WANTED: protagonistas en el 'caso gowex'. Sospechosos habituales: nueve claves para conocer mejor a los inversores cortos. Gregory Millman los analizó ya a mediados de los años 90 en un libro titulado La corona de los vándalos (The vandals' crown, aunque se tradujo al español como Especuladores internacionales. Los nuevos vándalos). Y más recientemente ha sido Michael Lewis, posiblemente el mejor relator de historias financieras del momento, quien los ha tratado a fondo en su obra La gran apuesta (The big short). Son los inversores cortos, también llamados bajistas. Para unos -la mayoría-, unos delincuentes. Para otros -la minoría-, unos héroes.
En las dos últimas semanas han acaparado buena parte de los focos en la bolsa española. No es para menos, tras el demoledor informe de Gotham City Research que ha acabado destapando el escándalo Gowex. Pero lo cierto es que suelen ser unos grandes desconocidos, y su presencia se mueve entre la realidad y la leyenda, la veracidad y la mentira. ¿Qué son? ¿Son buenos o malos? ¿Por qué existen? Las preguntas abundan. Por eso conviene conocer mejor a estos sospechosos habituales.
1. ¿Qué es una posición bajista o corta y por qué se llaman así?
Una forma de invertir en el mercado. La manera más habitual de hacerlo es comprar un activo -una acción, un bono...- esperando que su precio suba para venderlo con ganancias. Esta forma se conoce como posición larga o alcista, porque se invierte con la expectativa de un alza en el precio del activo. Pero también se puede invertir de la forma contraria; esto es, de forma corta o bajista. O lo que es lo mismo, con la pretensión de ganar con la caída del precio del activo. Se espera que baje, de ahí lo de bajista.
2. ¿Cómo se hace?
No existe una única fórmula, sino que hay varios caminos. La forma más accesible y convencional de ponerse corto es con derivados. Se compra una opción de venta -put- que otorga el derecho de vender en el futuro el activo en cuestión a un precio determinado -por ejemplo, 10 euros-. Si ese activo cae -por ejemplo, hasta los 7 euros-, pasado ese tiempo el inversor ejerce esa opción y habrá ganado la diferencia entre ambos precios -3 euros- menos la prima abonada por comprar esa opción.
A partir de ahí, el abanico se abre y se puede sofisticar cuanto se quiera... en el caso de los inversores institucionales. Una de esas formas de ponerse corto es mediante el préstamo de valores. ¿En qué consiste? En tomar prestadas unas acciones -u otro activo- temporalmente, pagando un interés por ello. Si creemos que esas acciones que cotizan a 10 euros están caras y van a bajar, las tomamos prestadas, las vendemos inmediatamente -a esos 10 euros- y esperamos a que caigan. Si bajan a los 7 euros mencionados, las recompramos a este precio y se las devolvemos a su titular. Las ganancias serían esos 3 euros de diferencia menos el interés pagado al titular por habernos alquilado esas acciones temporalmente.
Aunque el préstamo de valores acapara siempre mucha atención, no conviene cegarse. Ni todo el préstamo de valores es parar ponerse corto en un valor ni todos los cortos usan el préstamo de valores para abrir una posición bajista.
4. ¿Corren riesgos los bajistas o ganan siempre?
Sí, corren riesgos y no ganan siempre. Pierden cuando el activo en el que han invertido, en vez de bajar, sube. Además, hay que tener presente otra cuestión. Por abrir una posición bajista y mantenerla abierta, ese inversor debe pagar. Es decir, cada día que sigue abierta implica un coste, consistente en la comisión, interés o prima estipulado en el momento de apertura de esa posición. Por tanto, aunque al final de salga con la suya si ese activo cae, a esa ganancia le restará esos costes. Y si se equivoca y ese activo sube, a las pérdidas que le provoca esa subida les sumará esos costes, con lo que los números rojos serán mayores.
Es más, puede ocurrir que si el bajista o corto acierta con la tendencia -el valor cae-, pero no con el timing -cuándo se produce esa caída-, el coste de haber tenido mucho tiempo abierta esa posición puede reducir al máximo o incluso anular las ganancias derivadas por haber acertado que ese activo iba a bajar. En resumen, ponerse corto o bajista conlleva el riesgo de que su posición sea barrida por un comportamiento alcista de ese activo y unos costes mayores que ponerse largo o alcista.http://www.elconfidencial.com/mercados/inversion/2014-07-13/sospechosos-habituales-nueve-claves-para-conocer-mejor-a-los-inversores-cortos_156049/