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Hagamos justicia a una magnífica cogeneración con energía renovable
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Ante la recta final de la aprobación de la nueva regulación de las energías renovables, creo que debemos hacer un último esfuerzo de análisis de las consecuencias de algunas de las medidas a las que parece apunta la nueva normativa, que pueden perjudicar
Juan Luis Arregui
Presidente de Ence – Energía y Celulosa
Enero, 2014
Ante la recta final de la aprobación de la nueva regulación de las energías renovables, creo que debemos hacer un último esfuerzo de análisis de las consecuencias de algunas de las medidas a las que parece apunta la nueva normativa, que pueden perjudicar de forma irreparable a sectores e industrias que generan una gran cantidad de empleo y con un gran potencial de crecimiento para nuestro país .
La drástica reducción de la retribución que se baraja en la nueva regulación para la cogeneración con lignina (también denominado licor negro), un magnífico combustible natural y renovable derivado de la transformación de la madera, constituye un serio peligro para el futuro de nuestro sector forestal y la industria maderera española, a la vez que un preocupante atentado a la competitividad de la industria de la celulosa y el papel en España.
Nadie puede discutir que es necesario encontrar soluciones a los tremendos desvíos en el desarrollo de las renovables en que ha caído nuestro Sistema Eléctrico. Pero esta exigencia no nos debe llevar a medidas sorprendentes, como la que supone que se retribuya más la cogeneración con gas —un combustible fósil y de importación— que la cogeneración con lignina, un recurso renovable y autóctono.
No cabe duda de que con la cogeneración con lignina hablamos de un caso singular en lo energético y desconocido para muchos, y con una pequeña participación en la producción eléctrica. Posiblemente sea esta la causa de tal medida. Por ello, creo que hay que hacer un esfuerzo para que se conozcan las razones y los incontestables argumentos que justifican una reconsideración del tema.
La madera es un commodity, con precios muy similares en el mundo entero, y el precio de la madera que pagan las industrias incluye el valor del aprovechamiento energético que se logra en su transformación para producir celulosa, como es el caso de Ence. De esta forma, aproximadamente el 45% del coste de la madera responde al valor energético de que le aporta la lignina. ¿Qué les pasaría a las refinerías españolas si comprando el crudo en el mercado internacional la regulación no les permitiese aprovecharlo económicamente al 100%, produciendo tan solo gasolina, y no aceites o coke como hacen el resto de sus competidores internacionales?
Y gracias al mencionado valor energético que la lignina aporta, se generan unas rentas que son muy importantes para la creación y el sostenimiento de empleo rural en España, con unos efectos de vertebración territorial como pocas actividades industriales están en disposición de ofrecer en nuestro país. Las consecuencias para las rentas rurales que tendrá el cambio regulatorio en el mercado de la madera son muy preocupantes: su consumo experimentará previsiblemente un caída de hasta 25% y provocará una disminución de los ingresos del sector forestal y maderero en España cercano a los 175 millones de euros.
Pero además, la drástica reducción de la retribución a lignina que contempla el borrador de la nueva regulación provocará una fuerte desventaja competitiva de la industria española de la celulosa, que compra su madera a precios internacionales compitiendo con otros fabricantes de celulosa que sí son retribuidos en sus cogeneraciones, como es el caso de Portugal, Alemania o los países escandinavos, con lo que el sector forestal español corre el riesgo de perder su principal industria transformadora.
Un dato que pone claramente de manifiesto el problema que estamos a punto de crear, es el hecho de que los principales competidores europeos del sector de la celulosa gozan de una retribución a la cogeneración con lignina o licor negro superior a los 90 € por MWh. Aquí nos estamos planteando dejarla a precio del pool, que está entre 40 y 50 €/MWh.
La situación se ve agravada por el alto coste de la electricidad en España frente al resto de Europa, situación que hasta la fecha paliaban nuestras fábricas con la retribución de la cogeneración con licor negro, una industria que a pesar de tener una intensidad energética similar a las acerías eléctricas (500 kWh por tonelada), soporta unas tarifas eléctricas superiores en más de un 50%.
También parece que el borrador de la nueva regulación ignora el gran valor medioambiental de la lignina. Porque la lignina evita la importación de combustibles fósiles, en un país que tiene una dependencia exterior del 75% de su consumo energético, que contribuye, además, de forma decisiva, a la mitigación del cambio climático y a la reducción del riesgo de incendios forestales.
Necesitamos más industria —el auténtico motor de empleo de cualquier país— para salir realmente de la crisis que nos azota desde hace tantos años. Necesitamos crear empleo para que, de verdad, dejemos atrás el drama que padecen tantas personas en nuestro país. Más de 28.000 empleos dependen en España de una retribución justa a la cogeneración de energía con lignina, la mayor parte de ellos en zonas rurales donde el problema del desempleo de larga duración es más acuciante si cabe.
No me cansaré nunca de defender el tremendo potencial económico de nuestro monte. No echemos por tierra las posibilidades que tenemos de crear industria, de aprovechar nuestros recursos naturales de forma sostenible, en beneficio del medio ambiente, en beneficio del medio rural, en beneficio de todos, gracias al monte. No arruinemos una magnífica fuente de riqueza y empleo, precisamente en el momento en que se anuncia la salida de la crisis.