La noticia de hoy ha sido sin duda alguna el terremoto y el tsunami de Japón. Lamentablemente no ha sido la primera, ni será la última tragedia que vayamos a conocer, pero el caso es que en este caso ha existido un par de diferencias claras.
La primera es que es la primera vez que tenemos la retransmisión en directo de la tragedia. Esto ha conseguido hasta que los gobiernos reaccionen inmediatamente. Cuando la tragedia se desarrolla en Haití, o bien cuando (aunque no sea natural) se desarrolla en Libia, no tenemos todo el pack multimedia, de tal forma que no somos capaces de sentirla con la misma sensación. Algo también influye que las catástrofes en “países ricos” duelen más en la prensa.
No hace falta más que recordar el tsunami de Indonesia en las navidades de 2004; que a pesar de tener unas magnitudes que difícilmente van a ser superadas jamás, no tiene el impacto actual.
Pero ya en el terreno económico el desastre de Japón y también la crisis de Libia van a tener efectos muy perversos en la economía. La primera idea que me gustaría dejar clara es que cuando me refiero a la economía, quiero referirme a la economía y no a los mercados financieros.
Esta distinción es muy importante, porque de repente nos vamos a encontrar con unos cuantos análisis de cómo va a afectar esto a la bolsa, (de todos tipos y colores), pero lo que está claro es que ya tenemos excusas para lo que queramos. Tal y como la guerra de Libia ha sido usada para explicar un rally del petróleo que llegó a 110, cuando nadie se imaginaba que un dictador como Gadafi podría perder su poltrona, De 110 pasó a 120, (curiosamente inversamente a la velocidad máxima), y al final resulta que los precios del petróleo eran por culpa de Gadafi.
Pues ahora con el terrible suceso, ya tenemos una razón para la caída de las bolsas. De esta forma ya tenemos el cisne negro, o un suceso inesperado que logre cambiar las cosas. Claro que lo que deberíamos explicar es que las cosas ya no estaban muy bien antes de esto, y por supuesto que nadie dirá; ¿se hubiese derrumbado esto sin el terremoto?.
Pero de hecho, si tomamos esta razón como la caída de las bolsas, es muy conveniente para todo el mundo, porque los reguladores y gobiernos alegarán que la culpa no es suya. Los gestores igual, y los ciudadanos tendremos que aceptar nuevos recortes a causa de este deterioro que “frustraría la recuperación”; sobre todo con todos los análisis que van a surgir de la presión de la deuda japonesa, (van a demandar muchos fondos para la recuperación en un entorno muy endeudado).
Esto va a venir muy bien para el Q3, y va a servir para tomar unas cuantas “decisiones díficiles”, que lamentablemente van a tener efectos en todo el mundo.
Lo curioso es que al final en bolsa, el impacto dependerá de las noticias, de la valoración de las noticias y sobre todo de los “esfuerzos” que se dediquen a esto; exactamente igual que a la economía pero en sentido exactamente inverso. Es decir, cuanto mayor sea el esfuerzo para la bolsa, mejor le irá a esta, a costa de la economía hasta la siguiente.
Y luego sin darnos cuenta, nos encontraremos discutiendo si este drama ha sido una conspiración, debido a que los Estados Unidos han sacado el arma este capaz de provocar terremotos, (HAARP), con el fin de tumbar las bolsas, (nadie puede aclarar porque).
En fin, este acontecimiento ha sido un drama con las personas, es un drama económico, (como todas y cada una de las destrucciones), y puede acabar siendo una tragicomedia cuando sirva para justificar desde las intervenciones más absurdas para salvar a los de siempre hasta las teorías conspiranoicas más extremas.
¿Y la bolsa?. Pues ¡adivinen!.