Vendedor de colonia comienza a interesarse por la farándula porque piensa que la da mayor rendimiento que las pelotas y probablemente con menor esfuerzo.
El entrenador se cabrea porque el vendedor de colonia no ofrece el rendimiento que se espera de él y amenaza con sentarlo en el banquillo.
El fabricante de la colonia se mosquea y llama al presidente para hacerle saber que no ha puesto la pasta para ver como su producto se deprecia y que no está dispuesto a pasar por ahí.
El presidente toma la iniciativa y pretende hacerle la alineacón al entrenador. El entrenador no traga y se va o lo echan. El presidente se busca un sustituto más dócil.
El ex futbolista reconvertido a vendedor de colonia se convierte en el puto amo del vestuario y hace lo que le da la gana, pero sus compañeros que cobran mucho menos, se dan cuenta de que su esfuerzo no tiene premio y entoces comienza el mal rollo, la desconfianza y los comportamientos poco solidarios.
¿Dónde habremos visto esto no hace mucho?
Alguien se ha vuelto a olvidar de que esto es fútbol y que para que todo funcione tiene que entrar la pelota. Si no es así todo se va a la mierda. Se necesita un equipo que es algo más que una colección de estrellas.
Lo único que importa en este negocio es ganar los partidos. La venta de productos diversos es importante pero secundaria.
Veremos dentro de unos pocos años quien es el que acaba poniendo la pasta.