Así cayó Abengoa y así son los 20 millones del despido de sus jefes
La líder internacional de energía solar Abengoa empezó su triste insolación final el pasado 31 de julio, cuando anunció que su previsión de cash flow se recortaba a la mitad y que necesitaba ampliar capital en 650 millones. ¿Cómo? ¡Pero si había ordenado al estadounidense Citi una colocación de autocartera entre inversores internacionales apenas semanas antes sin avisar de nada de eso! El pinchazo en Brasil tenía la culpa, dijeron, y el entonces presidente, Felipe Benjumea, había decidido coger el toro por los cuernos y anunciar tamaña ampliación sin tenerla amarrada. Tantas veces había saltado al ruedo sin apenas capote desde que se inició la crisis que el sevillano había perdido el miedo a una posible cornada.Casi dos meses después, tras lamentable pérdida de tiempo, un grupo de bancos acreedores encabezado por el Santander aceptaron asegurar la ampliación de capital, pero con varias condiciones. Entre ellas, la salida de Felipe Benjumea, que éste tuvo que aceptar. El banco cántabro barajó sorprendentemente como alternativa a Javier Monzón, el fundador de Indra ahora defenestrado en ese grupo tecnológico por presuntas irregularidades. Al final se nombró a José Domínguez y los bancos empezaron a buscar un inversor. Se ofreció una de las primeras fortunas de España, el hasta ahora respetado jefe de Gonvarri, Francisco Riberas, que ha defraudado a la banca internacional. "Ha sido asombroso, Riberas nos convocaba a reuniones sin papeles y pidiendo que pusiéramos mucho más que él para solucionar la crisis. Nunca negoció en serio", protestan en una de las entidades extranjeras implicadas. Riberas puede alegar con fundamento que la banca se ha lucido también, porque al final no ponía ni siquiera el dinero que se había comprometido a aportar. El caso es que el pasado día 25 llegó el día tope fijado por los Benjumea para que hubiera una solución y, al fallar la opción de Riberas, se reunió de urgencia el consejo de administración de Abengoa. Solución: cortar el mamoneo. La empresa entra en preconcurso de acreedores para protegerse. Quita a los bancos la preeminencia en el cobro de la deuda dando prioridad a empleados y proveedores y les fuerza a negociar de forma transparente y en igualdad de condiciones. Abengoa gana así unos meses, pero su situación de liquidez es dramática y, visto lo visto, con escasas posibilidades de que entre algún inversor, por lo que su rescate está en la mesa del Estado.Los ministros Luis de Guindos y José Manuel Soria no quieren ayudar a Abengoa con dinero público a través de los atrapados Bankia e Instituto de Crédito Oficial, mientras no se esclarezcan las cuentas. Lógico y coincide que los Benjumea no son precisamente los empresarios preferidos del Gobierno. Por un lado, en el Ejecutivo sospechan que financian a Ciudadanos, la fuerza política más rival en su caladero de votos, y les atribuyen estrecha relación histórica con el PSOE andaluz. Además, Soria se indignó en junio de 2013 cuando Abengoa usó una filial en Luxemburgo, CSP Equity Investment Sarl, para denunciar al Estado ante el tribunal internacional de arbitraje por atropellar la política de subvenciones de Zapatero a las renovables. Ambos ministros no mantienen además buena relación personal con el ex secretario de Estado del PP, Ricardo Martínez Rico, consejero de Abengoa desde 2011 y que preside además Equipo Económico, la empresa que fundó Cristóbal Montoro en la pasada década. Equipo Económico ha facturado 252.000 euros en los nueve primeros meses de este año a Abengoa en concepto de consultoría y es improbable que Guindos y Soria acepten inyecciones o quitas de Bankia o ICO en esta situación. En Equipo Económico niegan gestiones ante el Gobierno para que rescate a Abengoa y afirman que Martínez Rico, aunque no comete ilegalidad alguna, está dispuesto a dejar el grupo andaluz.Lo que más daño hace a la vista en esta empresa de 24.000 empleados es lo que aparece en la página 50 de su último informe trimestral. Benjumea se lleva 11,4 millones al dejar la presidencia, y se autofirma un contrato personal para seguir como asesor por ¡otro millón! hasta diciembre de 2016. En cuanto a su lugarteniente estos años hasta su extraña renuncia definitiva en julio, Manuel Sánchez, se le han concedido 4,48 millones y derecho a un bonus adicional de otros 3,3. Benjumea puede alegar que ha dedicado su vida a la empresa fundada por su padre y Sánchez aseguró que se iba por recomendación médica dado que se estaba jugando la salud. Pero ambos tienen que comprender que su indemnización quema ahora más que el sol que con tanto talento, pero temerario endeudamiento, ha sabido aprovechar la ingeniería de Abengoa, emblema industrial español en lo bueno y en lo malo.http://www.elmundo.es/economia/2015/11/29/56589da2e2704e49128b457a.html