De hecho el concepto “plan de pensiones” es una idea excelente, tanto para el ahorrador como para el gestor.
La idea, repito, excelente, parte de la base de generar un ahorro para completar nuestra jubilación, con aportaciones regulares que además tienen el beneficio fiscal de la deducción impositiva, claro está recuperable por parte del erario público cuando se cobre, partiendo de la perspectiva que las cantidades que ahora desgravaremos y por la progresividad del impuesto sobre la renta serán mayores que las que gravaremos en el momento de cobro. Y es una idea excelente que uno no pueda recuperar su dinero hasta la jubilación al entenderse que no es un depósito, es una aportación a nuestra pensión, igual que nuestros patronos laborales aportan por nuestra cuenta y fruto de nuestro trabajo las cuotas a la seguridad social, que comprenden también las aportaciones a nuestra pensión de jubilación.
¿Entonces cual es el problema? Pues un montón y medio, pongo unos cuantos y seguro que me olvido de varios.
1 – Se vende como ahorro, y haciendo mucha énfasis en la desgravación, sin indicar en la mayoría de las ocasiones que lo que se desgrava ahora se pagará, al menos en parte cuando se cobre. De todas formas el “diferir” impuestos es negocio siempre.
2 – Las comisiones de gestión están normalmente entre el 1,50 (pocos casos) y el 2,50% (muchos casos) y con tipos de interés menores del 2,50 en tema se va al carajo.
3 – La solución suele ser que el plan invierta una parte en bolsa al considerar que a largo plazo la bolsa es normalmente un buen asunto, cosa que se puede ir un poco al carajo con una crisis como la actual, por la extrema volatilidad de los mercados.
4 – Los gestores “gestionan” intentando reproducir un índice bursátil, vamos que de imaginación parece que no mucha, y el gestor que bate un poquito al índice de referencia parece que es un “figura”, cosa con lo que yo no convengo ni de coña.
5 – Si las comisiones de los planes fueren proporcionales a los rendimientos del participe creo que la cosa cambiaria de manera radical, entonces si que tendrían que “aplicarse” para cobrar la gestión, salvo excepciones que no son para los ciudadanos normales, el gestor cobra tanto si hay beneficios como si no los hay, o incluso si hay perdidas.
6 – No es habitual que los resultados batan a la inflación, con lo cual en dinero no batir a la inflación supone que nuestro dinero se “empequeñezca”.
7 – Para justificar la gestión se nos habla de rentabilidad financiero-fiscal, olvidándose que lo “financiero” es lo crece o decrece nuestro dinero, y lo fiscal es únicamente un diferimiento (punto 1) y que en función de la base imponible que tengamos en el momento del cobro o financiero-fiscal, puede que sea cierto, que lo sea en parte, o incluso que no lo sea.
8 – Va el gobierno y en 2007 se “carga” las ventajas fiscales si la percepción es de una sola vez, con lo cual te puedes encontrar que en el momento de pagar los impuestos que has desgravado ni siquiera empates.
Al final no creo que podamos saber a fecha de hoy si la coña nos saldrá bien o mal, depende de muchos factores, la acertada o desacertada gestión, nuestra base impositiva de ahora, la del futuro, etc.
Yo una ventaja grande si le veo, y es que nos obliga a una disciplina de ahorro, y esto es bueno por definición, no obstante si uno es disciplinado de carácter, tal vez este no sea su producto ideal, si no lo es, a pesar de las desventajas creo que si es su producto, porque aunque los beneficios no sean ni de lejos los esperados, si no se es disciplinado no pagará comisiones al gestor, lo de hacienda no le saldrá mal porque no se ha metido a desgravar nada, pero no tendrá un duro para completar las “im-precionantes” pensiones que tenemos y que parece que son paciencia y una caña tendremos, y desde luego el no tener un duro es mas grave que todo lo demás junto.
En fin casi lo mismo que mi comentario número 11, pero en “más fino”.