En enero hemos alcanzado máximos históricos en los precios de la gasolina y muy cercanos a los máximos en el gasóleo. Tal circunstancia se ha producido aún a pesar de que el coste del barril de petróleo se encuentre relativamente lejos de los máximos de 2008; por lo que la explicación que nos han facilitado consiste en la fiscalidad.
Evidentemente la fiscalidad de estos productos no ayuda, pero desde luego esta explicación no se sostiene cuando nos encontramos con el detalle de que somos el tercer país con la gasolina más cara de la UE antes de impuestos.
Por supuesto, cada una de las subidas del petróleo o de la gasolina se acaba explicando en todos los medios económicos, (que si revueltas en Suez, que si un oleoducto en la Conchinchina, que si la recuperación espectacular que algunos son capaces de adivinar..), pero absolutamente nadie habla del mercado de las gasolinas.
Es cierto que el precio que pagamos en la gasolinera, sale de la demanda y oferta de la gasolina; y por tanto de un mercado, (o algo parecido). Pero lo que se olvida todo el mundo es de explicar que las circunstancias del mercado son las que determinan el precio. Como todos los discursos se basan en que el mercado está liberalizado, resulta que los analistas ya dan esto por hecho, (en unos casos por pura incompetencia y en otros por manifiesto engaño), y se olvidan que tenemos un mercado en el que la competencia brilla por su ausencia, de tal forma que lo que tenemos son acuerdos y parabienes para conseguir que los precios sean los más altos posibles.
Me gustaría expresar con un ejemplo lo que está ocurriendo en este mercado y el porqué de las cosas. En enero cotizalia publica un extenso artículo que titula: “Sacyr sale de su pesadilla en Repsol: Su 20% recupera el valor del crédito de 5.000 millones”. Es fácil entender que la subida de los precios de las gasolinas, logra que el valor de Repsol se incremente, de forma que Sacyr respira frente a los bancos, los que a su vez logran que el crédito (que se está pagando sólo), esté respaldado.
En definitiva, cuando sube el precio de las gasolinas, hay agentes que ganan y agentes que salen perjudicados; y para identificarlos no hay más que seguir el proceso del petróleo. Pensemos sólo en España y comprobamos que según el informe de la agencia tributaria correspondiente al impuesto de hidrocarburos en 2008, se han vendido en España un total de 43.073 millones de litros de gasoil y gasolina, (página 182 del informe). Por tanto una subida de 10 céntimos en el precio de estos productos significa que el coste en las gasolineras sube en 4.307,3 millones de euros al año.
Estos 4.307,3 millones al año, (por cada 10 céntimos de subida), salen de nuestras cuentas y se reparten entre los países productores, (que pueden cobrar más por las concesiones de explotación de yacimientos), las compañías extractoras de petróleo, los hedge fonds que invierten en petróleo, las refinerías, los hedge fonds que invierten en los refinados del petróleo, los distintos gobiernos y las estaciones de servicio. En el caso de cotizadas, también se verán muy beneficiados los accionistas de estas compañías y por supuesto sus acreedores.
Evidentemente la subida espectacular del precio de las gasolinas, permiten que exista un pastel muy importante que se reparte entre toda una serie de agentes, (si bien es cierto que de forma desigual).
Por el lado de los perjudicados por esta situación, estamos en primer lugar y como más obvios todos aquellos agentes para los que la gasolina es un bien necesario, y sobre todo aquellos que no puedan repercutir su subida, de forma que supone una disminución de la renta disponible. En este caso, estamos los consumidores y todas las empresas que no tengan capacidad de negociación, (pymes, con especial impacto en los transportistas).
Por supuesto no debemos olvidar que todas y cada una de las personas que en un contexto de caída de la renta disponible, tiene que destinar un importe superior a los combustibles, se verá obligada a recortar gastos en otra partida, lo cual impactará en todas aquellas empresas que vendan artículos que no sean estrictamente necesarios, y desde luego a todas aquellas que ofrezcan cierto valor añadido que se convertirá en un lujo.
Al final si hacemos una recopilación tenemos que mediante las medidas tendentes a la no liberalización del sector, (y dejar actuar un oligopolio y financiando la especulación en estos productos para evitar la caída de precios que se vió en 2008), lo que conseguimos es un conjunto de muchas pérdidas que pasan desapercibidas, (por ser de un tamaño relativamente reducido en agentes sin capacidad de influencia en medios y expertos), que se concentran en unos pocos beneficios relevantes; lo cual supone un extraño ejercicio de redistribución de la renta, que alcanza niveles alarmantes y que superan en varias veces todos los planes de ajuste.
Es por eso, por lo que hoy vuelvo a repetir la propuesta de “la lotería de las gasolinas”, para intentar que poco a poco vayamos siendo más e ir mejorando poco a poco, (pero sin pausa), la situación en los mercados, donde a las compañías les interesa hoy saltarse todas las normas.
Hoy es el último día del mes de enero y por tanto toca nueva compañía a evitar en febrero. El reintegro de la lotería del jueves 27 de enero ha sido el 5; y el del domingo 30 de enero, ha sido el 8, por lo que el número final es el 58; y en consecuencia a lo largo de febrero las estaciones que deberíamos evitar es CEPSA.