Draco, activo colaborador de este blog, me ha enviado el siguiente relato:
PROTAGONISTAS:
Jon Amezaga, rico industrial vasco de 80 años, propietario de 1/10 parte indivisa de un terreno que está en un polígono incluido en un PERI y cuyo valor se va a duplicar en los próximos años.
Josu Amezaga, hijo del anterior
Francisco Bonechea, un poco menos rico industrial vasco, propietario de 9/10 partes del mismo terreno, por el que ha pagado 900.000 euros con la perspectiva de la próxima revalorización.
HECHOS:
Hace unos meses se celebró la subasta para la disolución del proindiviso del terreno en cuestión, asistiendo a la misma cada una de ambas partes con una táctica diferente.
Por la parte minoritaria se presentó Josu Amezaga, quien presentó tres sobres cerrados con una puja diferente en cada uno. El primer sobre a nombre de la empresa propietaria del 10% del terreno, ofreciendo dos millones y medio, una cifra exagerada. El segundo sobre en su propio nombre con una postura ridícula de seis mil quinientos euros y el tercer sobre a nombre de otra empresa de la que él mismo es administrador con una puja de Trescientos cincuenta mil euros, exactamente el 70% del tipo de subasta.
Por el lado contrario, Francisco Bonechea, amigo de Draco, le dice que no hace falta que le acompañe porque va a asistir acompañado de su perspicaz abogado y el procurador.
Comienza la subasta y la secretaria judicial comenta que hay pujas en sobre cerrado y entre todos se acuerda que solo se lea la más alta, que al ser leída nadie quiere igualar. A Paco Bonechea los ojos le hacen chiribitas, como al mismísimo tío Gilito. No se esperaba una cifra tan alta. Con su 90% de propiedad, hace un rápido cálculo, le van a corresponder dos millones doscientos cincuenta mil euros. Listo, no esperaba más.
La subasta se declara adjudicada en dos millones y medio y Josu Amezaga pide que la postura presentada en nombre de la empresa de la que es administrador quede reservada. Ante ese hecho tan extraño, que no acaba de comprender, Paco le pregunta a su abogado qué significa aquello y si no sería mejor que ellos hicieran alguna puja a viva voz que superase la reservada y que la reservasen también. No, qué tontería, no hace falta fue la sabia respuesta del doctor en leyes.
El final del relato estaba cantado desde ese mismo momento y así se lo hizo saber Draco a su amigo en cuanto éste le llamó para contarle la buena nueva.
Va a pasar esto y esto y esto con un 99,99% de posibilidades
Hay que recordar que Francisco Bonechea ha pagado 900.000 euros por su 90% y que si se lo adjudica la otra parte por 350.000 euros, la pérdida será de 550.000 euros, pero en realidad será aún mayor porque en breve los terrenos van a duplicar su valor.
Como digo el final del relato ya se puede suponer: A pesar de que presentaron un escrito alegando lo que intuían que iba a pasar y lo explicaron a la secretaria y a que ésta estaba completamente de acuerdo en impedir que la quiebra de la primera postura derivase en la adjudicación de la postura reservada, la realidad es que la oferta del tercer sobre cubría el 70% del tipo y por tanto la subasta quedaba firme. De hecho, hoy en día ya se ha producido la quiebra de la primera postura y ya se ha aprobado el remate en la siguiente postura. Incluso hay Auto de Adjudicación.
Pero Bonechea ha reaccionado a tiempo despidiendo a la nulidad letrada que le sirvió tan mal y contratando a un primer espada de la abogacía vizcaína. Está todo recurrido y, aunque aún no han conseguido que se anule la subasta, la otra parte tampoco ha podido registrar el Auto de adjudicación, así que las espadas están en alto y todo está empantanado.
Menos mal que Josu Amezaga cometió el error de presentar él mismo los tres sobres. Será gilipollas.
Y otra cosa, ¿para qué presentó el segundo sobre con esa cifra ridícula de seis mil quinientos euros?
Nota: Para los novatillos explicaré que lo que estaba cantado desde el principio y cualquier subasteros hubiera visto de encontrarse presente, es que la oferta estratosférica del primer sobre cerrado, estaba dirigida a adjudicarse la subasta y luego a no ser rematada. Una vez quebrada la subasta, la adjudicación pasaría a cualquier otra puja que se hubiera reservado la postura. Manipular el precio de las cosas es un delito grave, pero como todos sabemos que en España nunca pasa nada y que ancha es Castilla, pues así nos va.