Uno de los efectos que ha supuesto la publicación de una noticia en la que el Banco de España consideraba inadmisible la subida de sueldo que encontraban en España en el primer trimestre de 2011, que cuantificaba en el 3,1%, (incomprensible en una situación de crisis), fue el encontrarme en una discusión con una amiga.
Evidentemente la discusión no versaba sobre la oportunidad o no de subir los sueldos, sino sobre la vista del Banco de España, y en general de todos los organismos económicos. Es decir, la noticia de que el Banco de España advierta sobre la excesiva subida de los salarios en España en el primer trimestre de 2011, lo que sugiere es que esta entidad nos está hablando de un país que no se corresponde con la realidad.
En definitiva me he encontrado discutiendo sobre si desde estos organismos se sabe cómo está la situación; Está claro que el hecho de que salga una entidad lamentando la subida salarial en España es un indicio claro de que no tienen ni puñetera idea de lo que están hablando. Sin embargo, yo no soy de esa opinión y creo que por lo menos en este caso, si conocen la realidad lo suficiente como para llegar a entender que los sueldos altos no son precisamente el problema español. El argumento es sencillo; Si vamos al informe del Banco de España, (no a los reportajes que salen a cuenta de lo que se declara o de una presentación), comprobamos que en el propio informe cuenta que esas subidas son determinadas subidas en los convenios que arrastraban las clausulas de revisión conforme a la inflación, y aclara (eso sí que se olvidan en ruedas de prensa o declaraciones), que afecta a una minoría de trabajadores.
Por tanto, ya en el propio informe se habla de que estamos ante una minoría de casos, lo cual es muy distinto a que “de media han subido un 3,1% los sueldos”, frase que es mucho más apropiada para atacar y poner el granito de arena para la reforma de la negociación colectiva, y para “estar preocupado por la evolución de los sueldos”; (queda muy mal para preocuparse de que a una minoría de trabajadores se les haya subido el sueldo un 3,1%).
Por supuesto, existen otras muchas referencias a la debilidad de los sueldos en dicho informe de coyuntura española, (por ejemplo es frecuentemente citado como fuente de la baja actividad, o de la baja demanda o de la atonía en el consumo).
Por tanto no me cabe duda de que desde el Banco de España y desde el Ministerio de Economía se es consciente de la situación de los trabajadores, ya que aunque sólo sea por todas las estadísticas que han tenido que buscar para encontrar alguna que mínimamente defienda la oportunidad de lo que proponen, (aún con las salvedades que constan en el informe pero no en la prensa), tienen que ser conscientes de la situación. Es decir, si nos cuentan que la renta disponible de los trabajadores está cayendo, tienen un indicio muy claro de que los sueldos no están subiendo demasiado.
Otra cosa es que siendo conscientes de la situación, traten de ocultarla, transgiversarla o manipular para dar una sensación distinta de la real; u otro detalle es que no sepan cómo salir de esta situación; estos son dos temas distintos en los que si estaría de acuerdo, pero estoy completamente seguro de que realmente saben lo que ocurre, (quizás no hasta que punto, pero me constan que saben la situación).
El argumento es sencillo las estadísticas son una forma de conocer la realidad, o mejor dicho de que la realidad nos transmita una información y nos la comunique de una forma que podamos entender; puede ser entendida como un sistema de señales o un lenguaje. El hecho de que los lenguajes se usen para mentir no debe llevarnos a concluir que el lenguaje es el mentiroso, ¡son las personas!. Lo mismo ocurre con las estadísticas, no mienten y dan mucha información, y aunque no se puedan usar para mentir, esto no implica que hoy sean suficientemente expresivas como para que la realidad esté muy clara.
La discusión degeneró entonces hacia el concepto “saber”, (o algo parecido). El argumento de la parte contraria es que estos gerifaltes del Banco de España deberían mantener con 1.000 euros al mes a una familia durante tres meses, y temer por el empleo o por las subidas de precios de la gasolina o electricidad, o el despido.
Tengo que reconocer que las estadísticas, aparte de ser una gran fuente de datos para construir discursos que manipulan, tienen un efecto deshumanizador sobre las situaciones. Al final cuando tiramos de una estadística es cierto que tratamos a muchas personas que están sufriendo como un dato, (lo mismo ocurre cuando hacemos un análisis que estas personas pasan a ser argumentos en lugar de personas).
¿Es necesario ponerse en determinadas situaciones para entenderlas?. Yo no he conocido la sensación de pasar hambre, no he tenido la angustia de tener que alimentar a un hijo. Está claro que no puedo saber lo que se siente; pero es que tampoco me he estrellado contra un muro con el coche, no me he caído de un puente, no he sido amenazado por una banda terrorista como lo han sido muchos guardias civiles, empresarios, o políticos en el país vasco, no he sido internado en un campo de concentración y tampoco he tenido que hablar con Zapatero, Rajoy ni Botín. Está claro que no podemos saber exactamente qué es lo que sentiremos en determinadas situaciones, y también está claro que muchos de nosotros tendremos que reconocer que no sabríamos como actuaríamos. Sin embargo, no creo que sea necesario saber exactamente cómo se siente, para entender que determinadas situaciones es conveniente que sean evitadas, y desde luego no son deseables.
El otro día me preguntaban en un comentario, como era posible que aguantase; viendo una situación que difícilmente se puede denominar como dramática; pues he de ser sincero y decir que debido a mi situación no soy de los más perjudicados en esta historia. Y que no me queda más remedio que deshumanizar esto. Lo he comentado en una ocasión, simplemente trato de abstraerme de una realidad que estoy seguro que es dramática para muchísimas personas.
Puede ser que sea una de las primeras lecciones cuando te acercas a una realidad que es completamente absurda. Se necesita la habilidad para buscar las situaciones en las que están las personas, (cualquier aproximación a la economía sin tener en cuenta a las personas es un completo fracaso de entrada), pero no dispongo del coraje suficiente como para poner nombres y apellidos.
Esto es algo que comparto con todos los analistas, economistas y también con los que toman decisiones que están lanzando a situaciones insostenibles a millones de personas, sin tan siquiera pestañear. Simplemente es porque de alguna forma estas personas que están pasando ahora mismo no son personas, son parte de un número.
Este fenómeno se comprueba con una paradoja que es muy difícil de explicar; cuatro millones de parados es un problema macroeconómico, pero en definitiva no es más que un titular de un periódico que nos puede molestar, (e incluso puede alegrar a determinadas personas). Pero no es un drama; el drama es ¡un parado!. 16.000 desahucios no son más que un número, (todos estaremos de acuerdo en que es macabro), pero es sólo un número; el drama es ¡un desahuciado!.
Esta paradoja, me lleva a otra que hemos de resolver, (y en este caso, más que tratar de explicar, me gustaría pedir ayuda). Cuando hablamos de cualquier medida, o cualquier decisión o cualquier aspecto económico, tenemos que entender que estamos hablando de millones de personas que pueden estar en unas situaciones que no somos capaces ni tan siquiera de imaginar. En realidad no se puede entender la economía y la situación sin pensar en las personas; pero es muy difícil pensar en las personas y no volverse loco en el intento. Es algo que hemos de solucionar.