Especulación apalanada
Que no, que no son crisis ‘subprime’, que Lehman Brothers no ha quebrado porque haya concedido hipotecas para que John Smith, natural de Delaware, se compre una casa.
Eso es lo que hacen las cajas de ahorros españolas o los bancos, y lo hacen muy bien, y es un servicio público formidable. Lehman ha quebrado porque se dedicó a pedir financiación, es decir, dinero de otros, vía emisión de bonos o de partícipes de fondos propios o ajenos, a lo bestia, para financiar, no a individuales que quieren poseer su vivienda residencial sino a promotores que construyen cientos de viviendas. En definitiva, arriesgaban con dinero de los demás para ganar dinero rápido. Ahora no han ganado, sino perdido, por lo que no sólo han quebrado sino que han dejado sin pagar a sus prestamistas.
Si el promotor se hubiera dedicado a construir viviendas, el prestamista a cobrar sus préstamos sin especular con ellos, y a ser posibles con fondos propios, lo único que habría pasado es que algún morosos se hubiera quedado sin vivienda, algún promotor ganaría algo menos y algún banco tendría que provisionar algo de su cartera crediticia. Y nada más. No, lo que ocurre es que, de un producto financiero necesario para la economía, se ha hecho una burbuja que no era necesaria para la economía. Es decir, se ha incurrido en la especulación. Y mientras no detengamos la especulación, seguiremos en crisis permanente.
Pero ojo, es una especulación apalancada, es decir, con dinero de los demás. Lehman trabajaba con dinero ajeno y unos niveles de endeudamiento que ningún ama de casa aceptaría para su familia. Ahí es donde se ha estrellado, al igual que pudo estrellarse Merrill Lynch, Morgan Stanley, Goldman Sachs e incluso bancos universales pero muy especulativos, como el mismísimo City. Lo que ocurre es que el Gobierno USA ha decidido salvar a Merrill Lynch y no a Lehman por el único móvil de un Gobierno: perder votos. El efecto Merrill tiene 15.000 comerciales vendiendo acciones por las calles norteamericanas y a sus cientos de miles de clientes no les iba a hacer ninguna gracia. Por eso será Bank of América quien reflote Merrill... con dinero público, anualmente.
La operación típica de apalancamiento es el capital riesgo, que se rige por el único principio de que la suma de las partes vale más que el todo. Con dinero prestado o con emisiones de bonos (bonos basura) el fondo de capital riesgo, propiedad de bancos de inversión y aseguradoras, compran una empresa e inmediatamente hacen dos cosas: reducir personal y cambiar activos en propiedad por activos en alquiler y venderla por secciones. Al final, les da para pagar al prestamista y para ganar mucho dinero, amén de presumir de grandes gestores. En definitiva, son fondos apalancados que se dedican a destrozar empresas en nombre la eficiencia.
Especulación y, además, especulación apalancada, perpetrada con dinero de los demás. Esta es la razón de la crisis, y sólo saldremos de la esa crisis, más permanente que cíclica, cuando se lo pongamos difícil a los especuladores y cuando nos “desapalanquemos”. Ya saben, lo del castellano viejo: no deberle un duro a nadie y pagar con tu dinero.
Así que los bancos de inversión... que sigan quebrando.
Eulogio López
Hispanidad