Seguro que os estáis preguntando a qué juzgado voy a despellejar hoy como los Lannister desuellan ciervos.
Es natural que penséis así porque, como todos los usuarios de la Justicia conocen de sobra, se desastroso funcionamiento y el desinterés generalizado de sus servidores nos dan ejemplos de sobra para sostener una columna diaria de opinión levantada exclusivamente sobre las anécdotas de este mundillo.
Sin embargo estáis muy equivocados respecto a mis intenciones de hoy porque lo que a continuación os traigo es un ejemplo de todo lo contrario:
¡Un secretario judicial que se preocupa por hacer bien las cosas!
Y no solo eso, sino que este secretario ejemplar se toma la molestia de advertir a los potenciales postores que esto no es ninguna broma, que es su responsabilidad averiguar el estado de las cargas y que antes de participar deberían asesorarse por expertos.
A ver, no es ningún secreto que las subastas judiciales son una inversión peligrosa en la que todos nos jugamos mucho dinero y no está de más que sea precisamente el encargado del negociado quien advierta de lo que puede pasarnos si nos pasamos de listos.
Este mismo blog es un magnífico ejemplo de cuántos de los que se interesan por las subastas no tienen ni pajolera idea de las reglas de este juego. Se delatan ellos mismos con las sandeces que preguntan. Y más de una vez yo o cualquier otro les hemos respondido que dado que son unos analfabetos en la materia más les valdría mantenerse bien lejos hasta haberse cultivado un poco.
Y es que aunque estoy completamente de acuerdo en que la Ley permita la venta judicial forzosa de los bienes de los deudores para saldar las deudas que éstos tienen con sus acreedores, no es menos cierto que la cosa debería hacerse de forma que el juzgado encargado de llevar a cabo dicha venta forzosa, se esforzara en obtener el máximo rendimiento de la misma con el objeto de perjudicar lo menos posible al deudor para causar a su patrimonio el menor menoscabo posible.
Y esto se consigue precisamente así, ofreciendo a los postores mucha información.
¿Tanto les costaría a los secretarios judiciales repasar el expediente judicial antes de redactar el anuncio e incluir en el mismo un pequeño resumen sobre las peculiaridades de cada subasta?
Información sobre si tiene o no cargas registrales, sobre si las notificaciones judiciales se han llevado a cabo en el domicilio que sale a subasta y si han resultado positivas o no, etc.
No es tan difícil.
Y además de eso tampoco estarían de más algunas advertencias, como por ejemplo la que hoy os traigo en la que el secretario explica que además del precio ofrecido y de las cargas registrales anteriores el adjudicatario estará obligado a pagar otros gastos e impuestos.
En resumen, solo estoy hablando de unos cinco minutos del valioso tiempo de los Letrados de la Administración de Justicia.
Pero se tratarían seguramente de los cinco minutos más valiosos en términos de lo mucho que podrían favorecer a los deudores y de los problemas que podrían atajar a los adjudicatarios más ignorantes.
Aunque como he mencionado, no existe ninguna Ley que pueda obligarles a ello.
Tendría que salir de cada uno.
Solo si se sienten implicados en los problemas de la ciudadanía.
Pero diantres, por qué no.