Siguiendo con el tema de la reforma fiscal propuesta por los vendehúmos, tenemos otra curiosa mentira que está dando bastante discusión. Esta reforma es ¿bajada, subida o simplemente un rebalanceo de impuestos?.
Vuelvo a las explicaciones de Lagares en su completa entrevista a “El País”. Ante la pregunta de
“Hablaba del principio de suficiencia. ¿De verdad habrá una rebaja de impuestos? ¿No se compensan con otras subidas?”, pues usa para no contestar el siguiente texto:
“Se compensan ex ante, como debe ser para luchar contra el déficit, en un modelo estático. En una segunda vuelta, aumentará la recaudación y descenderá la presión fiscal para los que ya pagan. El Gobierno tiene un compromiso. Tiene el compromiso de bajar el gasto público hasta el 39,7% del PIB en 2016. También ha dicho que los ingresos públicos permanezcan entre el 37% y el 38% del PIB. Nosotros nos hemos agarrado a eso como a un clavo ardiendo y hemos tomado ese porcentaje como punto de partida. No aumentamos la presión fiscal, la mantenemos. Por eso todas las medidas de reducción que proponemos van compensadas por otras medidas de búsqueda de ingresos por la vía reducir el fraude, por la vía menos dañina de los impuestos.”
Lo que viene a decir que… bueno, que no queda nada claro si van a bajar. Ante este tipo de situaciones suele haber una regla de oro; cuando alguien no contesta es porque no quiere contestar, y cuando a alguien no se le entiende a una pregunta de sí o no, es que no quiere que se le entienda. En definitiva, parece que dice que los que pagamos impuestos pagaremos menos impuestos, (eso sí,… después), y luego apuntala la idea de reducir el fraude, afirmando que las medidas que se imponen son para esto. Quedará para otro post preguntarme en que ayuda a la lucha contra el fraude poner peajes en todas las autovías, (medida que está pasando completamente desapercibida), o subir el IVA básico, o imputar rentas a la vivienda habitual o incrementar el impuesto eléctrico, pero en este me gustaría llamar la atención sobre otro punto habitual en estos cachondeos de panfletos; la escasa o nula coherencia.
Esto lo digo porque, independientemente del balanceo de impuestos, me he ido al informe y he tratado de ver si al final se busca subir, bajar o mantener los impuestos. Lo que aparece es siempre el objetivo de situar la presión fiscal entre el 37% y el 38%, (lo cual son unos 10.000 millones de diferencia), lo cual se supone que serviría para deducir si estos iluminados plantean subidas o bajadas de impuestos. Podría parecer con toda lógica que comparando con lo actual, pues tendríamos una fácil operación lógica y ya está, pero hay sorpresas.
En la página 51 del informe compara con el resto de los países y llega a la conclusión de que tenemos una presión fiscal del 31,1 % en 2011, que supondría un 32,5 % en 2012, (después de las subidas “temporales” que inauguraron la legislatura). Afirman que es la presión más baja. Evidentemente tanto las afirmaciones, como el dato sugieren una subida espectacular.
Pero tranquilos, porque en la página 49 del panfleto, tenemos la distribución y tenemos que la presión fiscal en 2012 ha sido el 37,1%; en esta página no aparecen fuentes y además aparece alguna cosa curiosa, (¿Los beneficios empresariales han caído más del 70% durante la crisis?); Además resulta que en esta tabla han eliminado “virtualmente” las subidas de impuestos de 2012, por lo que resulta que la presión fiscal real, (la que surge de no eliminar cosas) tendría que ser muy superior.
Lo curioso es que en la página 47 hay una tabla, con los datos de recaudación que incluyen las subidas y nos da una recaudación para 2012 del 37,1%; o por ponerlo al revés: les da una presión fiscal del 37,1% y cuando eliminan los efectos de la subida de impuestos espectacular de ese año, les vuelve a dar exactamente lo mismo.
Pero antes incluso tenemos en la página 42, un nuevo dato, aunque esta vez con proyecciones. En estas proyecciones de mayo de 2013, (nada que ver con los expertos), aparecía una presión fiscal del 36,4% en 2012; (recordemos que el año de la subida de impuestos extraordinaria). En conclusión parece ser que intentar que esté entre el 37 y el 38%, se mire por donde se mire es buscar incrementar la presión fiscal.
Ahora bien, a lo mejor debería aclararlo un poco más, a menos claro que en realidad no estén para aclarar.