Sí, fíjate tú que el Diablo tendrá mil motivos para llevarme a su club de socios, pero por mentirosa no me pilla, ya te lo digo. Soy de decir la verdad aunque duela y me gusta que me la digan. Lo malo del caso es que a veces, no se encuentran las palabras más delicadas para decir la verdad y entonces se cae mal.
Cabezona sí, pero mucho además. Como se me meta una cosa entre ceja y ceja, no cejo -jejeje- en el empeño hasta que la consigo. No me gusta dejar las cosas a medias.
Incansable antes más que ahora. Ya estoy viejilla, ;-) Pero si hay una responsabilidad, un trabajo que hacer, ahí estoy yo como la primera. Si trabajo lo hago al 100%. No me valen las medias tintas.
Sí soy sensible, es verdad, y espero poder un día llegar a olvidar para que no me siga haciendo daño. Quizá cuando se vaya mi padre, no tendré tan presente lo que le hicieron, pero a él le cambió la sonrisa. Eran demasiado amigos. Y a mí me duele verle así en los momentos de lucidez. Y por eso no perdono. (Ergo guardo rencor). Fue una historia cruel e injusta. Si algun día nos conocemos, te la contaré.
Me he pegado una paliza de triciclo por la mañana hacia la playa y por la tarde, entre granados en flor. ¡Qué poco dinero se necesita para ser plenamente feliz! Es solo cuestión de saber disfrutar de cada detalle, de cada instante, de cada sonrisa, de la grata compañía de un ser querido, de un amigo...
Espero que con la siesta el que venga con bríos renovados seas tú. Yo hoy estoy pletórica y me siento hasta joven.
Un abrazo fuerte, amigo Careto.
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.