Al final hay dos cuestiones.
1º La rentabilidad del dinero y los gastos de carácter objetivo
2º La resistencia a ser chuleado.
Tengo una resistencia a que me cobren algún que otro gasto. He soportado muchos a lo largo de mi vida. Pese a que he intentado evitarlos. Gastos de apertura, traspasos y otros. Me ha hecho falta y hay días que me da todo un poco igual.
Pero me resisto a ser chuleado.
Eso de que el incompetente de turno, que los hay que apenas tienen cuatro pelos en el bigote, me venga amenazando de que me va a quitar, un solo euro by the face, o por lo que les venga en gana. Por ahí no paso.
No me gusta que me chuleen. Puedo gastar un buen dinero en un coche, en un producto que me gusta, aun resultando un timo. Pero que así por que sí quien más tendría que dar gracias a los clientes me chulee, como que no.
No es cuestión del dinero, que es ridículo. Es el chuleo.
Es como el mosquito que nos va a picar. No me sabe mal la sangre que se lleva, que es poca. Me mata que disfrute el canalla, mientras a mi me queda la picadura y el escozor. Así que si puedo, manotazo, lo aplasto y siento la justicia y la felicidad de hacerlo.
Espero que al mosquito Bsabadell le demos entre todos un buen manotazo. Que se quede aplastado y que no olvide nunca la lección de que con los buenos clientes no se juega. De ninguna manera. Y menos aun se chulea uno con ellos. Pues los puedes perder.
Un fuerte abrazo.