Hace varios meses, en otro hilo, me dijeron que estaba muy bien educada. Lo agradecí en nombre de mis progenitores, porque creo que mis padres se esforzaron por darme una buena educación, pero me ha pasado como a tí: De tanto tropezar con impresentables en esta vida, que no distinguen la buena educación y que no captan ni a la de catorce lo de "No hay mayor desprecio que el no hacer aprecio", al final, para que no crean que "quien calla otorga o es gilipollas", terminas por ponerles en su sitio.
Pero esto solo funciona cara a cara, porque frente a frente son cobardes y no se atreven ni con un mosquito, no vaya a ser que el bichito vaya con microscopio y les pique ahí dónde más duele.
En un foro no funciona, se esconden en presuntos nombres medio cultos, creyendo así disfrazar su ignorancia, que queda plasmada cada vez que le dan a la tecla, jejeje.
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Valoro y agradezco la actitud de caballeros como tú, que ceden el paso, no te lo creerás pero ante los mayores, enfermos, etc, también lo hago yo, e incluso ante personas de mi edad, hombres y mujeres, incluso a chicos y chicas, tengo la deferencia de aguantarles la puerta para que no les dé en las narices, cuando me han cedido el paso, como forma de cortesía y agradecimiento.
Así que, aunque no tengo el gusto de conocerte personalmente, te envío este agradecimiento en el nombre de las personas a quienes les demuestras tu buena educación.
Que los borregos no lo hagan e intenten que todo tipo de expresión de delicadeza, saber estar y buena educación caiga en desuso, no implica que sea anticuado. Estas actitudes solo demuestran su borreguez supina.
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Mi padre decía que la mejor definición de imbécil es "lo que tarda el cretino de atrás en hacer sonar su claxon nada más ponerse en verde el semáforo". Me lo has recordado con el tema de las luces largas. Una vez, en un pueblecito, había un semáforo en rojo. Era un carril de una sola dirección, preferente para los que íbamos conduciendo hacia el semáforo, no había espacio para adelantar, pero de vez en cuando el semáforo se ponía en rojo y pasaban los de enfrente.
Casi sin haber llegado a lucir el color verde, el de atrás toca el pito, con aires, de "¡venga viejo, arranca!" (Mi padre entonces tendría unos 55). Total, que para el coche, sale, abre el capó, empieza a mirarlo detenidamente, como si hubiera perdido allí todos los tesoros de las profundidades marinas juntos, jajaja, y el de atrás desesperado, tocando el claxon como un poseso, asomando la cabeza por la ventanilla y chillando desaforado. (¿Sería un futuro troll cascarrabias que como veía que nadie le hacía caso se desesperaba a chillar como los cerdos en la matanza antigua? jajajaaaa).
El semáforo que se pone en rojo, otra vez en verde, el tío sale del coche y se dirige a mi padre. Mi padre que le mira lentamente y con toda la parsimonia del mundo le suelta entre fría y dulcemente: "Ya lo siento, muchacho, pero no arranca"...
Mi madre y yo dentro del coche, es que no podíamos parar de la risa. Todavía dejó que pasaran dos o tres semaforadas más. Entró en el coche y soltó: "Con educación, puedo ser educadísimo, pero si me tocan los webs, a capullo no me gana nadie" y arrancó.
Luego sigo contestando a tu post, que no tiene pérdida. Me he reído con lo del super, que no veas, jajajaa, pero ahora mis chuchos me requieren y si no voy, no te voy a contar cómo me dejan el suelo, ;-)
Un saludo cordial y hasta muy pronto: ¡Qué gusto encontrar a personas cultas, inteligentes y amables como tú!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.