación a la que llegaremos) y medidas que propiciaron los mayores avances de un sistema económico mundial que siempre ha dependido de la existencia de una clase media. A lo largo de toda la historia, cada vez que la sociedad mejoraba su calidad de vida, la economía, las oportunidades y las empresas se desarrollaban, y a medida que la sociedad empeoraba su calidad de vida, en base a imposiciones de algún tipo de poder ajeno, el proceso siempre es el contrario.
Por tanto, la efectividad de las medidas está fuera de toda duda, salvo las supuestas demagogias de quien no quiera ver la historia para seguir aferrándose a la ley de Say, porque en realidad lo que se trata es de rescatar los mercados financieros al precio que sea, incluido la economía.
Respecto a quien lo paga, pues la realidad es que es muy simple. Quien lo ha pagado siempre, que son los ciudadanos, de acuerdo a un sistema fiscal progresivo, que se destine a pagar precisamente los bienes públicos. Quizás pueda parecer una tontería, pero el hecho de cómo pagar hace tiempo que se ha solucionado, sobre todo porque como he tratado de explicar, es algo que ya se ha hecho en el pasado, y esto implicaba esta situación.
Lo que no es normal, es que seamos los ciudadanos de rentas medias los que estemos sosteniendo íntegramente el presupuesto, (las rentas altas no pagan ante la tesitura de que es mejor que no paguen para atraer dinero, y las rentas más bajas apenas pagan porque no tienen posibilidad, de tal forma que las rentas del trabajo son las que sostienen el presupuesto público) y que este presupuesto público no se use para financiar los bienes públicos, sino que se esté usando para adquirir, rescatar y garantizar a todo lo que cotice en algún mercado financiero.
De hecho en la situación actual es un poco curioso que me pregunten quien paga la sanidad, educación y demás servicios públicos, cuando en realidad la pregunta en realidad debería ser: ¿Para que pago impuestos?.
¿Para tener el privilegio de que se acuerden todas las medidas y decisiones presupuestarias que consigan que las grandes empresas y entidades financieras consigan unos beneficios o salvar una pérdidas increíbles?.