En un contexto en el que el grueso de las autoridades internacionales aboga por una mayor regulación en el mercado de las criptomonedas, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea propone que los bancos se enfrenten a requisitos de capital más estrictos en la operativa con bitcoin y otros criptoactivos. Algunos analistas y fuentes del sector advierten de que esto desincentivará la negociación de criptodivisas en las entidades.
El regulador bancario mundial ha decidido lanzar una consulta pública inicial a los bancos para que hagan sus propuestas sobre cómo deben tratar su exposición a los criptoactivos. Los bancos podrán entregar sus comentarios sobre estas líneas maestras hasta el 10 de septiembre.
El Comité de Basilea ha justificado su propuesta en la existencia de riesgos de crédito, de liquidez, de mercado y operativos, así como la posibilidad de fraude, financiación del terrorismo o blanqueo de capitales. También las fuertes oscilaciones de los precios, que podrían dar lugar a impagos.
El organismo propone dividir en dos grupos a los activos digitales, situando al bitcoin y otras criptodivisas en el de mayor riesgo, ya que considera que deben estar sujetas a un "nuevo tratamiento prudencial conservador". En base a esto, cualquier activo de este grupo que se tenga en cartera recibirá una ponderación por riesgo del 1.250%, la más elevada que contempla Basilea, empleada habitualmente para activos titulizados dudosos. En la práctica, esto significa que un banco necesitaría un dólar de capital por cada dólar de bitcoin, todo ello sobre la base de un requisito de capital mínimo del 8%.
"Una exposición de 100 dólares daría lugar a unos activos ponderados por riesgo de 1.250 dólares, que multiplicados por el requisito de capital mínimo del 8% da como resultado un requisito de capital mínimo de 100 dólares (es decir, el mismo valor de la exposición original, ya que 12,5 es recíproco de 0,08)", recoge el texto.
Este criterio también se aplicaría a los activos creados para la financiación descentralizada (DeFi) y a los tokens no fungibles (NFT), mientras que las posibles monedas digitales de los bancos centrales quedan fuera del ámbito de la consulta, aclara el escrito. Activos como las stablecoins o los tokens ligados a acciones, bonos, materias primas y dinero en efectivo, encajarían en la categoría menos estricta, según el comité. Estos criptoactivos podrían ser elegibles para incluirse en el marco prudencial actual de Basilea con unas modificaciones mínimas.