El otro día colgué un post en el que trataba de desmontar el mito de la falta de cualificación de los españoles. Creo que es muy importante tratar de seguir profundizando en este tema, porque a veces olvidamos una perogrullada que es aquella de decir que el modelo productivo de un país se determina por el modelo productivo de las empresas que se instalan en el país.
Por tanto, aunque a veces veamos que nos saltamos alguna parte del razonamiento, la tipología de las empresas, determina el modelo; por lo que para defender que tenemos este modelo es por culpa de la escasa cualificación laboral de los trabajadores, tenemos que seguir el esquema que he iniciado el otro día.
En primer lugar tocaba determinar si era real o no la escasez de formación laboral. Realmente, mirando sueldos y sobre todo teniendo en cuenta que España es una potencia exportadora de personal formado e importador de personal de escasa cualificación; llegamos a una conclusión que puede parecer paradójica; todo hace suponer que España tiene más gente cualificada que la que es capaz de absorber. En definitiva, parece que la escasa formación de los trabajadores, parece que no es real o por lo menos no parece que sea el problema definitivo.
Pero asumiendo que el problema fuese la escasa cualificación de los trabajadores, deberíamos tratar de seguir analizando el impacto que tal circunstancia tendría sobre las empresas. Y para esto tenemos que tener en cuenta que en este razonamiento tenemos unos cuantos mitos. Sobre todo tenemos uno que es el referido a que “los trabajadores españoles no están preparados para trabajar en empresas de tecnología punta”. Y aquí hay muchas cosas que decir y que explicar.
La primera es que tenemos la sensación de que en las empresas de tecnología, o en sitios como Sillicon Valley solo caben personas muy cualificadas. Y esto no es más que una representación demasiado simplista, (hasta el punto del absurdo) de lo que es una empresa.
Para la inmensa mayoría de los trabajadores, el cambio de un sector a otro, entraña nulas o casi nulas dificultades. De esta forma, el departamento financiero o contable de una empresa puede dedicarse lo mismo a una constructora, que a una empresa de telecomunicaciones, que a una churrería. Evidentemente las escalas son distintas y pueden existir ciertos matices, que entrarían en el campo de matices y sobre todo en el campo de directivos.
Lo mismo se puede deducir para todas aquellas personas que se dedican a las tareas de limpieza o a la seguridad de las instalaciones. Por supuesto, lo mismo va para la mayoría de las tareas auxiliares, prestadas tanto por la empresa, como por el efecto inducido en las demás; Por ejemplo, los camiones que transportan mercancía, lo mismo pueden trasladar ladrillos que chips, (incluso es más fácil transportar chips), los bares que se montan en los polígonos industriales, funcionarán igual independientemente de la fábrica que se instaure; las imprentas de la zona, tendrán poca variación de hacer la cartelería para varias empresas, y los cines y comercios de la zona en donde gastan los trabajadores el sueldo, (por no hablar de gasolineras, supermercados, recibos eléctricos de los domicilios y demás), no dependen del tipo de empresa que nos encontremos y si en cambio de los ingresos de los trabajadores de esta empresa.
Pero incluso cuando entramos en el terreno de las propias operaciones de fabricación propiamente dichas, nos encontramos con no demasiadas dificultades. De hecho cuando un trabajador busca un empleo en una fabrica cualquiera, no busca un sector determinado, sino que busca eso: ¡empleo en una fabrica!. La dificultad de la tecnología y de los bienes de equipo estriba en el diseño y sobre todo en el pago de equipos caros. Pero la gran ventaja de la tecnología y de los bienes de equipo es que proporcionan productividad y simplifican el factor humano consiguiendo que los procesos sean más sencillos.
Por resumir, cuando éramos los españoles los que emigrábamos a países como Alemania, una gran parte de ellos acababan en cadenas montaje de las empresas punteras. Si en cambio emigrábamos a Latinoamérica, lo más normal era acabar desarrollando todo tipo de negocios o vinculados al sector servicios o sector primario. En ninguno de los casos había excesivos problemas para desarrollar el trabajo, y por supuesto, el hecho de que en Alemania acabasen trabajando en fábricas, no era una cuestión de formación, sino que respondía al hecho de que las fábricas ofrecían puestos, de la misma forma que muchas personas acabaron trabajando en empresas de limpieza, constructoras y demás.
Por descontado cuando hemos recibido inmigrantes en España en los últimos años, ¿Dónde han acabado?. Pues en donde surgen las oportunidades, que no es otra cosa que ha sido sector de la construcción. ¿Qué el modelo productivo se ha fijado por la disponibilidad de mano de obra?. Pues mucho menos que dudoso.
Si lo queremos ver de otra forma, y pensar en que las empresas quisiesen enfocar sus negocios hacia otros servicios de mayor valor añadido. En este caso, lo que sería normal es que si no encontrasen personas formadas en España, pues que se dedicasen a buscar a estas personas fuera del país, pagando lo que fuese. Pues debemos recordar que teníamos una norma por ahí, que para animar a traer a personal de alta cualificación del extranjero proponía ciertas ventajas fiscales, de forma que estas personas tuviesen una tributación muy reducida en el I.R.P.F. ¿Es razonable pensar que existe un déficit de personal cualificado, cuando tenemos que incentivar la venida de este personal?. Por supuesto, este supuesto déficit justificaba una medida que lo que sirvió fue para beneficiar a los clubs de futbol, que pactan los impuestos en neto y de esta forma pagaban menos por traer a las estrellas foráneas. ¿Quién protestó por la supresión de esta medida?. Pues los clubs de futbol. No tengo noticias de que ningún centro de excelencia haya lamentado esa pérdida de incentivos fiscales.
Las empresas y empresarios deciden que es lo que se produce en España y la tecnología o las formas de producir en España, lo cual es muy obvio porque las empresas son las encargadas de asignar los recursos productivos; de forma que los trabajadores somos los que acabamos trabajando en las empresas que existen o que se crean. Por descontado, si alguien quiere trabajar en un puesto que genera valor añadido, tiene bastantes posibilidades de acabar emigrando.
Pero en todo caso, este post no es más que una sucesión de perogrulladas, difícilmente discutibles, pero la única duda es entonces entender por que tenemos tanto análisis afirmando que el problema es la educación y la cualificación. Y la realidad es que la ventaja es doble. Por un lado trasladamos el problema del modelo productivo y de los resultados actuales desde un entorno empresarial y financiero que hace unos años hinchaba pecho con aquello de que estábamos en la Champions, y ahora trata de repartir las culpas sobre todo el mundo. Mientras discutamos sobre si la educación es buena o mala, nadie caerá en la cuenta que la productividad depende sobre todo de la INVERSIÓN y de los procesos productivos, o dicho de otra forma, si nos pasamos la vida que lo mejor es defender siempre la gestión privada de todo por la creación de valor que supone la gestión privada, tendremos que entender que si al final la creación de valor no ha sido real, ¿la culpa de quien será?; pues había algo que se llamaba gestión.
Y la segunda ventaja es también muy obvia; una vez acabado con el sistema de cajas, y en camino de cargarse todo el sistema sanitario público, el siguiente objetivo claro es la educación. ¿Qué mejor forma de meter la mano en este campo que introducir la idea de que la culpa de la productividad es de la formación de los trabajadores?.