Pues entre otras cosas, por la inestimable de personajes que se definen como expertos y no paran de lanzar proclamas que traspasan con mucho los límites de lo que se espera de una persona que no de positivo en un control de alcoholemia. Así de claro. Sigo sin tener claro si la explicación es la escasa catadura moral o la escasa catadura intelectual, diferencia que sólo sería relevante para saber si estamos ante vende humos pagados a los que les importa tres pimientos la realidad para vender una idea que convenga a determinados intereses o simplemente estamos ante los limites intelectuales. Bien sea que nos estén engañando, (o intentándolo), bien sea que estemos ante personas en un error, es bien claro que una de las razones por las que estamos así es por seguir a pies juntillas recomendaciones, informes, estudios y opiniones que hace tiempo que han pasado el límite de la realidad.
Este cabreo, (más que obvio), responde a un artículo de opinión que ha escrito Gregorio Izquierdo Llanes, que lejos de un pobre pringado como yo, se presenta como Director de estudios del IEE y profesor titular de economía aplicada de la UNED. ¡Ahí es nada!. Y por supuesto, el problema no es que tenga un sesgo clarísimo. Por un lado todos tenemos cierto sesgo, (si bien es cierto que en algunos casos, tratamos de dejarlo atrás y buscar alguna forma de que todo el mundo mejore); y por otro lado, si me cabrease esto del sesgo hasta el punto de escribir este post, ¡no daría abasto!.
Lo que me cabrea de verdad es que se defina como economista y la colección de tonterías todas juntas que ha puesto para tratar de crear opinión favorable a unos intereses, totalmente alejados de la economía. Me cabrea mucho, que personajes como este desprestigien este campo que me apasiona. Ya hace tiempo que estoy hasta harto de que el gremio de los economistas esté tan desprestigiado; Puedo tratar de justificar determinadas cosas o suavizar el tema en plan corporativista o lo que puedo hacer es tratar de poner las cosas en claro y decir bien alto, que la sociedad se queda muy corta con los calificativos hacía lo representativo de esta profesión, (o pasión).
Y como supongo que tal ataque ha de ser explicado, me remito al artículo que ha puesto este en “el economista”, (¡pena de no poder denunciar el nombre del periódico!), que se llama salarios y productividad. El artículo trata de defender el nuevo axioma de moda que es el que expresa claramente: “No hay una medida más necesaria y aconsejable que la de que los salarios estén ligados a la productividad y al desempeño empresarial, en vez de la nefasta práctica de indiciar los salarios respecto a la inflación.”.
Tras las conclusiones llega el primer párrafo del panfleto que es simple y llanamente antológico:
“Cuando nuestra economía está en momentos en estanflación -esto es, caída de la actividad con inflación- es incuestionable la existencia de problemas en el lado de la oferta y, en especial, en el mercado laboral. Una de las soluciones más inmediatas sería la del ajuste salarial a la baja, que equivale a un choque positivo de oferta que aceleraría nuestra salida de la crisis al tiempo que la haría más intensiva en empleo”
Desde luego, lo más grave es que nos encontremos con una persona que usa aquello del mercado para decorar las proclamas; porque no se puede entender jamás que una persona que trate de explicar esto del mercado, pase completamente del mercado y se centre en la oferta. Así de claro.
Lo único que es correcto es la incuestionable existencia de problemas en el lado de la oferta; pero desde luego los problemas en el lado de la oferta puede ser porque sus costes se hayan deteriorado mucho durante muchos años, o puede ser porque resulta que no venden. ¿Es lo mismo?. Pues mirando sólo para la oferta, puede parecer que es lo mismo, pero en realidad, tanto la diagnosis como el tratamiento varían; Si el problema es que los sueldos y los costes laborales se han disparado durante mucho tiempo por encima de la capacidad de generar beneficios, hay que actuar sobre esto. Pero si hemos llegado a una situación que viene de la caída del poder adquisitivo de la demanda, ¿Será la misma solución?. Pues un director de algo que lleve la palabra económicos debería saber que esta cuestión tiene cierta importancia.
Y la importancia es que el famoso shock “positivo” de oferta, que el menciona, significa según las recetas que este propone un shock “negativo” de la demanda, que prefiere obviar. Por tanto si el problema viene de una falta de ventas, su solución lejos de arreglar el problema vuelve a fallar. Y todo porque resulta que ahora está de moda olvidarse de que el mercado es demanda y oferta y sin demanda pasa lo mismo que sin oferta: no hay mercado que valga.
En todo caso, lo más llamativo no es precisamente olvidarse de la demanda, sino que estamos hablando de las matemáticas puras y duras. Está hablando que lo que propone este señor, hará nuestra economía más intensiva en empleo, (¡como el mismo reconoce!); pero lo que no acabo de entender es como no relaciona tal consecuencia con ¡el título del artículo!; es decir, si buscamos una economía basada en sueldos bajos, muy intensiva en empleo; ¿Luego nos quejaremos de la productividad?. ¡Manda huevos!. ¿De veras no le recuerda cierto modelo productivo?.
Pero es que no contento con estas increíbles tonterías, nos adorna el esquema con una frase del antológico del disparate:
“si las subidas salariales están limitadas por las mejoras de la productividad, conseguiríamos que pudieran subirse los sueldos sin que lo hicieran los costes laborales, lo cual es una condición necesaria para que se pueda recuperar nuestra ocupación”
A ver como se le explica a este buen señor que si suben los sueldos, suben los costes laborales; porque si tenemos una cantidad que es X a la que le sumamos un porcentaje de X; si sube X; ¡matemáticamente sube la suma de las dos!. Por no hablar de la extraña matemática de hablar de subir los sueldos, cuando se propone bajarlos, a la vez que se vinculan con la productividad, (¡que de acuerdo a lo que expresaba ¡baja!), mientras que en concreto se dice que, se deben establecer ¡topes máximos a la subida de los sueldos a lo que es la previsión oficial de inflación del BCE!.
Para rematar el asunto este señor nos cuenta que:
“La teoría económica nos dice que se demandará trabajo (se contratará gente) en tanto en cuanto la productividad del mismo supere su coste. Es más, si una empresa paga a sus trabajadores por encima de lo que aportan a la misma, es una situación del todo insostenible, ya que entraría en pérdidas y, por lo tanto, acabaría desapareciendo”.
Lo cual no es del todo falso, pero olvida este bendito señor que la teoría económica y toda la argumentación acerca del mercado se basa en los procesos de ajuste, de forma que en las empresas que no sean capaces de tener una productividad adecuada, ¡han de cerrar!. Esto es libre mercado en el que las empresas tienen que cerrar. Lo que no es normal es que alguien con un mínimo respeto por el mercado, nos diga y nos cuente que hay que hacer todo para que las empresas no quiebren.
Porque curiosamente, luego habla de justicia y no sé que más tonterías, para acabar echando la culpa de la productividad a los trabajadores que aún tienen claúsula de indemnización de fin de contrato, olvidando que la productividad depende de las inversiones, de los procesos intensivos en bienes de equipo, de la innovación y de la gestión de las empresas; por supuesto, olvida también que al principio del artículo propuso un sistema basado en la baja productividad.
Lo cual me lleva a la “teoría de los salarios de eficiencia, suele ser mejor retener y motivar pagando más a quien se lo merece, que pagar el mínimo, el llamado salario de vaciado, a aquel que no tiene mejor alternativa”, que usa de forma totalmente absurdo como coartada para tal cumulo de tonterías; sin pararse a pensar, (supongo que de forma interesada), en el cumplimiento real de esta teoría en España. Sobre todo, teniendo en cuenta que esta teoría es cierta, pero nos dice que “SUELE SER MEJOR” que es muy distinto a “ESTO OCURRE EN ESPAÑA”, y a lo mejor la diferencia entre estos dos conceptos explica que la oferta esté hecha unos zorros y la demanda también.
En fin, puede ser que este señor será llamado a todos los foros de ciertos empresarios de renombre y muy reputados, que a su vez le felicitarán por su gran calidad al defender que determinadas empresas puedan ahorrar cuatro duros. Desde luego sin tener en cuenta estos empresarios que estas recetas están cavando una tumba en la que la oferta va a sufrir tantos shocks (de los negativos), como clientes falten. También habrá empresarios que entiendan que esto no es una forma de proceder, y es el número y poder de los dos grupos lo que va a definir nuestro futuro.
Futuro que también va a quedar definido por la integridad de los profesores de economía aplicada o de los directores de institutos de estudios económicos, ya que si están empeñados en vender por un poco de reconocimiento entre determinados personajes y unos cuantos euros, (aunque sean muchos) en conferencias y demás historias, jamás saldremos de esta; y menos cuando van en contra de todas las teorías económicas, (que se nota que conoce lo suficiente como para torturar), que a su vez están basadas en la realidad; por esto ya lo escribí en un post: ¿Cuándo han coincidido las bajadas de sueldos con una mejora de la economía?. ¿Cuándo han coincidido las bajadas de sueldos con una mejora de la productividad?, ¿Cuándo una bajada de los ingresos de la sociedad no ha implicado una crisis mayor?, ¿Cuándo una bajada de sueldos no ha supuesto una bajada de la productividad?. Esas preguntas son lo que tendría que contestar y son las razones por las que las teorías son las que son.