Cuando hablamos de los mercados de divisas, las noticias nos llevan a una guerra en la que todos los países están intentando devaluar sus monedas para ser más competitivos. El esquema es sencillo de ver y lo podemos ver con un ejemplo claro. Para eso lo mejor es comparar dos situaciones y entonces imaginemos a la unión europea y a USA. Partimos de un tipo de cambio paritario, en el que un euro equivale a un dólar.
En esta situación si una empresa quiere vender algo en Estados Unidos y cobrar 10.000 euros, pondrá un precio de 10.000 dólares. Si en esta situación, el dólar cae y resulta que pasa a un tipo de cambio de 1,5, es fácil ver que si pone el precio de 10.000 dólares (por que no pueda subir el precio), cobrará 6.666 euros. Por supuesto, si no puede cobrar menos de 10.000 euros tendrá que subir el precio en dólares hasta los 15.000 dólares que necesitaría.
Es fácil ver como la devaluación de la moneda, (el dólar en este ejemplo), provoca que las empresas de la moneda fuerte tengan que subir los precios en los mercados de la moneda débil para ganar lo mismo o reducir márgenes hasta el punto que puede no ser rentable el mercado. De este proceso es del que surge el concepto de las devaluaciones como proteccionismo.
El proceso es esencialmente el mismo desde la óptica contraria, de forma que en el mismo ejemplo, si una empresa americana quisiese conseguir 10.000 dólares tendría que ponernos un precio en Europa de 10.000 euros. Después de la devaluación, podría poner un precio de 6.666 euros, o bien si mantuviese el precio de 10.000 euros, conseguiría incrementar sus beneficios.
Por tanto es fácil ver que una devaluación favorece a los exportadores de la moneda que se devalúa, lo cual explica las ideas de la mejora de la competitividad derivadas de las devaluaciones.
Entendiendo esto se puede entender la posición de China, (entender, no significa necesariamente compartir), en el sentido de que les interese manipular su divisa manteniendo bajo el yuan para mejorar la competitividad. Pero en este país se acaba la comprensión.
Si miramos la actuación de la Reserva Federal, es cierto que está tomando unas medidas que tumban el dólar; pero si nos paramos en los matices, tampoco son demasiado comprensibles determinadas cosas. Por un lado, es desde USA donde nos encontramos con todas las prisas e intereses por solucionar el desbarajuste que existe hoy en día en el mercado de divisas. ¿Cómo se entiende que USA sea el principal adalid de la lucha por solucionar el desajuste de las divisas cuando está en el grupo de los devaluados?. Es decir, critica y se alarma por la moneda China, cuando hace exactamente lo mismo que acusa. No parece demasiado coherente levantar esta liebre.
Pensemos en lo que ocurrirá si los planes de la reserva federal funcionan, (inyectar ahora unos cuantos billones indeterminados adicionales); ¿Qué ocurrirá?. ¿Qué se supone que buscan?.
Por supuesto habla de la necesidad de un dólar fuerte, pero cada una de las medidas que toma van en el sentido de devaluar el dólar. Podríamos meter en este grupo a la libra, porque es una copia del dólar.
El caso inverso, pero a su vez similar, es el Japonés, donde nos encontramos con una moneda muy sobrevalorada, y con declaraciones de todo tipo e intervenciones está intentando devaluar la moneda. Y digo intentando porque realmente lo que está consiguiendo es que su moneda se revalúe año tras año, a pesar de que en la más pura teoría, tendría todos los papeles para estar por los suelos.
Y desde luego la actuación del Banco Central Europeo, es la más surrealista de todas. En un entorno en el que supuestamente existe una contienda para devaluar las medidas, está tomando todas y cada una de las medidas que suponen revalorización de un euro que está completamente disparado. Pensemos también en los efectos de sus anuncios de retiradas de liquidez; ¿Qué efectos tiene sobre el euro si funciona?. ¿Qué se supone interesa a las empresas alemanas?.
El caso es que se está hablando ahora mucho de estas cosas, y olvidamos que todo este baile comenzó en 2007, donde todas las monedas comenzaron unos movimientos que nos han traído hasta aquí, (con la excepción del período de derrumbe de los mercados financieros que han ocurrido entre el otoño de 2008 y el invierno de 2009).
Recordemos decisiones históricas como la bajada de tipos en Inglaterra y USA a toda velocidad en la primavera de 2008, (después de la caída de Bearn), mientras el BCE se lanzaba con una subida de tipos en julio de 2008; comprobemos las liquideces de unos y otros; pensemos en que tras las subprime las inyecciones monetarias fueron mucho mayores en libras y en dólares; pensemos en las barras libres de dólares que introdujeron los bancos centrales (incluido el europeo) a partir de otoño de 2008; recordemos el TARP, recordemos la intervención para que el euro no se hundiese.
Todas y cada una de las medidas tomadas, por todos y cada uno de los bancos centrales, han buscado que el dólar y la libra cayesen, a la vez que el euro se revaluase y a su vez que los países emergentes se revalúen. Y el único efecto que no ha sintonizado es China interviniendo, al igual que todos y cada uno de los bancos centrales, pero en sentido contrario.
En definitiva, casi todos los bancos centrales han buscado lo contrario a lo que predicaban y por supuesto lo contrario a lo que sus economías parecen necesitar, generando un buen número de contradicciones y desde luego un buen caos, en el que los que quieren moneda fuerte, la debilitan; los que quieren debilitarla, la fortalecen y Japón juega a devaluarla sin conseguirlo. Lo curioso es que luego nos asombramos y se convoca al G-20 para frenar un entorno en el que las cosas están como es totalmente lógico; si el dólar sube, se interviene para bajarlo, el euro baja luego se interviene para subirlo…¡y nos sorprendemos de que el primero esté bajo y el segundo alto!. De hecho, es curioso que no ha existido ni una sola medida para devaluar el euro, o para revaluar el dólar, y si unas cuantas en el sentido contrario, cada vez que nos acercábamos a lo que supuestamente se buscaba.
Lo único que puede tener cierto sentido es que todo el mundo pida a China que revalúe, para ganar competitividad frente a China, mientras este país trata de mantenerla devaluada para ganar competitividad. Pero es que esta afirmación pierde todo el sentido cuando nos damos cuenta que las exportaciones de China tienen una pequeña trampa.
China (y en general los emergentes), han asumido el papel de receptores de las deslocalizaciones de las empresas occidentales. De esta forma, es cierto que están incrementando sus exportaciones de forma espectacular, pero lo que nadie parece entender es que esto no significa en absoluto competencia para los países desarrollados, sino que en realidad las exportaciones de China, son en gran parte, las producciones que las empresas de occidente realizan en China para abastecer el mundo.
Volviendo al ejemplo inicial, lo que debemos tener en cuenta es que el tipo de cambio con el yuan para las empresas europeas, estadounidenses o japonesas, lo que significa es un cambio en la asignación de los costes, pero ni tan siquiera un problema adicional. Al ser beneficio por un lado y coste por el otro, los efectos de las variaciones se compensan, de tal forma que en realidad el yuan no genera problemas de competitividad para las economías occidentales, por lo que difícilmente este puede ser el gran problema planetario.
Con todo esto, lo que debemos tener en cuenta es que cuando las cosas no cuadran es que algo escapa en el análisis; también debemos tener en cuenta que si se interviene cuando el dólar sube, (¡y no sólo la reserva federal, sino que intervienen todos los bancos centrales conjuntamente!), para tumbarlo, resulta muy extraño escuchar que se busquen subidas del dólar.
Por lo tanto, creo que va siendo hora de cuestionar lo que nos están contando en esta historia, porque o bien todos los dirigentes de los bancos centrales son enormemente tontos, o simplemente la historia de las variaciones en los tipos de cambio poco o nada tienen que ver con aspectos como el proteccionismo y la competitividad.
Más bien, hemos de creer en la colaboración para un fin común, y es fácil entender cuál es. Pero esto será otro post.