El banco solo puede eludir esa responsabilidad si demuestra:
- que la operación fue autenticada, registrada y contabilizada correctamente;
- que no hubo fallo técnico ni deficiencia del servicio;
- que el usuario actuó con fraude o negligencia grave.
Además, para dar garantías al usuario, el banco debería contar con sistemas de seguridad capaces de detectar actividades sospechosas, así como de bloquear o verificar operaciones de alto riesgo.
La sustracción de dinero por los sofisticados sistemas que usan los ciberdelincuentes puede no ser responsabilidad del banco, pero tampoco es responsabilidad del usuario, que no tiene por qué soportar esas pérdidas.