Los clientes ya no son lo que eran
Cansado de tener que llamar a 902 para que me resuelvan problemas, me descuelgue una niñata tonta que no sabe más que leer de la pantalla y dar respuestas prefabricadas. Aunque la confrontes con la realidad y lo que te digan es imposible o falso.
Cansado de que si se me estropea un teléfono móvil, un modem USB, o cualquier cosa, tenga que perder una mañana esperando a que venga un mensajero, que no me dice a qué hora va a venir, que no llame para avisar, y que luego ni aparece.
Cansado de que si llamo al fontanero, al electricista, al pintor, al servicio técnico de mi aire acondicionado, sean ellos los que me imponen qué día vienen y a qué hora, sin importarles si trabajo o no. Que se mosqueen si yo llego tarde o he tenido que salir un momento a comprar el pan. Que luego lleguen ellos dos horas tarde porque les salió otro trabajito.
Cansado de que no existan contratos fiables, sin letra pequeña, o que cuando se firma esa letra no esté y luego la publiquen en una página web en forma de "actualizaciones", de las que uno ni se entera. Pero esas actualizaciones suponen que todos los descuentos, ofertas, y cuotas gratis desaparecen y por tanto ahora en lugar de 6 euros pagas 24 al mes.
Cansado de que se me advierta que las conversaciones que voy a mantener son grabadas, pero que luego no pueda yo hacer uso de ellas para probar que tal o cual teleoperador, tal o cual comercial me prometió esta o aquella cosa. "Sí señor, disculpe, la factura es errónea, se la reembolsaremos." "Sí, señor, tomo nota, cancelamos inmediatamente su contrato."
Cansado de que reclamar sea un proceso titánico. En primer lugar porque las empresas no facilitan direcciones de contacto. Porque los servicios de atención al cliente no existen, sólo teleoperadores. Porque los teleoperadores se inventan números de incidencia sin registrarlas en el sistema. Porque después de pasar media hora en un 902 se niegan a darte la dirección postal a la que enviar un burofax. Porque ese burofax cuesta 28 euros y lo usan para limpiarse el trasero.
Cansado en el fondo de tanta soberana incompetencia, en la que a las empresas les importan tres carajos sus clientes y establecen con ellos una interacción prostituída, donde hay que pagar por hablar, sin verdadera motivación por resolver los problemas, con un diálogo que dura días, meses, años, nunca con respuesta inmediata.
Es descorazonador. No hay donde esconderse. He recorrido cuatro compañías de teléfonos móviles y todas iguales. Comprado aparatos electrodomésticos de todas las marcas y siempre igual. Dos años así y no levanto cabeza. Deprimente.
Alguien se ha parado a pensar que hoy en día no está la mujercita en casa para esperarles todo lo que se les antoje? Que somos gente que por estas tonterías perdemos días de trabajo y dinero y tiempo de valor incalculable?
Dónde están las tiendas de antes, donde si tenías un problemas volvías y te lo solucionaban. Donde la gente sabía de lo que hablaba y no eran meros comerciales esperando a hacer el siguiente contrato?
Cuándo y dónde se perdió eso de "el cliente siempre tiene la razón" y pasamos a "los clientes son naranjas a exprimir, si se pierde uno ya vendrá otro."