En uno de los primeros post que publiqué en el blog os relaté sobre un moroso empedernido que en 1979 había comprado por cuatro chavos una casa del IVIMA y que no había pagado ni una sola letra de la hipoteca a pesar de que solo ascendían a la módica cifra de 1.000 pesetas.
Alucinantemente el IVIMA no le había reclamado nada en treinta años.
Y no solo eso, sino que además el tipo había acudido a la Consejería de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid donde le habían conseguido otra VPO en sustitución de la vivienda de la que yo le iba a desahuciar. Pero no una VPO normal, sino una formada por la unión de dos viviendas dado que la suya era una familia numerosa con un niño subnormal a su cargo y un abuelo medio loco.
O sea, un cero patatero para una administración ciega, coja e incompetente que reparte dádivas sin distinguir entre quien las merece y quien solo es un abusador que se aprovecha de los agujeros del sistema.
Y como éramos pocos parió la abuela...
Y hoy leo con estupor que Manuela Carmena, la nueva alcaldesa, ha ordenado paralizar todos los procedimientos de desahucio de la Empresa Municipal de la Vivienda de Madrid.
Es decir, que la propiedad de cientos y miles de viviendas alquiladas ha dado instrucciones precisas de no desahuciar a nadie aunque le dejen de pagar el alquiler.
Y esto, que a muchos nos puede parecer una barbaridad injustificada, en realidad no es más que la aplicación a la vida real del pensamiento idealista, buenista e ilusorio de esta gente que ahora están tomando las riendas en tantos sitios. Los malos son los empresarios hoteleros que dan trabajo y atraen turistas pero que por el camino quieren lucrarse, esa palabra maldita en según qué ambientes. Los malos son los constructores que empiezan a levantar cabeza y pretenden volver a lucrarse levantando nuevos proyectos. Malo es cualquiera cuyo primer objetivo sea lucrarse, lo cual debería ser el objetivo de cualquier empresa que deba rendir cuentas ante sus accionistas.
Estamos hablando de gente con una mentalidad antieconómica.
Lo acabamos de ver igualmente en el caso griego.
Ahí sí que he alucinado
Un país que festejó su incorporación al euro a principios de siglo, y su acceso a los créditos bancarios del norte, viviendo muy por encima de sus posibilidades. Siguieron con la antigua costumbre del soborno y la trampa para no pagar impuestos, recaudando para el Estado una ridícula proporción de lo que correspondía, pero en poco más de una década los salarios en el sector público griego se duplicaron —y eso en un país con dos veces más funcionarios estatales que el Reino Unido, cuya población es casi seis veces mayor—. El sistema de educación pública griego es uno de los peores de Europa pero que empleaba más profesores por alumno que el finlandés, número uno en el ranking mundial. La edad de jubilación en Grecia era, y sigue siendo, 57 años (en muchos casos menos) mientras que en Alemania los jubilados no reciben sus pensiones estatales hasta los 67 años. Un país cuyo exministro de finanzas, Stefanos Manos, declaró una vez que tal era la ineficiencia, corrupción y exceso salarial en el sistema nacional de ferrocarriles que le resultaría más barato al Estado pagar para que todos los griegos viajaran en taxi. (El País)
Y me ha resultado increíble que toda esta extrema izquierda europea, en vez de defender con uñas y dientes el dinero público europeo, que con tanto esfuerzo se nos arranca a los contribuyentes,en lugar de hacer eso, se haya lanzado, prietas las filas, a defender a semejante pandilla de aprovechados que no dan un palo al agua desde que obligaron a Sócrates a tomar la cicuta.
¿La extrema izquierda dando lecciones de economía?
Ver para creer.
Ahora todos estos amiguitos de Manuela Carmena están rabiosos con Europa porque en vez de limitarse a seguir aflojando el bolsillo, que es lo que hubieran hecho estos incompetentes económicos, le han dado la pasta a Grecia con una mano de seda mientras con la otra mano, ésta de hierro, le exigían que llevara a cabo, por fin, ahora sí, los profundos cambios estructurales que su economía dieciochesca necesita.
Pues con los inquilinos morosos de las administraciones municipales más de lo mismo. En vez de enviarles el mensaje de que como se les ocurra dejar de pagar el alquiler se les acaba el chollo de estar alquilados por por una miseria, se les dice que no se preocupen, que aunque dejen de pagar nadie les va a echar de su casa.
Que astucia la de estos nuevos alcaldes.
Y sí, ya lo se, me he vuelto a salir de los temas habituales del blog.
Y no me arrepiento.
