Esta semana ha sido la semana macro por excelencia. El miércoles hablaba Jerome Powell y, por primera vez en mucho tiempo, insinuó que se iban a relajar las exigentes medidas que la FED había implantado desde inicios de año sobre la subida de tipos de interés. Todo ello provocó una fuerte subida en la Bolsa estadounidense y varios analistas ya empezaron a augurar el pistoletazo de salida de un nuevo ciclo alcista. Otros se mostraron más cautos, pronosticando que una posible relajación de los tipos no evitará una bajada de beneficios empresariales y una mayor dificultad para subsanar deuda, lo que provocará que aún tenga que pasar tiempo hasta ver el próximo ciclo alcista.
Bien, la realidad es que no sé un carajo de economía macro. Quizá os lo ha parecido con todo lo escrito en el párrafo anterior pero la realidad es que no tengo ni pajolera idea. Bueno quizá un mínimo sí sé al no parar de leer últimamente sobre ello pero, a la que los analistas macro entran en detalle con sus explicaciones, estoy más fuera que Alemania en el Mundial.
Sí me fío de gente que creo que sabe y lo ha demostrado, como por ejemplo el gran theveritas. Quizá porque su actual visión bajista la explica para todos los públicos pero la realidad es que lo que dice (y lo que hace con su cartera) tiene toda la lógica a mi parecer. Eso sí, por mí mismo, soy incapaz de refutar los argumentos que dan aquellos que ven ya aquí un nuevo ciclo alcista.
Entonces por qué opción he optado? Pues por la táctica del avestruz, es decir, por pasar de los temas macro. Mi método de inversión se basa exclusivamente en lo que hacen (y lo que preveo que hagan) las empresas a nivel fundamental…y lo que haga su precio. Para mi sistema de inversión la situación macro sencillamente no la tengo en cuenta… explícitamente.
Por que explícitamente? Pues porque, sintiéndome incapaz de analizar si la Bolsa se va a hundir para poder ponerme previamente en liquidez, sí debo tener un método que me diga: “cuidado, algo está pasando aunque no sepa lo que es, así que sal de ahí insensato”.
Y es que, ya se ha visto este año, hasta las mejores empresas del mundo se pueden ver arrastradas por la ola macroeconómica y comerte una bajada importante.
Así pues, en qué me baso para vender aunque la empresa aún no cotice al precio que he calculado como justo? Pues, para indignación de los amantes del ‘solo es análisis el análisis fundamental’, me baso en el precio. Esto es como el lema de ‘si no puedes con el enemigo, únete a él’. En este caso sería: ‘si no eres capaz de entender la causa, fíjate en la consecuencia’.
Y la consecuencia, cuando algo va mal, lo sepas o no explicar, es que el precio pasa a tener una tendencia bajista. Theveritas sostiene que la Bolsa se vuelve bajista cuando quiere la FED. Otros cuando la guerra de turno empieza (ahora Ucrania). Otros cuando la línea de tendencia del bono a 10 años se cruza con la línea del bono a 2 años (o algo así).
Y yo, que solo sé que no sé nada, espero a que el precio de una empresa se ponga bajista para vender. Y espero a que el precio se ponga alcista para comprar.
Obviamente no es la única regla de mi sistema inversor pero sí es una condición sine qua non.
Y es que, aunque sepa que no sé nada, lo que no haré será nadar contra corriente. Para eso ya está David Meca.